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Reinventando la Educación Médica en la era de la Covid19 - Gustavo Quintero Hernández

 Reinventando la Educación Médica en la Era de la Covid-19

 

Bogotá, noviembre 5 de 2020

Este texto corresponde a la Conferencia Inaugural del Encuentro Reinventando la Educación Médica en la era de la Covid-19, convocado por la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina – ASCOFAME.

 

Por: Gustavo Quintero Hernández.

Decano

Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud

Universidad del Rosario

Presidente Junta Directiva

Asociación Colombiana de Facultades de Medicina-ASCOFAME

La Covid-19 lo ha trastornado todo, pero nosotros vemos esta crisis más bien como un principio transformador acelerado que lleva a reinventar la forma como se enseña y se aprende la educación médica en el mundo y particularmente en nuestro país. Debo decir que mucho de lo que estamos haciendo hoy en día, en principio de forma apresurada, estaba planteado para hacerlo de manera gradual. Pero bienvenido el cambio inusitado y la adaptación al mismo.

Yo he resumido en cinco categorías las lecciones aprendidas de esta crisis sanitaria y he encontrado 45 acciones que debemos tener en cuenta para el desarrollo de la educación médica en nuestro entorno.

En primer lugar, diría yo, están las lecciones trascendentes, que estaban mas allá de nuestro limites imaginar que se nos presentarían de repente.

Tal vez la más importante de todas es la necesidad de redefinir el concepto de salud que no es un estado sino un proceso social, cultural e histórico dentro del cual está subsumido lo biológico y lo psicológico y sobre el cual veníamos llamando la atención reiterativamente desde el año 2017. La crisis nos presentó un falso dilema entre salud y economía y nos dejó una enseñanza en el sentido de que ambas son importantes porque hacen parte del estado de bienestar que debemos procurar. En consecuencia, nuestros currículos deben estar fundamentados sobre esa nueva conceptualización desbiologizada de la salud. Primer cambio por seguir.

Por demás, la crisis también nos demostró la necesidad de democratizar la educación porque hoy en día lo que existe es una globalización de las audiencias y podemos tomar clases acá y desde cualquier lugar del mundo. De hecho, en los primeros días de la crisis sanitaria, nos unimos todas las facultades de medicina del país para poner a disposición de todos los estudiantes los cursos propios sin ninguna reserva y fuimos capaces de demostrarnos que la democratización de la educación es posible y llegó para quedarse.

La virtualización o el acceso remoto nos dejó entender que la conectividad es un derecho, si se quiere fundamental, porque las inequidades que genera el acceso a conexiones de banda no son tolerables en la situación actual y futura de la educación.

También nos demostró la crisis las falencias del sistema de salud y como estas puede verse superadas si se le presta la debida atención y se le otorgan los recursos necesarios para prestar un buen servicio.

La importancia del manejo de la incertidumbre es, por otra parte, inobjetable. Al principio de la crisis nuestros estudiantes y profesionales jóvenes no sabían como manejar la incertidumbre y será necesario ponerle atención a este aspecto en el plano pedagógico y educacional.

La ética del cuidado ha sido prevalentemente necesaria para superar esta situación y lo seguirá siendo en el futuro inmediato y entonces, la universidad debe regresar a su fundamentación para rescatar la razón de ser de la misma cual es la de formar ciudadanía.

Y que decir de la importancia de la salud pública. Necesitamos salir a rescatarla y a formar a nuestros estudiantes en ella y mas ahora que nuestra profesión se ha demostrado como una esencial por encima de todas las demás que fungían como importantes.

Todos estos cambios trascendentales no pueden dejar de lado el humanismo necesario en la formación médica, ni poner como obstáculo para su desarrollo lo digital. Es necesario introducir el humanismo digital en nuestra manera de enseñar y de aprender la medicina.

Pero hay también unas lecciones emergentes, que nacen y salen de esta crisis. Las dos primeras llegaron para quedarse: la presencialidad asistida por acceso remoto y la virtualidad pedagógicamente estructurada que serán objeto de presentaciones en este evento por autoridades en la materia, entre otros temas. Es indudable que nos estamos moviendo hacia una universidad como plataforma y oponernos a esa realidad es perder el principio de oportunidad y dejar el espacio de competitividad para el mercado externo e internacional.

