Opinión

Estamos en el cuarto mes del año 2018 y en Colombia se siente una atmósfera bastante peculiar, debido a que en el presente año se llevarán a cabo las elecciones presidenciales que definirán el camino de la sociedad colombiana hacia los próximos cuatro años. De este modo, se tratará de reformar, mejorar o empeorar, los procesos que iniciaron en el periodo presidencial próximo a terminarse, ya que éste ha sido uno de los más polémicos en las primeras décadas del siglo XXI.

En estos ocho años en los cuales Juan Manuel Santos ha ocupado el cargo de Presidente de la República, Colombia ha sufrido una transición y, además, una polarización muy fuerte; polarización comparable con la que se vivió a principios del siglo XX con la contienda entre liberales y conservadores, aunque sin la violencia que caracterizó dicha contienda. Antes eran liberales Vs conservadores, ahora son “Castrochavistas” Vs “Los del No”.

Este último grupo está conformado por diversos sectores de la política tradicional y decadente colombiana que se oponen rotundamente a una paz que no los beneficie; ahora bien, los denominados “Castrochavistas” (sobrenombre impuesto por el uribismo) son los colombianos que decidieron decir SÍ al desarme de las FARC-EP para brindarles a estos la oportunidad de cambiar las armas por las palabras y la guerra por la política.

Era necesario tocar estos temas para poder adentrarnos en el problema que hoy nos compete: las nuevas candidaturas a la presidencia de Colombia 2018-2022. Esta coyuntura que hoy divide al país es el cebo para que los carroñeros, que se hacen llamar candidatos, logren obtener votos para sus campañas. Como buitres, vuelan alrededor de su botín, esperando el momento perfecto para arrimarse a comer el delicioso manjar que es la masa ignorante, masa que vende su poder de decisión por unos cuantos pesos, un almuerzo, un mercado o, como hace poco vimos en Bello-Antioquia, por una lechuga. Por eso son buitres, porque buscan cerebros muertos y en descomposición para adoctrinarlos; abusan del analfabetismo reinante en la sociedad para lograr sus malévolos planes y luego desechar a los incautos que cayeron en sus ardides, así como un ave de rapiña defeca luego de un suculento festín.

Hoy las redes sociales se convirtieron en los lugares de acecho de estos animales rapaces, puesto que allí, en el ciberespacio, habitan todo tipo de individuos; unos fáciles de adoctrinar y dominar; y otros, por su parte, dispuestos a defender la verdad y a hacer frente a las mentiras que tanto circulan por los medios de comunicación. El problema es que el internet es incontrolable y las mentiras se propagan mucho más rápido que la verdad, gracias a “viejitas cibernautas” que pulsan el botón Compartir sin cerciorarse de lo que publican.

En estos últimos días, he leído tantas barbaridades, mentiras, conspiraciones, he visto tantos fotomontajes, videos amañados, y he escuchado tantos discursos que solo reflejan la ignorancia de nuestros candidatos, que siento miedo sólo de pensar lo que se avecina en el mes que falta para las elecciones; pues los buitres están afilando sus garras, preparando sus mejores armas para quedarse con la presa mayor: la presidencia de la República de Colombia.