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Opinión

Por un sistema evaluativo más democrático

11/02/2019
Por: Andrea Arango Gutiérrez, politóloga UdeA, Magíster en Ciencia Política de San Diego State University. Docente del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Manizales. Coordinadora de Eje Cafetero Visible.

« ... en el contexto actual, en el que la educación superior es un servicio de alto costo que implica adquirir créditos bancarios, no se puede hablar de un sueño democrático y en últimas igualitario, sobre la base de la educación ...»

Tuve la fortuna de ser docente por dos años de mi Alma Máter, la Universidad de Antioquia, luego de haber hecho una maestría en los Estados Unidos; donde también, por dos años, pude ejercer la docencia universitaria y apoyar a profesores en sus labores de calificación de trabajos.

Ambas experiencias me permitieron hacer reflexiones comparativas sobre la educación y la pedagogía, así como sobre sus implicaciones para la construcción de sociedades más democráticas y menos desiguales.

En Estados Unidos entendí que el sueño americano, al interior de esa sociedad, consiste en la posibilidad de movilidad social sobre la base de la educación y el esfuerzo propio, es decir, el mérito. El sueño americano, en su origen, es un sueño democrático porque implica que, todos por igual, somos capaces de acceder al conocimiento, dar lo mejor de nosotros y obtener un lugar digno en la sociedad.

Sin embargo, si el acceso a la educación superior no es para todos sino para algunos, dicho sueño se ve amenazado. Sin lugar a dudas que, en el contexto actual, en el que la educación superior es un servicio de alto costo que implica adquirir créditos bancarios, no se puede hablar de un sueño democrático y en ultimas igualitario, sobre la base de la educación. 

Los efectos del neoliberalismo que, lejos de producir un libre mercado, han generado capitalismo de monopolios, son un obstáculo para el acceso a la educación superior. Esta realidad no es lejana para los colombianos, quienes hemos visto de cerca el tránsito de la educación como un derecho a la educación como un servicio, sabemos del fenómeno de la privatización de la educación superior con sus pilos pagos y miembros de la generación E; así mismo, nuestros jóvenes y adultos contemporáneos padecen por las deudas con el Icetex.

Pese a que el problema del acceso a la educación superior es similar en ambas sociedades, hay elementos intrínsecos en las dinámicas de la universidad pública que difieren, y que se convierten en agravantes para el caso colombiano; ya que, en nuestro caso, refuerzan el círculo vicioso de una sociedad de privilegios, desigual y con valores antidemocráticos.

Porque si bien es cierto que cada vez es más difícil acceder a la universidad pública, tanto en Estados Unidos como en Colombia; en Colombia tenemos el agravante que, aun quienes acceden a ella, encuentran obstáculos para aprender, dar lo mejor y, en ultimas, lograr un lugar digno dentro de la sociedad.

Los obstáculos al interior de la universidad tienen que ver con la relación entre los docentes y los estudiantes. Identifico uno que se materializa en el sistema de evaluación; el cual, por hacer parte de la libertad de cátedra, permite realizar tres y hasta dos evaluaciones en un semestre académico.

El mensaje que emite un sistema de evaluación sencillo, es que el docente supone que los estudiantes saben algo de base, comprenden todo lo que se discutió en clase y sólo hace falta comprobar la genialidad o la incapacidad de los estudiantes; se trata de corroborar que las impresiones rápidas que se adquieren en clase, son acertadas.

Por el contrario, un sistema de evaluación más amplio y claro, de seguimiento con rubricas y múltiples notas establecidas desde el inicio del semestre, da cuenta de un proceso educativo progresivo, en el que el estudiante, independientemente de su origen étnico, regional o de clase, puede ir desarrollando paso a paso nuevas capacidades; como es el caso en el sistema de evaluación norteamericano que experimenté.

El sistema de evaluación sencillo es el que prima en la Universidad de Antioquia, el cual privilegia a los estudiantes que cuentan ya con condiciones privilegiadas; porque los estudiantes “brillantes” casi siempre son quienes tienen entornos familiares propicios y cuentan con educación secundaria de calidad, a quienes no sólo no les cuesta responder a las exigencias, sino que encuentran con mayor facilidad excepciones y favores por parte de los profesores.

En ese orden de ideas, ¿cuáles son las esperanzas y los referentes de los estudiantes con condiciones socioeconómicas adversas? aquellos que parecen haber nacido incapaces; ¿cómo se materializa el ideal de una universidad pública, abierta, diversa e incluyente?

Así resulta difícil romper con las dinámicas sociales que se dan por fuera de la universidad. Donde acceder a una institución educativa no es una oportunidad de movilidad social, sino de generan redes de contactos y aprender prácticas arribistas. El sueño de lograr ese lugar digno en la sociedad por medio del paso por la universidad, donde se crece, se aprende y se da lo mejor de uno, se desvanece; y aparece el objetivo de obtener un cartón rápido para volver a un nicho social y ocupar un lugar privilegiado; reforzando dinámicas antidemocráticas de desigualdad.

No quiero desconocer los elementos administrativos que hay detrás de la pedagogía, o falta de ella, en la universidad pública. Soy consciente que, construir un sistema de evaluación más amplio y claro es más una cuestión de tiempo y recursos, que verdadera falta de vocación docente; para los profesores de cátedra mal pagos no es posible generar tales esfuerzos. Sin embargo, sí se debe esperar que quienes tienen mejores garantías laborales implementen estrategias pedagógicas más democráticas.

Así mismo, reconocer, desde la administración universitaria, que los profesores con resultados investigativos puedan dedicarse a sus menesteres; pero aquellos con vocación docente, deberían contar con capacitaciones universitarias que les permitan generar procesos pedagógicos de acompañamiento diferenciado. Los cuales, de darse, impulsarían aquellos estudiantes con dificultades, para que cuenten con todas las herramientas y canales a disposición, para desplegar sus capacidades, independientemente de su entorno sociocultural.


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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