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Vida

Cuarta revolución industrial: tendencias en salud

09/07/2019
Por: Jaime A. Hincapié García y Pedro Amariles Muñoz- profesores Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias

La cuarta revolución —o 4RI— ha traído sorprendentes avances para el sector salud. La inteligencia artificial, big data y la medicina de precisión mejoran notablemente el acceso a los servicios, pero, al mismo tiempo, implican importantes retos para la formación y ética profesional, las políticas públicas y una nueva ciudadanía en salud.

Ilustración: Felipe Uribe Morales.

Sin duda, la tecnología ha permeado todos los aspectos de la vida moderna. La mayoría de las personas tienen algún grado de relacionamiento con los avances tecnológicos más recientes y conviven con esta transformación.

La revolución digital, hegemónica desde mediados del siglo XX, es el soporte de la cuarta revolución industrial —4RI o industria 4.0—, la cual se caracteriza por la innovación basada en la combinación e integración de las tecnologías. La 4RI supera la digitalización y desdibuja los posibles límites entre las dimensiones y paradigmas físicos, biológicos y digitales.

La incorporación de la 4RI al sector salud contribuye a garantizar el derecho a la salud, debido a que mejora el acceso, la oportunidad y calidad de los servicios. Por ejemplo, los avances tecnológicos —con telemedicina— han permitido la atención de pacientes ubicados en zonas alejadas; también han facilitado la atención a personas en situación de discapacidad —con bioimpresión 3D de órganos y tejidos, o con dispositivos para favorecer el acceso y la inclusión en caso de discapacidad auditiva o visual—; e, incluso, los avances tecnológicos satisfacen necesidades de pacientes con características muy particulares —mediante medicina personalizada—.

Por tanto, la incorporación de la 4RI en la prestación de los servicios de salud, incluso para poblaciones vulnerables, podría resultar clave para favorecer la equidad y el bienestar de los colombianos. En este contexto, se identifican tres tendencias sobresalientes en el sector salud, relacionadas con la 4RI.

Inteligencia artificial

La inteligencia artificial —IA— hace referencia a la teoría y el desarrollo de sistemas computacionales inteligentes. En el sector salud, la IA se viene implantando mediante modelos de aprendizaje profundo o aprendizaje automatizado.

A la fecha, los sistemas desarrollados tienen la capacidad de mejorar la precisión del diagnóstico de una enfermedad o definir mejor su tratamiento. Por ejemplo, se han desarrollado máquinas que realizan diagnósticos de enfermedades a partir de datos de imágenes; en ocasiones con mayor eficiencia y precisión que el respectivo especialista. Existen sistemas para retinopatía diabética, cáncer de pulmón, osteoporosis o hígado graso.

De forma similar, se han diseñado sistemas de soporte de decisión clínica que ayudan a definir el tratamiento más adecuado para cierta enfermedad, contribuyendo a una mayor efectividad y seguridad de las decisiones médicas. Por ejemplo, el software Watson —de IBM— orienta y soporta el actuar médico en pacientes con cáncer de mama.

Medicina de precisión/personalizada

La secuenciación del genoma humano ha favorecido el desarrollo de una serie de tecnologías que usan esta información para identificar o tratar las enfermedades. Se han desarrollado productos basados en terapia celular o terapia génica —por ejemplo, Kymriah, Luxturna o Zolgensma—, los cuales son diseñados para tratar con mayor precisión defectos genéticos y en algunos casos pueden llegar a curar enfermedades que no tenían tratamiento disponible.

En este campo, el panorama de investigación es amplio y promisorio. En los próximos años se espera la comercialización de gran cantidad de productos bioterapéuticos de próxima generación, al igual que terapias dirigidas, celulares y génicas, especialmente para enfermedades de alto impacto, como el cáncer o aquellas consideradas como desatendidas —también llamadas huérfanas—.

Big data e internet de las cosas

La masificación de la utilización de la historia clínica electrónica y otras herramientas, para colectar información individual o grupal de los pacientes, ha permitido a instituciones y gobiernos disponer de grandes cantidades de datos, que deben ser utilizados en la gestión clínica y generación de políticas públicas.

En Colombia, iniciativas como la «carpeta ciudadana» buscan que las personas tengan un espacio en la nube, que provee el Gobierno, para que allí se alojen elementos de identificación; además, podría ser utilizada para almacenar información clínica del ciudadano.

Big data está asociado directamente a otros desarrollos, como los dispositivos vestibles o robots. Por ejemplo, un dispositivo vestible mide continuamente los niveles de azúcar en la sangre —la glucemia— de los pacientes con diabetes, dicha información viaja al teléfono inteligente y todos los datos se alojan en la nube, y allí puede ser consultado por el paciente o por el médico. En este caso, el médico toma mejores decisiones basado en el análisis de datos, sin la necesidad de la presencialidad del paciente. Además, el análisis global de la información de todos los pacientes podría llegar a predecir riesgos, definir conductas y generar políticas públicas. Por tanto, el análisis de grandes volúmenes de datos en salud potencia a los sistemas en su rol de ser proactivos, predecir mejor y vigilar la tecnología en la vida real.

Algunos retos

De manera general, si bien uno de los objetivos de la incorporación de la 4RI al sector salud es mejorar la eficiencia y contribuir al bienestar de la población, es evidente que algunas de estas tecnologías llegarán a presionar las finanzas de los sistemas de salud, por sus altos costos. Por ello, emergen retos regulatorios, éticos y fiscales, que obligarán al sector salud a perfeccionar las formas de relacionamiento entre los actores, las formas de pago y los procesos orientados a optimizar el uso de los recursos. Es posible que estemos en el inicio de una época de relaciones disruptivas entre los actores del sector, en el cual desempeñan un rol notorio las empresas de tecnología.

La privacidad, seguridad, gobernanza y análisis de los datos —big data en general—, así como la valoración adecuada de la efectividad y seguridad de las nuevas tecnologías, especialmente para el caso del software, dispositivos vestibles y otro tipo de aplicaciones, son los dos retos generales. Adicionalmente, los paradigmas de «medicina basada en la evidencia» y el uso de «evidencia de la vida real», obtenida por big data, serán objeto de discusiones sobre su aplicabilidad.

En la era de la 4RI, el paciente estará altamente conectado, dispondrá de la medición en tiempo real de parámetros biológicos e historia clínica autogestionada. Adicionalmente, estará más involucrado y, por eso, el derecho a la salud incorporará la corresponsabilidad, demarcando lo que podría ser una nueva ciudadanía en salud. Por ello, el sector no solo requiere talento humano con habilidades y competencias en ciencia de datos, sino también sensible a la información generada.

La velocidad del avance de las ciencias de la salud requiere un abordaje amplio, con una mirada de impacto social. En este sentido, es clave que el estudiante del área de la salud sea formado como un ciudadano integral, con visión social y fortalecido en la ética del cuidado; además, debe estar preparado para el cambio vertiginoso, la explosión de información y para mantener al ser humano como el centro del proceso y el beneficiario principal de la utilización de los robots, la inteligencia artificial y las demás formas novedosas de interacción y transacción, que se consolidarán con el posicionamiento de la 4RI.

Bibliografía

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