Vida

Fotografías uno y tres: Búho y pichón de búho, por: Natalia Piedrahita. Fotografía dos: Tití gris. Cortesía: Camilo Botero.

Cerca de 3.000 árboles de 280 especies viven actualmente en la Ciudadela central de la Universidad de Antioquia, según el inventario institucional. Estos son habitados por diferentes especies de aves, entre ellas búhos, guacamayas, petirojos y sirirís, que encuentran en sus ramajes, lugares que les permiten desarrollar funciones vitales como desovar o seleccionar los granos para alimentarse. 

Los profesores del Instituto de Biología han inventariado las especies de fauna y flora que viven en la Ciudad Universitaria, y de la mano del programa de Gestión Ambiental, mantienen vigilancia permanente de los factores que inciden en el equilibrio del ecosistema Universidad de Antioquia. 

La protección de la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental de la Universidad de Antioquia se desarrolla desde seis  componentes: antrópico, biótico, edáfico, atmosférico, energético e hídrico. “Estos factores, la normativa ambiental y  la normativa de la Universidad, consignada en el Acuerdo Superior 351 de 2008, son la carta de navegación para el proceso de Gestión Ambiental adscrito a la División de Infraestructura Física de la vicerrectoría Administrativa, que vela por la calidad ambiental y el uso racional de los recursos naturales en sus campus”, declara Ana Mercedes Montoya Restrepo, líder del proceso. 

Además de la sede Central, en la Ciudadela de Robledo se han identificado aproximadamente 829 árboles de 157 especies; en la Facultad de Medicina, 82 árboles de 26 especies, y en la Facultad de Odontología, 34 árboles de 26 especies.

Proteger al tití gris, tarea urgente

El tití gris es una especie endémica visitante del Campus, que habita diferentes regiones de Colombia, se ha registrado su presencia entre el costado oriental del Río Cauca y el costado occidental del Río Magdalena; y desde norte del Tolima, pasando por el oriente de Caldas y el Bajo Cauca, hasta el sur de Bolívar. 

Hasta hace unos años, varias familias vivían en el Occidente antioqueño, cerca a Santa Fe de Antioquia, pero ante la deforestación de la zona, ya no se ven allí. “Ahora las alarmas están en la zona del Bajo Cauca, donde la intensa deforestación relacionada con cultivos ilegales, potrerización y minería están acabando con la especie”, advierte Iván Darío Soto Calderón, profesor del Instituto de Biología, quien trabaja en la protección de esta especie en el Campus universitario.

El profesor Soto Calderón viene trabajando con Gestión Ambiental en la conservación de la familia que está en el Campus, de la cual ya solo quedan dos integrantes; sin embargo, explica que estos pronto serán reunidos con otros individuos de su especie: “El grupo que tenemos en la Universidad está aislado, por ello no se ha podido reproducir y tiende a desaparecer; por ello y en asocio con el Área Metropolitana, vamos a traer más individuos rescatados del tráfico ilegal de fauna y nosotros tendremos la misión de velar por su adaptación al campus”. 

A través de actividades pedagógicas, charlas y recorridos guiados, se viene concienciando a la comunidad universitaria sobre las características, el cuidado de la especie y los aspectos en los que se puede cooperar desde la práctica cotidiana. Como parte de esta estrategia educativa del Instituto de Biología con Gestión Ambiental, la Universidad de Antioquia dispuso de un formulario para diagnosticar la percepción de la comunidad universitaria ante la fauna silvestre, que puede diligenciar aquí. 

“La armonía en la relación entre la fauna silvestre y los humanos nos lleva a cuestionar algunas prácticas como alimentar a las especies, que parten de buenas intenciones pero finalmente las perjudican. Al darles comida a los titíes, los traemos a espacios humanos y entonces se genera un conflicto. Al no darles comida protegemos la salud de la fauna”, enfatiza Soto Calderón. Esta solicitud de no alimentar al tití gris es extensiva a toda la fauna que habita la Universidad: ardillas, búhos, iguanas, pájaros y palomas.

UdeA, la casa de las aves

Cerca de 70 especies de aves habitan el Campus, incluidas las migratorias, que vienen desde octubre hasta mediados de marzo, y en marzo vuelan hasta Canadá y Estados Unidos. Los grupos más representativos de la Universidad son los pájaros atrapamoscas: el pechirrojo, el sirirí, los azulejos. También hay especies de loros: guacamayas, y la “guacamaya bandera”, que se ha visto recientemente en los árboles cercanos a los bloques 16 y 22.

“En los jardines de los bloques 7 y 12, en los que hay árboles que producen frutos como las guayabas, se ven muchas especies aviares y por ello se escuchan una cantidad de cantos; aún en las noches, en las que los búhos que comúnmente llamamos “currucutús”, avisan su presencia”, explica Dariel Andrés Martínez Alvarado, profesor del Instituto de Biología y estudiante de la Maestría en Biología.

Algunas de estas aves van de paso, pero otras han encontrado su hábitat principal en la Alma Máter. No todas son migratorias, ya que las migraciones son reconocidas como viajes por largas distancias en kilómetros; de acuerdo a su ecología, las aves tienen territorios amplios o cerrados. Algunos pájaros pequeños, como “La Carcajada”, por ejemplo, tienen en el Campus territorios establecidos.

Aunque los altos niveles de ruido generados por las dinámicas de la ciudad afectan el canto de las aves, muchas llegan al Campus atraídas por la variedad de especies arbóreas y granos que provee. Las recomendaciones para la preservación de las aves están relacionadas con el respeto por los procesos naturales, como lo explica el profesor Martínez Alvarado: “cuando vemos un pichón de pájaro tendemos a atenderlo o a llevarlo a un centro veterinario. Esos procesos suceden continuamente en los bosques y sin la intervención del humano se solucionan, así que debemos respetar las lógicas de las aves”.

Gestión para la sostenibilidad

La participación de la Universidad de Antioquia en la Semana de la Sostenibilidad, de la comunidad Ciclo Siete, permite el reconocimiento de las estrategias que actualmente despliegan para la conservación de las especies y también de los retos en materia de protección.

Estas están enfocadas principalmente en la educación y sensibilización del factor antrópico (humano) y cubren un amplio espectro de temas que van, desde capacitaciones para el manejo de plagas como roedores y palomas, y asesorías sobre poda y tala de árboles, hasta la planeación de temas paisajísticos. 

“Algunas personas del campus creen que saben de silvicultura (cuidado de los árboles, talas, podas) y comienzan a cortar las ramas de los árboles por asuntos relacionados con las fases lunares y los días de podas ; sin embargo estas prácticas no siempre redundan en beneficios”, declara Montoya Restrepo, quien recomienda que si se va a intervenir algún espacio o si se encuentra alguna especie en estado de vulnerabilidad, se solicite asesoría en la oficina del proceso de Gestión Ambiental, ubicado en la oficina 202 del bloque 28. O a través del teléfono 219 5322.