Destacados

La mimesis, un concepto arraigado en la filosofía y el arte griego, sigue siendo un desafío inspirador en el mundo del arte contemporáneo. Su esencia radica en la habilidad de replicar la realidad a través de estrategias que no solo representan la vida, sino que también provocan reflexiones audaces que nos confrontan con la incertidumbre de lo que debería o no ser. La mimesis es una búsqueda constante por plasmar lo tangible en lo intangible, lo efímero en lo eterno.

En la contemporaneidad, el arte sigue siendo un medio poderoso para reflejar la realidad y sus múltiples facetas, y la artista Ana María Velásquez ha llevado esta poderosa manera de hacer a nuevas alturas con la exposición "T R E C E/ Lecciones de Vuelo en Tierra". Ana María, hasta el momento, ha creado una serie de doce gallinazos, o buitres negros, con materiales de desecho de la vida cotidiana que replican estos especímenes con tal perfección que desafían los límites entre el artificio y naturaleza. 

En esta ocasión, y ocupando el espacio de la colección de Ciencias Naturales de nuestro Museo Universitario, se ha lanzado nuevamente al vacío del arte para crear el espécimen número trece, el mismo que le da nombre a este espacio de reflexión en acción y que a su vez es tributo a su compañero de viaje, un volador de ala delta que casual o causalmente ocupó este lugar en el campeonato mundial 2023 de este arte que busca equiparar el cuerpo limitado de los hombres al de las aparentemente ingrávidas aves.

La exposición "T R E C E" representa un impresionante viaje artístico que abraza la mimesis griega, donde Ana María se sumerge en la exploración de la vida y el arte a través de la creación de estos gallinazos. Cada una de las doce esculturas anteriores se desarrolla desde su interior hasta su exterior, siguiendo un proceso meticuloso y minucioso. La estructura ósea de estas aves es moldeada con alambre, papel y plástico reciclado, lo que da lugar a un esqueleto realista que se asemeja sorprendentemente a la anatomía de los buitres negros. A medida que avanzamos en la exposición, nos adentramos en la creación de estas criaturas únicas.

El proceso continúa con la construcción de un tejido muscular, utilizando empaques de alimentos reciclados que conforman las capas de músculos. Ana María no escatima en detalles; cada músculo, cada pliegue, es una manifestación de su profundo compromiso con la perfección y su afán por entender el porqué de las cosas. A medida que los gallinazos cobran vida en su taller, su parecido con los buitres negros se vuelve aún más impresionante.

El último paso en esta increíble odisea artística es la aplicación de plumas de plástico. El ojo entrenado apenas puede distinguir entre las plumas naturales y las plumas de plástico, lo que crea un efecto trampantojo. La meticulosidad y el compromiso de Ana Velásquez con la mimesis son evidentes en cada detalle, en cada textura, en cada matiz. Los espectadores quedan asombrados por la capacidad de la artista para imitar la belleza y la complejidad de la naturaleza.

Esta exposición es un viaje emocional a través de los estados mentales y emocionales que Ana María ha experimentado durante la creación de estas obras de arte. El título de la exposición, "T R E C E", alude al número de gallinazos y, al mismo tiempo, simboliza el proceso de construcción de una obra de arte. Así, trece se convierte en el individuo en construcción, en un camino que se asemeja al vuelo.

La analogía entre el vuelo y la creación artística se hace evidente a lo largo de la exposición. Volar es un acto de libertad y creatividad, una metáfora de la capacidad humana para superar los límites de la gravedad y alcanzar alturas impensables. Aquí, la artista demuestra que el arte es una forma de vuelo del espíritu humano, una manifestación de la creatividad que nos permite elevarnos por encima de las limitaciones de la vida cotidiana.

Además, la exposición rinde homenaje a un hombre que ha inspirado a Ana María a lo largo de su proceso, él es su amigo y compañero de viaje Daniel Vélez, quien ocupó el decimotercer puesto en el último campeonato mundial de vuelo en Ala Delta, un deporte que encarna la esencia del vuelo y la libertad. Su influencia en la vida de la artista es evidente en cada obra de esta serie que ahora llega al número trece. El vuelo en Ala Delta, con su gracia y valentía, se refleja en la forma en que Ana aborda su quehacer. Es un testimonio de cómo las pasiones y las inspiraciones de la vida real pueden dar forma a la creatividad de un artista.

En conclusión, "T R E C E/ Lecciones de Vuelo en Tierra" es una celebración de la naturaleza y su poder creador, donde la vida y la muerte cifrada en el poder de este fascinante animal se recrean íntimamente en un bucle que recuerda la futilidad de la existencia. Ana María ha demostrado que la imitación de la naturaleza a través del arte es una búsqueda eterna que puede dar lugar a obras que desafían la percepción de la realidad. A través de sus gallinazos, nos lleva en un viaje artístico que explora la conexión entre el vuelo y la creatividad. La exposición es un tributo a la belleza y la complejidad de la naturaleza, así como a la influencia transformadora de las pasiones personales. Ana María nos invita a mirar más allá de lo evidente y a experimentar la sensación de vuelo en tierra firme, capacidad que tenemos los humanos de ir a donde queramos y cuando queramos aun sin necesidad de desplazarse, incluso a visitar, porque no, la muerte misma. 

Oscar Roldán-Alzate