Ciencia

La tarántula fue descrita por el grupo Ofidismo/Escorpionismo adscrito a la Facultad de Ciencias Alimentarias y Farmacéuticas. Fotos: Grupo de investigación.

Corpulenta, cubierta de vellos en buena parte urticantes (que irritan la piel al tocarlos) y sumamente fuerte. Cuando es amenazada, levanta sus patas delanteras como un potro encabritado y muestra sus “colmillos” ―que en realidad son apéndices llamados quelíceros―  goteantes de veneno.

Es una tarántula. De un género que nunca antes había sido registrado por la ciencia. Vive en el Parque Arví, una reserva natural en las afueras de Medellín; fue identificada por el grupo de Ofidismo de la Universidad de Antioquia y descrita como género y especie nuevos por el coordinador Sebastián Estrada Gómez y sus colegas Yeimi Cifuentes, de la Universidad Nacional de Colombia, y Carlos Perafán, de la Universidad de la República (Uruguay), quienes la bautizaron Aguapanela arvi.

"Teníamos en el Serpentario de la Universidad un ejemplar de tarántula encontrado en el Parque Arví, con rasgos que nos parecían distintos a los de las tarántulas que conocíamos” cuenta el profesor Estrada Gómez. “Como yo trabajo principalmente con venenos, no con taxonomía, decidí preguntarle a Carlos y a Yeimi, que son quizás los mayores conocedores de tarántulas en Colombia. Ellos apoyaron mis sospechas, y entonces pedimos permiso de colecta para ver más individuos”.

Para poder establecer si efectivamente esta era una especie aún no registrada se necesitó un estudio minucioso, que implicó un análisis con el microscopio electrónico de barrido (SEM) que está en la Sede de Investigación Universitaria de la Universidad. Un trabajo muy difícil que necesitó de la habilidad de Dayana Meza, quien opera el microscopio. 

Un nuevo género

Varias características morfológicas (es decir, de la forma del organismo) mostraron que la tarántula de Arví era una especie no descrita antes. “Encontramos diferencias en el bulbo palpal del macho, la espermateca de la hembra, las setas (pelos rígidos) plumosas entre las patas y el abdomen, y unas setas urticantes en el abdomen”, explica el profesor Estrada Gómez.

A estas características de forma se le sumaron algunas de comportamiento, como una actitud extraña de ataque y defensa que nos comenta el investigador: “la araña se apoya en el abdomen y levanta las patas delanteras, cosa que ninguna tarántula colombiana hace”.

Con estas pistas, los investigadores describieron un nuevo género, o sea un conjunto de especies muy cercanas y diferenciadas de otros miembros de una familia, en este caso, de la familia Theraphosidae, como se conoce científicamente a las tarántulas. Por ahora solo se ha descrito esta especie en este género, del que se han localizado ya muchos ejemplares campeando por los fríos bosques del corregimiento de Santa Elena, en Medellín, donde queda el Parque Arví.

Intimidante, pero no exactamente peligrosa

La apariencia de esta tarántula es tan amenazante que puede aumentar los miedos que la gente siente hacia estos arácnidos gracias al cine y las leyendas, a pesar de que nunca se ha reportado una muerte humana por ataques de tarántulas y de que su mordedura suele producir solamente un dolor parecido al que causa una avispa.

Claro que otra historia contarían (si pudieran) sus presas, normalmente insectos. Las tarántulas llegan a cazar pequeñas ranas y roedores. Incluso en eso, Aguapanela se destaca. “Es muy agresiva respecto a las demás tarántulas. Sin embargo, apenas estamos investigando el grado de toxicidad del veneno”, explica Sebastián Estrada Gómez.

Otras características respecto al comportamiento ayudan a diferenciar este género. “Las tarántulas son principalmente de hábitos nocturnos. Los machos salen a buscar hembras al atardecer, mientras la hembra se queda en la cueva”, indica el investigador. “Pero en Aguapanela vimos que las hembras también salían a caminar, otra cosa poco común”.

La pregunta obligada es, por supuesto, por qué la nombraron Aguapanela. Nos cuentan que es un homenaje que Carlos Perafán quiso hacer a la bebida típica de las tierras altas de Antioquia, donde fue encontrada. “A los investigadores de otras partes del mundo les parece sorprendente que haya una tarántula en esa altitud, 2200 a 2400 metros”, señala el profesor Estrada Gómez.

Los investigadores creen que esta araña es nativa de la región. Hay algo emocionante en encontrar una especie desconocida cerca a nuestros hogares y describirla es esencial para comprender la diversidad e importancia ecológica de una tierra como Arví, término que para los antiguos habitantes del Valle de Aburrá indicaba una “tierra de abundancia”, como lo sigue siendo hoy.