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Hepatitis virales, enfermedades que causan 1.4 millones de muertes anuales en el mundo

Los cinco tipos de virus de las hepatitis virales son un problema de salud pública porque representan la séptima causa de morbimortalidad en el mundo, por encima del VIH – SIDA y tuberculosis. A pesar de que las vacunas disponibles para prevenir las hepatitis A y B, y los antivirales de acción directa para tratar el tipo C, estas infecciones cobran por lo menos 1,4 millones de muertes al año. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 90% de los casos de infección están asociados con los virus de la hepatitis B, C y D, que en la etapa más avanzada producen cirrosis y cáncer hepático. 

Mientras que el tipo A, que se transmite por presencia de partículas virales en cuencas hídricas y en alimentos y por contacto persona a persona, ha disminuido por las acciones sanitarias, la potabilización del agua y la inclusión de la vacuna en el Programa Ampliado de Inmunización (PAI). 
En Colombia se registran por lo menos 2 mil casos de hepatitis B en el año y 300 de hepatitis C; no obstante, en un periodo de 10 años, los números de casos  de hepatitis A disminuyeron de 9 mil a solo mil casos reportados al año. 

 

 Según el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública, Sivigila,   Antioquia es uno   de los departamentos que más casos de   infecciones reporta, no porque haya más   pacientes con la   enfermedad, sino porque existe disposición desde las entidades de   salud para notificar los casos.

 Por la endemicidad de esta enfermedad, la OMS instó a los   gobiernos para crear   planes y programas para eliminar las   hepatitis, razón por la cual surgió el Plan   Nacional de Control de   las Hepatitis Virales del Ministerio de Salud y Protección   Social,   que busca sensibilizar, fomentar alianzas, movilizar recursos;   gestionar   políticas basadas en evidencia científica y datos para la   acción y prevención de la   transmisión, detección, atención y   tratamiento de la enfermedad.

 María Cristina Navas, profesora titular del departamento de   Microbiología y   Parasitología y coordinadora del grupo de   investigación de Gastrohepatología, señaló que “en 2010 la   Asamblea Mundial de Salud fijó en la agenda oficial el control y   eliminación de la hepatitis, por eso la OMS invitó a los países   miembros para trabajar en la implementación y desarrollo de los sistema de vigilancia epidemiológica de hepatitis virales porque la meta es el control y la eliminación de los cinco tipos de hepatitis viral, en el mundo a 2030”.

El Ministerio de Salud y Protección Social incluyó en el convenio 310 de 2013, acordado con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la adaptación y validación del plan regional de hepatitis a las necesidades del país, como complemento de las estrategias que el gobierno disponía: vacunas contra la hepatitis A y B, la vigilancia epidemiológica de las hepatitis A, B, C y coinfección B-Delta; la inclusión de pruebas diagnósticas y tratamiento de las hepatitis en el Plan Obligatorio de Salud y el desarrollo de más proyectos de investigación.

Hepatitis E, el virus sin diagnóstico en Colombia

 

 El virus de la hepatitis E (VHE) se transmite por el consumo de   agua contaminada con este virus, por ingerir hígado de cerdo mal   cocido, o por el contacto directo con materia fecal de este animal o   de humanos, que también presentan las partículas víricas. 

 El VHE fue encontrado por primera vez en Colombia en 2009   cuando el grupo de Gastrohepatología de la Facultad de Medicina   de la UdeA estudió una serie de pacientes con hepatitis viral aguda   en cinco centros de salud de Medellín.

 De 167 muestras estudiadas hubo 6 muestras positivas para el   anti-  VHE, y 14 positivas para el Anti-VHE IgG con evidencia de   infección en el genotipo 3, el cual estaría asociado por agentes   contaminantes presentes en el ganado porcino. 

 De igual forma, el grupo evaluó muestras de abastecimiento de las   palntas de potabilización y tratamiento de aguas residuales de los   municipios que más casos presentan de hepatitis A, en las nueve   subregiones de Antioquia. Como resultado, evidenciaron que   donde  hay más actividad porcina, hay hallazgos de partículas del   virus de la hepatitis E, explícitamente en fuentes de agua cruda o sin potabilizar y en agua residual. 

De acuerdo con la OMS, cada año se infectan 20 millones de individuos por este virus, de los cuales, tres millones de personas desarrollan hepatitis aguda; no obstante, más de 56 mil mueren por problemas relacionados con la enfermedad.

