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Foto principal: Natalia Piedrahita. Secundaria: Laura García. 

En un acercamiento a la diversidad de microorganismos en zonas tropicales, 22 estudiantes de la Universidad de Reading en Reino Unido y de la Universidad de Massachusetts-Dartmouth en Estados Unidos viajaron a Colombia para participar en el Curso Internacional en Microbiología Tropical organizado por la Alma Máter y la Universidad Eafit.

Cinco estudiantes nacionales -tres de Eafit y dos del posgrado en Biología de la Universidad de Antioquia- participaron en este programa, conformado también por los estudiantes extranjeros de pregrados como Biología, Biología Marina, Bioingeniería y Bioquímica.

La vida macroscópica está determinada por microorganismos que están en los suelos y más del 90% de las especies que existen en el planeta son microbianas; sin embargo, en Colombia la información sobre microbiología en estudios de flora y fauna es escasa. Poco se habla de la importancia de los hongos y las bacterias en las funciones de los organismos, aunque se conozca el papel fundamental que tienen en el desarrollo de investigaciones para áreas como la biotecnología, la medicina, y la cosmética, entre otras. 

Hace tres años surgió la idea de desarrollar un curso de verano en microbiología tropical, cuando el profesor Camilo Ramírez, del Instituto de Biología y su colega Robert Jackson de la Universidad de Reading, exploraban en colaboración con la Universidad de Akureyri, las bacterias y los suelos árticos en Islandia. 

Después las universidades interesadas conformaron el equipo de docentes que posibilitó este curso asociado al Grupo de Investigación de Microcontrol y Microbiología Ambiental- Bioma- del instituto de Biología: en el campo de bacterias asociadas a plantas, Robert Jackson de la Universidad de Reading (Inglaterra), Valeska Villegas, de la Universidad Eafit y Camilo Ramírez Cuartas de la Universidad de Antioquia; en los estudios moleculares, Mark Silby, de la Universidad de Massachusetts-Dartmouth y Javier Correa de Eafit; y en el tema de ecología de bosques, Juan Felipe Blanco Libreros, de la Alma Máter.

Esta es una primera aproximación al contraste de bacterias según las variaciones ambientales y climáticas en Colombia, que permite que los estudiantes indaguen a través de muestreos en los bosques húmedos y secos. 

“En Inglaterra no tenemos mucho trabajo de campo sobre microbiología, así que diseñamos este curso para enseñarles a nuestros alumnos cómo purificar bacterias en su estado natural, y qué mejor oportunidad para hacerlo que en una zona tan diversa como Antioquia, donde tienen montañas dos veces más elevadas que la más grande de nuestro país”, declara Robert Jackson de la Universidad de Reading.

Por su parte, Camilo Ramírez Cuartas señala que “los lugares a explorar se pensaron desde el contraste de temperatura y humedad que hay en Colombia. Las personas que viven en zonas no tropicales piensan que todo el país es como Urabá: lluvioso y caliente”. La exploración de los suelos y el muestreo se desarrolló mediante tres salidas: una al Parque Arví, otra a la Estación Agraria Cotové de la Universidad Nacional en Santa Fe de Antioquia  y otra a la Sede de Estudios Ecológicos y Agroambientales, Tulenapa, de la Universidad de Antioquia, en Urabá. 

Experiencia de intercambio

“El curso ha sido muy interesante, hemos tenido tres salidas de campo a diferentes lugares y trabajo en laboratorio, además de la posibilidad de conocer otros estudiantes colombianos y estadounidenses. Es muy bueno ver cómo es Colombia de verdad, es un lugar hermoso y todavía estoy acostumbrándome a las montañas que tenemos tras nosotros en cada momento”, explica Vicky Berry de Ciencias Biológicas, quien nunca antes había viajado por fuera de Europa.

Entre los caminos y la vegetación pudieron, además de recolectar muestras del suelo y plantas, conocer y probar algunas frutas como mamoncillo, corozo y tamarindo.

“Mi motivación para vincularme al curso fue el reto académico de trabajar no solo en el laboratorio sino también afuera, siendo parte de una verdadera investigación que te permita ver lo que estás estudiando”, dijo Garrison Davis, estudiante norteamericano de Biología.

Los jóvenes tuvieron además la oportunidad de recorrer Ciudad Universitaria y aprender sobre la institución que acoge a tres de los profesores nacionales que dictan los seminarios teóricos programados para el curso: Felipe Blanco del Instituto de Ecología, y Lucía Atehortúa y Camilo Ramírez en Biología. Otros profesores que dictaron seminarios fueron Javier Correa y Nicolás Pinel de Eafit y Walter Osorio de la Universidad Nacional. Este curso internacional y colaborativo entre instituciones contribuyó en la inmersión de los estudiantes en esquemas multiculturales, un resultado muy valioso de este tipo de movilidad académica según el profesor Mark Silby.

“Estos tipos de proyectos tienen la posibilidad de generarse siempre que se fortalezca la colaboración con colegas de universidades extranjeras”, agrega el profesor Ramírez. Por estas razones es necesario tener claros no solo los beneficios que trae consigo estar en contacto con otras formas de hacer ciencia, sino también los intereses con los cuales viajan los extranjeros a países e instituciones latinoamericanas: facilidades en la ciudad y acceso a universidades de alta calidad son algunas, según el profesor Ramírez.

Urabá, punto central del muestreo

Urabá fue el punto central porque es cálido y húmedo; entre las serranías del Darién y Abibe gran parte de la planicie está deforestada y corresponde a potreros o plantaciones de banano. El contraste se hace con Santa Fe de Antioquia que es cálido y seco, y con Arví que es húmedo y frío.  

Los remanentes de bosque que todavía se conservan son Loma El Cuchillo y Bajirá, que están en lugares en sur de Urabá, en áreas de difícil acceso por los problemas de orden público; de ahí la importancia de tener como centro de exploración la Sede de Estudios Ambientales y Agroecológicos, Tulenapa, reservorio de especies y ejemplo de preservación, que ofrece múltiples posibilidades de investigación. 

“La diversidad de bosques que tenemos en Colombia, y particularmente en Urabá, es equivalente a la que tenemos en todo el mundo: desde lluviosos hasta secos, y si recorremos las montañas, tenemos páramos y bosques de niebla”, dice Juan Felipe Blanco Libreros, quien hizo la conferencia introductoria al seminario, sobre “Los bosques y las zonas de vida en Antioquia” y “La ecología de los bosques de Tulenapa”.

Alcances en múltiples disciplinas 

“Una de las principales conclusiones del examen de las muestras es que en los tres lugares hay bacterias de unos ciertos grupos, caracterizadas por su resistencia a condiciones ambientales adversas”, concluye Camilo Ramírez y resalta a Santa Fe de Antioquia, como la zona más seca de las muestreadas y también la que menos abundancia de bacterias tiene.

Sin las bacterias asociadas a suelos, estos no serían fértiles y las plantas no podrían crecer, además, existe un grupo de organismos celulolíticos que son los que ayudan a hacer un reciclaje de toda la materia sobrante de la tierra: las hojas que caen y las plantas que mueren, su estudio puede generar ideas sobre para el reaprovechamiento de terrenos. En la medicina, estas investigaciones pueden contribuir con el rastreo de bacterias diferentes a las conocidas para desarrollar nuevos antibióticos. 

Se espera que este curso se repita, alternándolo con el de microbiología ártica, dictado en Islandia, para tener una base comparativa en tiempo y espacio. Dentro de un año planean viajar al ártico y estudiar la diversidad microbiana en aquellas zonas frías.