Opinión

La lucha por lograr la anuencia del pueblo colombiano para ocupar durante los próximos cuatro años el Solio de Bolívar, está llegando al más alto grado de efervescencia. Se observa cómo los candidatos o sus mecenas, se están viendo impelidos a destapar parte de su pensamiento real, acerca de lo que harán con este país durante su eventual mandato.

Hace poco, el presidente de la “seguridad democrática”, quien aspira a gobernar un tercer cuatrienio, esta vez en cuerpo ajeno, ratificó sus ataques a la libertad de prensa, con sus reiterados señalamientos a periodistas y contradictores de sus políticas de gobierno, y su práctica sistemática de difamar, calumniar e injuriar a sus críticos.

Ahora el turno nos llegó a los profesores y a la educación pública. Han recibido amplia difusión las afirmaciones indignantes del expresidente, hechas el fin de semana pasado en el departamento de Caldas. Según él:

.  "Lo único que tienen los profesores es la fuerza de la calumnia"
.  "En la universidad no les enseñan a discutir”
.  "Los profesores sólo enseñan a gritar y retuercen el cerebro"
.  "A los profesores les da miedo discutir".

Es inadmisible que un egresado de la Universidad de Antioquia, centro de educación superior adalid de la defensa del derecho a la libre expresión, del debate con argumentos y del respeto por la diferencia, haga, de manera irresponsable, este tipo de declaraciones. Estoy absolutamente convencido de que profesionales de la talla moral de Luis Fernando Vélez y Carlos Gaviria, docentes suyos, no contribuyeron a retorcer el cerebro de Uribe. Hay que buscar a los responsables por fuera de la Alma Mater.

Los profesores de todos los niveles debemos estar alerta ante los peligros que acechan a la educación pública. Si en plena campaña política se enuncian esos conceptos por una persona que utiliza las redes sociales para celebrar asesinatos, ¿qué podremos esperar si llega nuevamente a la presidencia de la República?

No olvidemos que la Ley 812 del año 2003, promovida por el gobierno de Uribe, dio comienzo al desmonte sistemático del régimen pensional especial del magisterio. Debemos tener presente, además, los intentos, vía referendo, de congelar los montos de las pensiones. ¿Qué sería de nosotros los pensionados, de haberse aprobado semejante adefesio? Tengamos en cuenta, además, que entre los “grandes” proyectos de Uribe para los próximos cuatro años, está la supresión de la sustitución pensional. Ni hablar de la posibilidad latente del recrudecimiento de la guerra interna.

Los profesores de este país constituimos una fuerza electoral importante que, unida y con el aporte de otros sectores, puede obstruir el retorno al poder de personajes como Uribe. A nosotros nos cabe la responsabilidad de impedir que en Colombia se recrudezca el negocio de la guerra, se acabe la libertad de prensa, continúe campante la corrupción, y se vulneren los derechos de los ciudadanos. No permitamos que en nuestro país se institucionalice el delito de opinión. No permitamos que el decir la verdad o intentar hacerlo, se convierta en delito castigable con la pena capital.

¡Defendamos la educación pública!
¡Defendamos a las generaciones presentes y futuras!
¡Defendamos a Colombia!

Nota

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