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Opinión

Zarandear la paz

22/03/2019
Por: Adrián Restrepo Parra, profesor Instituto de Estudios Políticos, UdeA

« ... algunos sectores opositores al Acuerdo de paz han pasado del zarandeo a la típica acción de los chicos citadinos que quieren bajar los frutos del árbol a punta de piedra. Entre esos chicos citadinos destaca el Fiscal General de la Nación ...»

Los campesinos saben que una de las mejores maneras para agarrar los frutos maduros de un árbol consiste en tener una vara larga con una media luna o un garfio amarrado en uno de los extremos para bajar, una a una, las frutas consideradas aptas para el consumo.

Hacerlo de esta manera evita mayores esfuerzos al campesino como tener que montarse al árbol y tomar con la mano las frutas.

Pero el motivo de fondo para intentar recolectar los frutos con la vara y de manera selectiva es que evita el maltrato del árbol frutal porque así éste no tiene que soportar el peso de las personas que podrían llegar a quebrar sus ramas y también evita perder los frutos verdes, por tanto, la técnica de la vara asegura a los campesinos los beneficios de tener periódicamente cosecha.

Los campesinos también saben que hay otras formas de recolectar los frutos. Una de ellas es el zarandeo, agarrar el árbol frutal y moverlo con violencia hasta cuando empiecen a caer las frutas, como hacen los osos.

Y si bien las primeras frutas en caer son las más maduras, estas caen acompañadas por las verdes. Y de ser el zarandeo en extremo violento seguramente habrá riesgo de desestabilizar todo el árbol al punto de tumbarlo.

El naciente árbol de la paz en Colombia es presa del zarandeo y muy poco de la vara. De hecho, resulta desproporcionado, como lo saben los campesinos, zarandear un árbol que apenas está pelechando.

Tal vez, por lo mismo, algunos sectores opositores al Acuerdo de paz han pasado del zarandeo a la típica acción de los chicos citadinos que quieren bajar los frutos del árbol a punta de piedra. Entre esos chicos citaditos destaca el Fiscal General de la Nación.

El Fiscal, en columna del 5 de marzo en el periódico el Tiempo, se auto proclamó defensor del Acuerdo de paz, pero no sólo eso, también se adjudicó la membresía de hacer parte de los amigos del proceso de paz.

Según el Fiscal, él es uno de esos amigos que no “soslayan con pasión las respuestas” a preguntas críticas sobre el proceso de paz, por el contrario, él es de esos amigos que “advierten sinceramente los problemas”.

La cuestión es que el estilo del Fiscal es típico del zarandeo. Por ejemplo, la mencionada columna del Fiscal apareció un par de días después de la captura del fiscal Carlos Bermeo de la JEP.

Captura que fue publicitada por los investigadores del caso y distintos medios de comunicación como una parte más del expediente Santrich, porque, supuestamente, el fiscal corrupto tenía la capacidad de incidir en el caso del excombatiente.

Durante el escándalo, la Fiscalía no desautorizó esta versión, sólo después el Fiscal “amigo” del proceso de paz aclararía que no tenían ninguna prueba que relacionara a Santrich con el corrupto fiscal, el de la JEP.     

Con ese mismo “amistoso” estilo por la paz, el Fiscal zarandador azuzó al Presidente para que retomara las objeciones a la JEP que la Fiscalía ya había presentado y las cuales la Corte Constitucional ya había rechazado.

Pero el Fiscal, como suele pasar con el zarandeo, no está solo, para tambalear el árbol de la paz necesita más brazos, especialmente cuando lo pretendido realmente es tumbarlo.

Y al parecer, el gobierno nacional, con su partido y sectores simpatizantes en el Congreso, están con el Fiscal en la tarea de zarandear lo más fuerte posible el árbol de la paz, pues sino cae completamente por lo menos quedara bastante maltrecho.

Sin embargo, el árbol de la paz tiene cuidadores que el día 18 de marzo salieron a las calles para protestar contra los “amigos” zarandadores de la paz, como lo es el muy cuestionado Fiscal de la Nación. A quien solo le falta recomendar el uso del glifosato como abono para cimentar el árbol de la paz.

Que la disputa por los alcances del Acuerdo continúe después de la firma del mismo y justamente avivada por quienes ganaron la Presidencia bajo la consigna de unir al país, nos recuerda que la implementación es la parte más crítica para poder consolidar una paz estable y duradera.

Y sin duda es más crítica cuando el encargado de implementar la política de paz es quien más reparos tiene a ella y los expresa con el “amistoso” estilo del zarandeo dejando de lado la posibilidad protectora de la vara.    


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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