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Fotografía cortesía: Coordinación de Bienestar Seccional Oriente

Gracias a convenio con la Universidad Católica de Oriente, doce estudiantes de la Universidad de Antioquia en su Seccional Oriente son beneficiados con un espacio en el Hogar Juvenil Universitario Santa María. Por otro lado, siete estudiantes hacen parte de la residencia estudiantil de la Fundación Beneficencia de Rionegro.

Cuando Esteban Giraldo se presentó al pregrado en Desarrollo Territorial en la Universidad de Antioquia seccional Oriente no sabía cómo, ni dónde viviría en caso de pasar. Su casa, y su familia, están en la vereda La Estrella de San Rafael, es decir, a tres horas de la Seccional en El Carmen de Viboral. Cuando fue informado en la inducción sobre la posibilidad de hospedarse en el Hogar Juvenil Universitario Santa María no lo dudó y aplicó. Ahora, siendo uno de los beneficiados de este convenio, lo que le resta es sostener su promedio para conservar el cupo.

Fotografía cortesía Esteban Giraldo

El Hogar Juvenil Universitario Santa María fue inaugurado por la Universidad Católica de Oriente en 2012, “fue una idea del Departamento de Bienestar Universitario con el objetivo de brindar a los estudiantes, de las partes lejanas del área de influencia de la Universidad, una vivienda con recursos más favorables y así completar sus estudios”, cuenta Elizabelt Quiceno, administradora del Hogar.

Iniciaron con 18 estudiantes y después de cinco años pueden contar cerca de 300 los beneficiados del hogar. Actualmente viven 36 jóvenes, 12 de ellos pertenecen a la Seccional Oriente de la Universidad de Antioquia.

“Es un plan piloto por sugerencia de la coordinación de Bienestar de la Seccional porque el objetivo del hogar es ofrecerle el servicio a gente que realmente lo necesite entonces dentro del protocolo de admisión se evalúa su estrato socioeconómico, la distancia y Hernán Sierra, coordinador de bienestar en la Seccional Oriente, nos dio a conocer algunas dificultades de los estudiantes y al ver que teníamos cupos disponibles, pensamos que podrían ser aprovechados por jóvenes de esa institución”, continúa Quiceno.

Según Hernán Sierra, el ofrecimiento fue recibido “con mucho beneplácito porque cuando estábamos en el proceso de inducción muchos de los estudiantes se acercaban a preguntar sobre opciones y en ocasiones nos tocaba proponerles que se agruparan para arrendar una casa o apartamento porque no es tan fácil. Se convierte en una ayuda muy grande en el tema de permanencia”.

Son tan consentidos nuestros muchachos en dicho espacio que hasta les empacan el almuerzo, o como todos lo conocemos: la coca. Para sostener este privilegio solo deben obtener en sus calificaciones un promedio de 3.5, no incumplir las normas acordadas para la sana convivencia dentro del Hogar, mantener las áreas limpias y organizadas y pagar un aporte mensual muy bajo con relación a los gastos que esto implicaría de manera individual.

Una herencia para las jóvenes menos favorecidas

Fotografía cortesía Fundación Beneficencia de Rionegro (Beneficiarias y directivas Fundación)

Otro espacio para albergar jóvenes que viven a grandes distancias de la Seccional Oriente es la Residencia Juvenil de la Fundación Beneficencia de Rionegro, esta tiene una particularidad y es que en ella solo conviven mujeres. Esta condición la puso Carlos Uribe Echeverry, el benefactor que destinó su herencia al apoyo de jóvenes rionegreras que quisieran ingresar a una institución de educación superior pero que, no contaban con todas las condiciones económicas para hacerlo.

María Paola Gómez, coordinadora social de la Fundación, explica que lo que desean es que los niños y jóvenes de la región “sueñen con que pueden ser unos grandes profesionales y que existen personas que queremos ayudarlos.

La idea surge al ver la necesidad de estas chicas adolescentes que después de terminar el colegio no saben qué van a hacer con sus vidas y en sus hogares tampoco hay muchas posibilidades. Pensamos entonces que ellas pueden acceder a la educación pública y nosotros darles la estadía. Tocamos las puertas de la UdeA e iniciamos este año con la búsqueda de cuáles niñas son las que más necesitan esta ayuda”.

Así es como desde Santa Bárbara llegó María Mercedes Grajales de 27 años a cumplir su sueño de ser Tecnóloga Biomédica. Como Esteban, María Mercedes se “aventó”, como ella misma lo expresa, a presentar el examen de admisión y pensar en todas las jugadas que serían necesarias para llegar a la meta.

“Yo me decía que ya tenía la oportunidad de estar en la de Antioquia, que no la iba a desaprovechar (…) pensé en coger pocas materias para viajar lo menos posible”. Es decir, ella se planteó desde un principio que viajaría aproximadamente tres horas para tomar sus clases y retornaría a su casa cada vez que fuera necesario.

Fotografía cortesía Fundación Beneficencia de Rionegro (De izq a der: María Paola Gómez, coordinadora social de la Fundación; María Mercedes Grajales, estudiante UdeA, y su mamá)

Sin embargo, Hernán Sierra al conocer el caso la invitó a hacer parte de la residencia estudiantil. Fue así como inició el proceso, pasó por una entrevista, las profesionales de la Fundación visitaron su casa y luego le fue comunicada la grata noticia. “Nadie creía, ni mi mamá”, cuenta María Mercedes con una sonrisa que compite con el brillo de sus ojos. La felicidad.

Esta residencia, opera de manera similar al Hogar Juvenil. De acuerdo con Luisa María Ocampo, coordinadora pedagógica, “una persona se encarga de estar atenta al bienestar de las jóvenes beneficiadas.

Ellas, además, dan una cuota monetaria asequible y, con el fin de tener un buen ambiente en la residencia, que sea como una pequeña familia, se reparten las funciones como si estuvieran en sus casas, se reparten el aseo, la preparación de la comida, etc. Empezamos con la Universidad de Antioquia y esperamos extenderlo a otras instituciones”, concluyó.

Iniciativas que confluyen para el bienestar y permanencia estudiantil de los jóvenes que desde las regiones actúan en pro del desarrollo científico y social.