Sociedad

Cualquier persona puede ser víctima del acoso sexual, aunque son las mujeres las más afectadas por este y otros tipos de violencia sexual y de género. Imagen recreada. Foto: Laura Montoya Sanabria.

El acoso sexual no necesariamente implica tocamientos o acceso carnal violento, incluso desde las palabras, con la mirada o con actitudes de acecho puede haber acoso. En los últimos meses, estudiantes de distintos lugares del país han denunciado la existencia de esta problemática en universidades públicas y privadas.  

«Trabajamos en empoderar a las víctimas para que puedan adelantar el debido proceso, —dijo Liliana Marcela Ochoa Galeano, directora de Bienestar Universitario—, pero también queremos educar a la comunidad universitaria y dejar claro que el acoso y las demás violencias no son normales ni están permitidas en la Universidad. Que los presuntos agresores también sepan que están incurriendo en una conducta de este tipo y que es sancionable para la ley». 

Entre octubre del 2018 y lo que va del 2019, la dirección de Bienestar ha recibido 33 estudiantes que consultan por acoso sexual dentro de la Universidad. De ellos, 31 han manifestado que el presunto agresor es profesor o estudiante. En los dos casos restantes no ha sido posible determinar el vínculo del presunto agresor.

Según Ochoa Galeano, esta situación ha cobrado más relevancia porque hay un cambio cultural y ahora las personas víctimas de ese tipo de violencias se han venido concientizando de sus derechos, denuncian y hacen más visible la situación que antes. «En la Universidad de Antioquia estamos enfocados en formalizar acciones que ya hemos desarrollado, que están en el reglamento estudiantil y en los regímenes disciplinarios de empleados docentes y no docentes pero que, dado el grado de sensibilización y conocimiento del tema, vemos la necesidad de formalizar mediante una política y protocolos claros de atención, tarea en la que estamos desde octubre del año pasado».

El trabajo de la Universidad debe orientarse tanto en la prevención como en la atención.La directora de Bienestar explicó que la prevención se logra mediante estrategias de educación, sensibilización y socialización de los elementos necesarios para que la comunidad universitaria pueda identificar y evitar ese tipo de situaciones. «Sabemos que existen cursos en diferentes unidades académicas para educar sobre el tema, que esperamos puedan volverse institucionales. Hemos incluido actividades de sensibilización en las jornadas de Bienestar para que los estudiantes identifiquen estas situaciones. También estamos planteando estrategias para los procesos de inducción, tanto de estudiantes como de empleados docentes y no docentes», agregó Ochoa. 

Las universidades deben ser entornos protectores

«La Universidad debe ser un entorno protector y seguro para que no sucedan situaciones como estas —apuntó Isabel Jaramillo González, sicóloga de la Dirección de Bienestar — pero suceden, porque lo que pasa en la calle también pasa en las universidades, y por eso debemos hablar del tema, para promover el respeto por la identidad y la orientación sexual». 

Como parte del equipo de la dirección de Bienestar Universitario que se encarga de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, Isabel Jaramillo atiende personas, la mayoría mujeres, que llegan a su consultorio por voluntad propia o por remisión desde alguna dependencia académica para exponer que han sido víctimas de acoso sexual. Jaramillo se encarga de escuchar a las víctimas, brindarles la información necesaria para hacer la denuncia penal, exigir sus derechos, activar la ruta de atención de ciudad y acompañarlas durante el proceso. Cuando la víctima es estudiante puede acudir a Bienestar Universitario, mientras que cuando se trata de empleados administrativos y docentes deben hacerlo con Talento Humano.  

En el ordenamiento jurídico, la Ley 1257 del 2008, en la que se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres, le exige al Ministerio de Educación velar por que las instituciones de educación superior, públicas y privadas, adopten medidas que garanticen el derecho de vivir libres de violencias.

Si bien la Universidad dispone mecanismos de atención y realiza campañas de prevención desde sus distintas dependencias, el Consejo Académico ordenó la conformación, el 27 de septiembre del 2018, de una comisión interdisciplinaria para que trabaje en la formulación de una política de prevención y atención de las violencias de género y sexuales en la Universidad de Antioquia, que recoja las distintas iniciativas que ya se adelantan y formule las que sean necesarias.

La ruta de atención

De los estudiantes que han consultado a la dirección de Bienestar, varios activaron la ruta de atención de la ciudad de Medellín para denunciar que han sido víctimas. Otros solo quisieron hablar de la afectación con un profesional y decidieron no activar la ruta. 

«Algunas personas agredidas llegan manifestando situaciones como depresión, ansiedad, inclusive ideas de suicidio, —comentó la directora de Bienestar— y solo después de varias citas de acompañamiento sicológico, o psiquiátrico a través del plan de salud estudiantil, se logra identificar que la causa raíz es una situación asociada con violencias de este tipo».

En las unidades académicas y en las seccionales, la dirección de Bienestar ha realizado capacitaciones con los sicólogos y coordinadores de Bienestar, para que ellos sean el primer respondiente y puedan activar la ruta. 

Los sicólogos están preparados para escuchar el dolor, la queja y los sentimientos íntimos. En la consulta se les explica, por ejemplo, que las víctimas pueden elegir a un hombre o a una mujer para que sea el profesional que las atiende. Además se les hace saber que, aunque puede ser difícil enfrentarse a relatar la situación varias veces, es importante activar la ruta de atención y con ello la denuncia formal para garantizar la no revictimización y el debido proceso. 

La dinámica de activar la ruta de ciudad implica aprovechar la capacidad instalada del Estado y fortalecer la comunicación entre los entes que atienden estos casos y la Universidad. 

Junto a la Secretaría de las Mujeres, de la Alcaldía de Medellín, la Universidad trabaja en una agenda que garantice la atención oportuna y otras actividades educativas, como por ejemplo que la Unidad móvil de equidad de género visite el campus. 

La ruta incluye un acompañamiento sico-jurídico por parte de la Secretaría de las Mujeres, a través de la línea 123, módulo mujer, donde asesoran a las víctimas sobre cómo establecer las debidas acciones legales.

Las denuncias formales son importantes porque permiten que tanto la Universidad como la Fiscalía realicen un debido proceso. Cuando el agresor hace parte de la comunidad académica, la Universidad recibe la queja después de activar la ruta y la víctima puede autorizar que Bienestar Universitario remita su caso a la Unidad de Asuntos Disciplinarios o a la Unidad de Asuntos Disciplinarios Estudiantiles, para que se inicie el debido proceso. Adicionalmente, se trabaja en la definición de mecanismos alternos de mediación y resolución de conflictos, en los casos donde aplique, como una alternativa más para educar y prevenir las violencias de este tipo al interior de la Universidad.