La experiencia con el uso de software especializado para los aprendizajes en la práctica clínica y en los laboratorios tales como el IHuman, o el HMx, entre otros tantos, y de los cuales también oirán de primera mano en este encuentro, son herramientas valiosísimas para esta nueva normalidad.

Ahora, debemos acertar en como manejar el distanciamiento físico imprescindible en esta época en una profesión donde el acercamiento es tan importante. Pero habrá forma de lograrlo porque el humanismo tiene muchas soluciones para todos los problemas.

De la misma manera hemos aprendido una nueva urbanidad para las interacciones digitales que hay que mantener y de las cuales nos hablarán en este evento.

La virtualidad nos ha permitido también facilitar el manejo de las susceptibilidades por comorbilidades de nuestros profesores y estudiantes de una manera acertada y hemos descubierto la importancia del trabajo en casa y del diseño de unas reglas para su manejo eficiente. De la misma manera que hemos logrado implementar la telemedicina y sus diversas formas, entre ellas, la tele consulta, como una herramienta valiosísima para el contacto mas permanente inclusive con nuestros pacientes. La omnicanalidad que tanto anhelábamos se ha hecho realidad de diferentes maneras.

Y todo esto viene a emerger en un momento en el cual la educación superior en Colombia mostraba una clara tendencia a la caída de la demanda y muchas preocupaciones por el nivel del valor de las matrículas, tendencia que seguramente será mas evidente en los años porvenir. Algo hay que hacer aquí con estos temas.

Pero ha habido también lecciones académicas. Como por ejemplo la importancia de la prevención y la promoción para el sistema de salud. En un sistema de salud donde pareciera que es mas productivo, y seguramente lo es financieramente, mantenernos enfermos que sanos, la prevención y la promoción, llámese intervenciones no farmacológicas contra la Covid-19 fue al principio, lo ha sido y lo será siendo, la única arma efectiva para combatir esta enfermedad por muchos años mientras no dispongamos de un tratamiento o de una vacuna. Si alguien tenia alguna duda sobre a necesidad de virar hacia la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, ésta ha quedado despejada en esta crisis.

Y eso requiere que eduquemos en diferentes escenarios de práctica; hay que deshospitalizar la formación del médico y exponer a nuestros estudiantes a diferentes escenarios tales como el domiciliario, el comunitario, o el escolar, donde se hace la verdadera P&P.

El modelo pedagógico necesario para enseñar y aprender medicina cambió. Aprendimos muy rápidamente que enseñar remotamente o con ayudas digitales no era transmitir una clase por zoom. Eso fue al principio útil pero ya no lo es. Es necesario introducirle pedagogía a la virtualidad y para ellos un ejemplo claro ha sido la utilización, por fin, de métodos como el del aula invertida o flipped classroom.

Y toda esta revolución educativa requiere que por fin seamos flexibles con el currículo, ingeniosos en su diseño, para favorecer diferentes opciones de salida que conduzcan al titulo de médico y otros en concomitancia e implica un trabajo enorme pendiente con los profesores para favorecer el cambio.

Las certificaciones o insignias digitales son necesarias para contribuir a la formación por demanda del estudiante. La educación actual requiere de esas facilidades. Yo bien puedo ir coleccionando certificados que al final del día me sean útiles como homologaciones para completar otro tipo de estudios. Cuidado que ya los ofrecen en el exterior y, superada la barrera idiomática, será, con seguridad, oferta visible de otras universidades del mundo en nuestro medio en una nueva forma de internacionalización sin fronteras ni desplazamientos.

Y hay que perderle el miedo a la evaluación online. A estar defendiéndonos de la trampa que se suscita cuando uno cree que puede evaluar online con metodologías de evaluación presencial. Lo que hay que entender es que no es lo mismo, y lo que hay que cambiar es la forma de evaluación sin sacrificar lo online. Ya veremos también en este encuentro como manejar este tema.

Y otro aprendizaje final, en estas lecciones académicas tiene que ver con la investigación. Durante esta crisis pudimos investigar colaborativamente nacional e internacionalmente buscando la solución a un problema que nos agobia y que estará con nosotros por mucho tiempo. Hicimos posible y real la ciencia abierta, buscando impactos reales en el individuo y en la sociedad mas allá de los rankings que parece ser la única razón de hacer ciencia. ¿Será, me pregunto yo, el momento de cambiar ese enfoque de la investigación por los rankings?

