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Academia Sociedad Vida Especiales

Preservar el ritual para vivir a pesar de la muerte

29/03/2021
Por: Julián David Ospina Sánchez - Periodista

Las familias de fallecidos por la covid-19, en algunos casos, enfrentaron simultáneamente varias pérdidas de manera virtual, individual o en rituales atemporales. El aislamiento por la pandemia desafió a la sociedad a reelaborar el duelo a partir de otras herramientas que cambian la forma en la que se hacen estas tradiciones.

Ilustración: Carolina Gomes. 

A finales del año pasado la familia Ospina Macías decidió no celebrar Navidad ni Año Nuevo. Debido a la pandemia, seis familiares permanecieron aislados en una finca en San Jerónimo, como una manera de protegerse de las aglomeraciones y fiestas de la temporada. El 28 de diciembre recibieron a una persona que había estado con un contagiado de covid-19, aunque advirtió que había salido negativo el test dos días después del contacto. «Nos explicaron los médicos que las pruebas hechas tan pronto suelen ser falsos negativos. Mi madre, dos de mis hermanos y yo resultamos contagiados, ignorando el tsunami que se nos venía», relató el periodista Carlos Alberto Ospina Macías.

Mientras afrontaba las dificultades físicas por la fiebre, el malestar y la baja saturación de oxígeno, producto de la infección que generó el virus, su madre de 85 años, Eufemia Macías Monsalve, se complicó. Fue hospitalizada y murió el 8 de enero, dos horas después de ser ingresada a cuidados intensivos en el Hospital Pablo Tobón Uribe.

No se pudo hacer ningún ritual de despedida. En medio de la soledad por el aislamiento, Carlos permaneció varios días en su vivienda con las cenizas de su madre y más adelante fue hospitalizado por una infección generalizada: «Para ese momento mi hermana estaba en condición crítica en la UCI de la Clínica Medellín, sede de occidente, y mi hermano había sido internado en la Clínica El Rosario, de El Poblado. A mí no me contaron nada para no afectarme», recordó Ospina Macías.

Sin superar su cuadro clínico ni asimilar la pérdida de su madre, el periodista tuvo que enfrentar, desde la distancia y sin despedirse, las muertes de su hermana Luz Marina, de 61 años, el 31 de enero, y su hermano Juan Ramón, de 60 años, el 5 de febrero. De los cuatro contagiados en la familia, tres fallecieron en menos de un mes.

Casos como el de la familia Ospina Macías marcan la nueva realidad de la pandemia, que obliga a vivir nuevas formas de decir adiós y elaborar el duelo, rituales fúnebres a través de la virtualidad, despedidas sin cuerpos y velaciones sin contacto físico.

"El duelo no debe ser visto como algo negativo, es una escuela para entender que todo es prestado. A través de los rituales se vive el dolor, pero se comprende y se crece". Cristian Vargas Upegui, psiquiatra de la Universidad de Antioquia.

Otra realidad

Para el psiquiatra de la Universidad de Antioquia Cristian Vargas Upegui, lo primero y fundamental para iniciar un proceso de duelo es visualizar al ser que ha fallecido, sin importar que sea días después y si solo es a través de la bóveda o las cenizas, porque la certeza de la partida no la dan la virtualidad ni las despedidas sin cuerpo. «Esta prueba de realidad es necesaria, porque solo así se siente la pérdida. Además, tenemos que permitirnos ser humanos y saber que son completamente normales el dolor, la rabia, la culpa, entre otros sentimientos», explicó.

José Gregorio Henríquez Gómez, tanato-antropólogo de la Alma Máter y asesor de la Funeraria San Juan Bautista, coincidió con el psiquiatra en que nunca es tarde para despedir a alguien amado y así elaborar un duelo saludable. Según su experiencia, la pandemia nos puso de frente con la importancia de los rituales y demostró que desde hace varios años, por moda, no estamos acertando al tratar de minimizar la muerte con una cremación inmediata y una ceremonia corta. «Decir adiós de una manera correcta es el reclamo que tienen las familias, y de ahí los esfuerzos de las funerarias por tratar de normalizar y diversificar estos ritos», señala Henríquez Gómez.

