Opinión

Las acciones arbitrarias, irrespetuosas y violentas realizadas por un grupo de estudiantes, que representa a la Asamblea de Estudiantes del Instituto de Filosofía (AEIF) deben ser rechazadas por todos los estamentos universitarios.

Son repudiables las conductas de estos estudiantes que en las últimas semanas han instalado carpas en los bloques del área de sociales y que han convertido estos corredores en lugares para hacer fiestas, consumir licor, hacer ruido y dejar los alrededores convertidos en apestosos basureros.

La solidaridad entre los estudiantes que se da en estas tomas de espacios dentro del campus, se convirtió en el bloque 12, en agresión e irrespeto a funcionarios y profesores.

Los docentes de la Escuela de Idiomas han sido agredidos mediante un acto violento en el que se rompió la cerradura de una de las puertas de las oficinas generando desconcierto, desazón y miedo entre profesores y personal administrativo. Los estudiantes declararon que se trataba de una toma de carácter político y reivindicativo del aula 12-128 de la Universidad de Antioquia.

Dicen los estudiantes de la AEIF que justifican su acción en la necesidad que tienen de ese espacio para sus actividades políticas, y que como la Universidad no les ha facilitado uno, han decidido tomarlo de hecho, “ya que”, afirman en el comunicado, “valoramos que las actividades que desarrollaremos como estamento estudiantil, serán de mucho más provecho en términos de extensión y formación para los estudiantes y la sociedad en general” (Comunicado del AEIF).

Hay otra justificación, supuestamente filosófica, que dice “el carácter crítico de la filosofía permite denotar que se hace necesario resignificar y transformar las concepciones, condiciones y espacios por los cuales se tramita el vago fin de la universidad” (Comunicado del AEIF).

Estamos entonces ante la siguiente situación: la desfinanciación que por años ha tenido la Universidad ha producido como efecto que falten muchas cosas: salones, laboratorios, espacios adecuados para el deporte, adecuada contratación de profesores de cátedra etc. Los profesores, estudiantes y trabajadores tienen razón en reclamar al gobierno mejores condiciones.

El movimiento estudiantil y profesoral que se ha desplegado en este semestre ha llevado a generar una transformación en la actitud del gobierno, que ha iniciado o prometido iniciar cambios presupuestales y en las normas. Esto sigue en discusión. Pero este no es el problema.

En este contexto, los estudiantes del AEIF solicitaron a la dirección del Instituto de Filosofía un espacio para la realización de sus actividades políticas, solicitud que no se pudo responder positivamente porque el Instituto no dispone de áreas. Sin embargo, les sugirió dirigirse a las autoridades administrativas respectivas. De todas formas, cambios y mejoras en los salones, laboratorios, etc., se harán en un mediano plazo, si finalmente el gobierno atiende las demandas universitarias.

Ante esta situación compleja los estudiantes del AEIF acudieron a las vías de hecho, se tomaron un aula, y rompieron así con el espíritu de diálogo de las autoridades universitarias y los estamentos en la mesa triestamental.

De este modo, un grupo minoritario de estudiantes utiliza la violencia y asume que puede justificar sus acciones en un tipo de filosofía que corresponde a lo que Marx denominó “la miseria de la filosofía”. Con estos débiles argumentos: —Las “actividades que allí desarrollaremos como estamento estudiantil, serán de mucho más provecho”, y como “filósofos verdaderamente críticos” estamos legitimados para “resignificar y transformar las concepciones, condiciones y espacios” — los estudiantes del AEIF justifican que pueden tomar por la fuerza aulas de la Escuela de idiomas, irrespetar y maltratar a profesores. ¿A qué puede conducir el “resignificar” y transformar las concepciones, condiciones y espacios?

La toma del un aula por la fuerza debe ser enfrentada con los instrumentos legales que tiene la Universidad y a estos estudiantes se les debe exigir que desalojen. La justificación dada por estos estudiantes no tiene que ver con los procesos políticos en los que la Universidad está participando. Como argumentación filosófica o política es inaceptable porque racionalmente no se puede justificar la violencia y el uso de la fuerza.

Una persona que rompa una cerradura, tumbe una puerta, y tome posesión de un lugar que no es suyo, está cometiendo un delito. Maltratar, insultar, irrespetar a un profesor es además de una falta moral, una falta disciplinaria. Con la justificación política de una acción no se pueden desconocer los derechos de las demás personas.

Los estudiantes de la AEIF que participaron en esta acción incurrieron en faltas disciplinarias graves y en delitos. Deberían, como escribió el profesor de idiomas Jaime Usma “analizar estos hechos, reparar los daños a la planta física, y devolver la oficina tomada a la Escuela de Idiomas”.

Sí que hace falta en la Universidad de Antioquia la ética más básica, la del respeto, el cuidado de sí, la dignidad, la responsabilidad. Estos estudiantes -aclaro que no digo los estudiantes todos-, no actúan ni como ciudadanos ni como sujetos responsables de sus acciones. Como ciudadanos tenemos derechos y obligaciones. Tenemos derecho  a una buena educación, a salud, a vivienda etc. Pero tenemos obligaciones y responsabilidades. Estudiar, rendir en el estudio, formarse en una disciplina es una obligación que tiene el estudiante cuando se matricula en la universidad.

La matrícula es un contrato entre un estudiante y una institución, la cual pone su infraestructura física, su planta profesoral y administrativa, su historia, su cultura, la disposición y el talento de los profesores a enseñar, al servicio del proyecto de vida del estudiante. Frente a esto el estudiante tiene obligaciones de respeto a los profesores y a las directivas, de cuidado con los bienes materiales de la universidad, de preocupación por su propia formación y desarrollo de sus capacidades.

Por estas razones, decidir de forma arbitraria, no razonada, sin el desarrollo de argumentos políticos válidos universalmente, “hacer la toma política de un aula”, es un acto irresponsable, egoísta, es una violación moral del contrato educativo. Y no olvidar: Pacta sum servanda.

Por eso, en la filosofía se ha propuesto también una forma para evitar que unas personas dominen sobre otras, que es la concepción de un pacto social que consagre un Estado de derecho. Para impedir que un individuo o un grupo de individuos se apropie indebidamente de los bienes privados o públicos, o viole los derechos y libertades de los demás, nos hemos comprometido con respetar un sistema de reglas de convivencia que aseguren el ejercicio de la libertad y que castiguen a quien lo viole.

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Nota

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