Z7_89C21A40L06460A6P4572G3304

Teclas de Ayuda de acceso Rápido

ALT + 1 Inicio

ALT + 2 Noticias

ALT + 3 Mapa de sitio

ALT + 4 Búsqueda

ALT + 5 Preguntas frecuentes

ALT + 6 Atención al ciudadano

ALT + 7 Quejas y reclamos

ALT + 8 Iniciar Sesión

ALT + 9 Directorio telefónico

Letra:

Contraste:

Clic aquí para ir a la página gov.co
miércoles, 24 de abril 2024
24/04/2024
Síguenos
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3305

Opinión

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3307
UdeA Noticias
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3386
Opinión

¿Por qué ganó "Tríptico de la Infamia"?

05/06/2015
Por: Selnich Vivas Hurtado, escritor y profesor de literatura, Universidad de Antioquia

A propósito del premio Rómulo Gallegos para el docente Pablo Montoya el escritor y también profesor de Literatura de la UdeA Selnich Vivas indica: : "... que cuatro colombianos hayan sido finalistas del Premio Rómulo Gallegos 2015 habla muy bien de la atención que las editoriales internacionales le prestan a la vitalidad de las letras colombianas actuales..."

Que cuatro colombianos hayan sido finalistas del Premio Rómulo Gallegos 2015 habla muy bien de la atención que las editoriales internacionalesle prestan a la vitalidad de las letras colombianas actuales. Que le hayan concedido el honor aTríptico de la infamia de Pablo Montoya indica, más allá del lobby editorial y del talento literario, que la literatura colombiana está dispuesta a convertirse en un espacio de la crítica y la investigación sociales.

Estamos frente a una novela capaz de desafiar los modos usuales de entender el cuerpo. Mediante el estudio de las fuentes se llega a la comprensión del papel dinamizador del arte en el siglo XVI. Aunque Jacque Le Moyne, François Dubois y Theodor de Bry narren sus propias vidas en medio de las guerras de religión no leemos lo que la historiografía suele informar sino lo que ha despreciado: el cuerpo como una obra de arte.

Ya sabemos que la historiografía y la literatura son invenciones. Ellas creen en la escritura y le atribuyen un fundamento epistémico excesivo en la formulación de sus explicaciones y conceptos. ¿Qué pasaría si pensáramos desde los dibujos y no de los libros europeos? Entenderíamos, incluso desde la más tierna infancia, que la desgracia de los pobladores nativos americanos fue haber sido trazados por determinados instrumentos que deformaban su imagen.

Montoya habla de cuadros, dibujos y grabados para narrar en los más variados tonos y matices la historia del cuerpo indígena consignada en el arte europeo de la época. Su estilo permite que esas imágenes hablen, se describan a sí mismas y enuncien su génesis. “Hay que creer”, le advierte en la novela el maestro Tocsin a su discípulo Le Moyne, “en los alcances de la imaginación, pero no todo lo que viene de ella es cierto”. La técnica con que fueron elaboradas y la intensidad de sus trazos y colores evidencian el contexto político, religioso y estético en que fueron producidas. Los monstruos hallados en el Nuevo Mundo eran “producto de las mentes febriles”.

Ni François Duboisni Theodor de Bry lograron apaciguar sus mentes febriles; Le Moyne, sí y de qué manera. Su experiencia supera la admiración de Albrecht Dürer frente a la orfebrería y al tejido de los indígenas americanos, a quienes consideró artistas aventajados y diestros en técnicas desconocidas en Europa. Le Moyne es el artista plástico por excelencia. Sabe que el mundo se conoce y se siente de otras maneras a través de los colores, olores, sabores, de las texturas. Incluso el cuerpo humano debe ser saboreado antes de atrevernos a definirlo. El mundo y sus seres deben ser vivenciados en intensidad por el propio cuerpo antes de pasar al discurso y a los prejuicios de la ciencia y la religión.

Esta lección absolutamente simple que nos lega la plástica, Le Moyne y su amigo, el pintor indígena Kututuka, haría tambalear la ciencia de hoy. Cualquier estudio social serio se negaría a participar del cuerpo del otro, a permitir que el otro nos habite, antes de declararlo enemigo de la religión, del progreso o de la razón. Kututuka y Le Moyne son los verdaderos promotores de una revolución científica. Entre ellos “se pintan mutuamente”. Es decir, se aceptan, en la medida en que comparten sin reservas las conquistas de sus saberes respectivos. La escena es el pasaje más conmovedor y subversivo de la novela: “No iban a la guerra”, dice. “Kututuka dejó que los pinceles le fueran acariciando el cuerpo”. Le Moyne le pintó símbolos y claves de navegación. “Luego fue el turno del indígena”. Kututuka le tatuó “en la espalda un sistema de líneas ondeantes que evocaba una red de quebradas con sus pantanos aledaños”.

El gran aprendizaje de Le Moyne durante su estancia entre los indígenas de La Florida fue que la piel humana “era un cuadro, único y cambiante” y el cuerpo “una pintura en movimiento”. Dejarse pintar el cuerpo por los indígenas era el principio de la humanización mutua, mediante la cual era posible superar la guerra. Si el cuerpo del otro es una pintura en movimientolos cuerpos humanos en sí mismos son bellos, los de los franceses, alemanes, españoles y los de los indígenas y los de los africanos.Entendernos así en admiración y gusto por el conocimiento del otro nos concedería el títulode verdaderamente civilizados.Tatuarse era una actividad celebratoria que ratificaba la plenitud de la existencia en contra de las “aseveraciones letradas”, en contra de las “putas guerras que todo lo destruyen”. Kututuku y Le Moyne se alejaron de los combatientes porque los artistas tenían mucho que aprender el uno del otro, porque los saberes eran patrimonios intercambiables por el bien de una humanidad venidera. La esperanza está en el color, no en las biografías de los pintores, por eso pintura y horror se repelen y, a veces, se abrazan.


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3385
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3387
Correo del contacto
[57+4] 219 89 14
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O4
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O6
Lo más popular
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3340
 
Universidad de Antioquia | Vigilada Mineducación | Acreditación institucional hasta el 2033 | NIT 890980040-8
Recepción de correspondencia: calle 70 No. 52 - 21 | Apartado Aéreo 1226 | Dirección: calle 67 No. 53 - 108 | Horario de atención
Conmutador: [57 + 604] 219 8332 | Línea gratuita de atención al ciudadano: 018000 416384 | Fax: [57 + 604] 263 8282
Peticiones, quejas, reclamos, sugerencias, denuncias, consultas y felicitaciones
Política de tratamiento de datos personales
Medellín - Colombia | Todos los Derechos Reservados © 2020