La democracia que expone es la deliberativa que Habermas propuso, en la cual los procesos democráticos “deben su poder legitimador a la inclusión de todos los ciudadanos en los procesos políticos de decisión” (2011). En Colombia, como en muchos otros lugares del mundo, hay un número creciente de personas marginadas que nunca han tenido la oportunidad de participar políticamente. Basta mirar el novelón de las 16 curules de paz para las víctimas, para constatar que esta democracia no promueve la inclusión de todos los ciudadanos en los procesos deliberativos.
La deliberación crea un poder comunicativo en el que se trata de razonar y dar argumentos. Esto supone la creación de una esfera pública en la que los ciudadanos deben tener un nivel mínimo de educación política. ¿Tenemos una opinión pública mínimamente formada?
Efectivamente, un fantasma populista recorre el mundo, pero, este es, entre otras razones, consecuencia del fracaso de la democracia representativa. Uno de sus graves problemas es que el sistema político se aísla cada vez más de la ciudadanía, y las decisiones no las toman los afectados, sino expertos. Esto ha determinado que los problemas reales de los ciudadanos no tengan una salida adecuada. Entonces, ¿por qué rechazan la expresión liberal desobediencia civil?
En el liberalismo fue el gran filósofo John Locke, el primero en fundamentar el derecho a la resistencia civil. Este no es un derecho político, se trata de un derecho natural que solamente se puede ejercer contra el tirano cuando se ha puesto en guerra contra el pueblo; no se puede ejercer cuando existe un gobierno debidamente constituido.
Cuando quien ejerce el poder político opta por hacer de su voluntad arbitraria la ley suprema de la sociedad, cuando emplea la fuerza, el tesoro y los cargos que controla para corromper a los representantes y ganarlos para sus propósitos, se separa de la sociedad y se pone en un estado de guerra frente a su pueblo. En esta situación, cuando el pueblo se encuentra reducido a la miseria y se ve expuesto a los abusos del poder arbitrario, se puede producir la disolución de la sociedad, y entonces el pueblo adquiere el derecho legítimo de resistir al gobernante, incluso con la fuerza.
No hay que olvidar que la pandemia detuvo la acción política que se estaba gestando el año anterior en Chile, Ecuador, Colombia, en protestas, levantamientos contra la represión, la explotación, el hastío frente a los políticos y empresarios corruptos. En los miles de pueblos, como Tasajera, marginados, explotados, e invisibilizados, en el campo abandonado por el Estado, tienen sus habitantes razones muy fuertes para protestar, disentir, resistir. No es enarbolando la defensa del Estado de derecho que se enfrenta esto.