Después de la tormenta, para iniciar un verdadero proceso de duelo, Carlos Ospina y sus familiares despidieron con dos eucaristías en las iglesias de San Lucas y la Universidad Pontificia Bolivariana a Luz Marina y Juan Ramón, respectivamente. Un mes después, en la finca de San Jerónimo, celebraron el ritual por la muerte de su madre Eufemia. «Si el duelo por una persona es difícil, qué decir de tres. Ha venido una turbulencia en la que ha sido necesario soltarlos, pero no hay una fórmula. He vivido el tsunami y ahora una calma que me permite ver toda la destrucción»,
expresó el periodista.

Según, Julián Eduardo Velásquez Moreno, psicólogo social y director del centro de psicología humanista-existencial Parinama, es obvio que estamos
sujetos a las condiciones de la pandemia para elaborar el duelo, pero eso no impide nuevas formas de hacer rituales por los fallecidos. Sea a través de celulares, tabletas y computadores; mediante homenajes en la intimidad del hogar, cartas de despedida y visitas a mausoleos, en soledad o fuera del tiempo acostumbrado.

Para los tres especialistas es necesario recrear y vivir es tos rituales aunque sean lejanos de lo tradicional, pero que permitan sentir la muerte como algo real y expresar la rabia, la culpa, la frustración y el dolor en todas su dimensiones.. En medio de este panorama, el psiquiatra Vargas Upegui ve una oportunidad para «entender y luego sentir que somos seres transitorios y cambiantes, capaces de parar y vivir grandes transformaciones a partir del duelo».

Esa transformación la sintió Carlos Alberto Ospina, que estuvo cerca de morir. Cuando regresó, sin tres de tus seres amados, comprendió «que de nada sirven la riqueza, estatus, cirugías plásticas, posiciones políticas, si no se llega a la comprensión de que es necesario un cambio individual y profundo para mejorar nuestra forma de vivir. Esa es la lectura que no le hemos podido dar a este abominable virus», concluyó.

Procedimientos con los fallecidos

A través de videollamadas, videoconferencias, visitas vigiladas y la reapertura gradual de las salas de velación, algunas instituciones médicas y funerarias han facilitado el contacto de las familias con los enfermos críticos y los fallecidos. Estos son los lineamientos que deben seguir estas entidades:

- El cadáver se debe mantener aislado e íntegro, con tubos respiratorios y sondas, para evitar cualquier contacto con sus fluidos.
- El personal de salud y funerarias deben tener en todo momento gafas, batas impermeables de manga larga, doble guante y máscaras de filtración FFP2 o N95.
- No se permiten necropsias sanitarias, prácticas de embalsamamiento y tanatopraxia.
- En la vivienda o el área hospitalaria donde ocurrió el deceso el prestador de servicios de salud debe realizar la limpieza y desinfección total.
- Los prestadores de servicios de salud deben poner el cuerpo en doble bolsa para cadáveres, de 150 micras o más de espesor, resistentes a la filtración.
- El transporte, la preferible cremación o en su caso la inhumación, se deben efectuar en el menor tiempo posible.
- Se deben evitar rituales fúnebres que conlleven reuniones o aglomeraciones de personas.

 

Líneas de atención

Para quienes estén viviendo un proceso de duelo y sientan que necesitan ayuda, están habilitados los siguientes canales gratuitos: el servicio de teleasistencia de salud mental, 018000521021, y la Línea de la Felicidad, que brinda atención a niños mayores de tres años, 3005934088, ambas, estrategias de la Universidad de Antioquia. Además, pueden consultar en la línea Salud para el Alma de la Gobernación de Antioquia en el 4407649, y la Línea Amiga de Medellín 4444448, iniciativa municipal.

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