Por estas  estadísticas y evidencias apoyadas en diversos estudios, los investigadores sugieren la necesidad de incluir la infección por el virus de la hepatitis E en los diagnósticos del sistema de salud colombiano, pues hasta la fecha no hay forma de establecer patrones endémicos en el país, y por ende, es complejo su análisis fuera de los laboratorios de investigación. 

“Las acciones de prevención de las hepatitis virales, especialmente de la hepatitis A y E, dependen en gran medida del trabajo intersectorial para asegurar el acceso al agua potable, manipulación adecuada de animales y alimentos y disposición de residuos, entre otras”, afirma el documento base del Plan Nacional de Control de las Hepatitis.

El desafío de los tipos B y C

 

 Por lo menos el 90 por ciento de los casos fatales en el mundo   están asociados a la hepatitis B, B- delta, y C, ya que la mayoría   de los pacientes crónicos son asintomáticos y solo acudan ante un   profesional de la salud cuando tienen cirrosis o cáncer hepático. 

 De acuerdo con la profesora Navas, son pocas las acciones de   sensibilización y educación que se han realizado al respecto,   partiendo de que las pruebas diagnósticas de la infección están   incluidas en POS y, de por sí, los pacientes tienen derecho a   solicitarlas en caso de sospecha. 

 Se estima que en el mundo hay 2 mil millones de personas   infectadas con el virus de hepatitis B y cerca de 240 millones   presentan una infección hepática crónica con riesgo de morir por   cirrosis o carcinoma hepatocelular. Para esta clase, el tratamiento   implica la prescripción de antivirales de por vida para su control, y   de igual forma, el Programa Ampliado de Inmunización (PAI)   dispone desde 1992 la vacuna para toda la población, que se   administra en las primeras 24 horas de vida del recién nacido. 

 Por otra parte, la hepatitis C tiene un 95 por ciento de probabilidad de cura con antivíricos de acción directa cuando el paciente es diagnosticado en las primeras etapas de la infección crónica. Sin embargo, en 2015 solo el 7 por ciento de los 71 millones de pacientes tenían acceso al tratamiento; esta situación ha prendido las alarmas en el mundo por el alto costo de los fármacos, razón por la cual, la OMS trabaja en conjunto con los gobiernos para garantizar los medicamentos y que estén a un precio asequible.

Retos frente a la hepatitis

 

 Entre los retos de la OMS / OPS se encuentra todo un trabajo   educativo para combatir el tipo B, que sus principales agentes de   riesgos son las  relaciones sexuales de riesgo y el contacto con   sangre y fluidos contaminados. 

 Mientras que el tipo C, que se transmite por el contacto con sangre   infectada, implica un arduo esfuerzo gubernamental y social para   prevenir la reutilización de jeringas en espacios hospitalarios y   entre consumidores de estupefacientes inyectables.

 La docente María Cristina Navas explicó que las acciones para   eliminar las hepatitis víricas deben ir ligadas con las acciones   gubernamentales, como la inversión en plantas de potabilización y   tratamiento de agua para el consumo humano y residual; cuidado y   gestión de las riveras de las fuentes hídricas; control de criaderos y   plantas de beneficio porcino; reducción de los costos de antivirales   para los tratamientos terapéuticos, acceso a pruebas diagnósticas   incluidas en el POS; y ante todo, campañas de educación y   sensibilización de la población porque en cierta medida se pueden   prevenir los contagios por los cinco tipos de hepatitis. 

 

Hepatitis Delta - B

 

 El virus de la hepatitis D o delta solamente infecta a quien haya   contraído con anterioridad hepatitis B, por tal razón es considerado   un virus defectuoso pero más grave. 

 Se produce por contacto con personas infectadas, especialmente   vía transmisión sexual. En Colombia las zonas donde hay más   prevalencia de personas infectadas con este virus es en la región   de la Amazonía, Orinoquía, Urabá antioqueño y hacia Riosucio,   Chocó. 

 La vacuna contra el virus del tipo B, que se aplica a neonatos   durante las primeras 24 horas de nacido, también es efectiva   contra este virus, sin embargo, no hay tratamientos antivíricos para   tratar a pacientes crónicos, quienes están en alto riesgo de   desarrollar una cirrosis y un carcinoma hepatocelular. 

 

 

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