La crisis, también nos ha dejado lecciones de política pública. El MEN tendrá que despejar los limites de lo virtual y lo presencial y tenerlos en cuenta para el registro calificado y la acreditación de nuestros programas; esos límites ya no son reales. En consecuencia, las salas y los consejeros de los entes acreditadores deben tener expertos en virtualidad. Hay que flexibilizar las políticas del MEN y dejarle espacio a la academia para la autorregulación; esta crisis ha demostrado que somos ingeniosos y responsables para introducir cambios y adaptarnos a una nueva realidad sin la sobrerregulación del Estado; eso no lo podemos perder.

¿Deberán seguir siendo tan largos los pregrados en medicina o se pueden acortar? ¿Es posible la flexibilización de los currículos o debemos seguir siendo estáticos y anclados en el siglo pasado? Tenemos que abrir la mente al mundo de oportunidades que hay afuera que nos marcaran el destino de desaparecer o permaneceré, así de simple. No tenerles miedo a los cambios sino mas bien a la inamovilidad.

Es necesario educar intra e interprofesionalmente. Esta crisis nos dejo claro que el médico solo no es útil porque en una profesión incierta como lo es la medicina, el resultado depende de la colaboración con otras profesiones. El curso que hicimos sobre manejo interdisciplinario de la Covid-19 en UCI, y en el cual tuvimos cerca de 50 mil alumnos nos demostró la avidez de formación en trabajo interdisciplinar de las profesiones de la salud.

Y también de los aprendizajes transformativos, esos que forman agentes de cambio, y mal llamados habilidades blandas que son mas bien un imperativo ético en la formación del médico. Esta crisis nos demostró que no estamos formando bien en liderazgo, trabajo en equipo, comunicación asertiva, respeto por la diversidad, profesionalismo basado en valores y principios tales como el altruismo, el manejo de la incertidumbre y el aprender a aprender; las sietes virtudes de la educación médica del siglo XXI; los aprendizajes que transforman la sociedad.

También nos desnudó la importancia del médico general y de la medicina familiar. En países donde la medicina está fundamentada en estos dos pilares, la crisis se manejó mas adecuadamente que en los nuestros donde privilegiamos la ruta hacia las especialidades. Una vez mas la focalización de la formación en estas dos vías se hicieron notoriamente indispensables para el sistema de salud.

Y finalmente, unas lecciones en lo esperable, es decir, en lo que se puede esperar de todo lo anterior. Muchas IES han quedado mortalmente heridas. La educación superior no va a desaparecer, la universidad milenaria no va a desaparecer. Posiblemente se va a transformar, pero no va a desaparecer y en consecuencia es necesario su supervivencia financiera.

Continuar el debate sobre la gratuidad de la educación superior es necesario; seguir insistiendo sobre la liberación de cupos para los programas, tener en cuenta la importancia de los egresados en el apoyo a los procesos formativos y de empleabilidad como continuo de la educación médica, Poder transmitirles a los profesores la realidad que nos abruma del fin de las fronteras para su movilidad, repensar si la matricula puede instaurarse por mensualidades en una realidad de necesidades de apoyo, entre otros, para que no caiga  la matriculación y la deserción en este nivel de formación que es tan costosa para un país.

Y no menos importante, la necesidad de entender que solos somos menos y que juntos somos mas. El abrir espacios de co-creación de programas entre nosotros es fundamental para no duplicar esfuerzos innecesariamente.

ASCOFAME ha venido promoviendo muchos de estos cambios en los últimos cinco años; algunos nos han tocado implementarlos sobre la marcha, pero es indispensable movernos en la dirección correcta y tomar todas estas lecciones aprendidas de la crisis para reinventar la educación médica colombiana como lo hemos hecho tantas otras veces en diferentes periodos de la historia en los últimos 61 años.

Lo que si no nos puede pasar es que todos estos aprendizajes no sirvan para nada y que queramos regresar al pasado.

Gracias por estar aquí. Este encuentro profundizará en todos estos aspectos y tiene como fin que entre todos podamos reinventar la educación médica en la era de la Covid-19 que no he querido, a propósito, llamar pandemia sino crisis porque de una pandemia es poco lo que queda, pero de una crisis es mucho lo que se puede lograr.

Muchas gracias.

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