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Ciencia Vida

Sueño, el lapso reparador

07/02/2020
Por: Natalia Piedrahita Tamayo- Periodista

El sueño profundo es clave para el bienestar de los seres humanos: reconfigura el funcionamiento de su mente y cuerpo. Sin embargo, el uso de dispositivos electrónicos, advierten los expertos, le quita espacio al buen dormir, afectando la salud mental y la calidad de vida.


Los aparatos electrónicos están afectando hábitos de bienestar. «Reserve su cama solo para dormir y el sexo», dice el mandamiento de higiene del sueño. Foto: Gaelle Marcel / Unsplash.

Cuando una persona cae «en brazos de Morfeo» —como suele decirse aludiendo al dios de los sueños en la mitología griega—, el cuerpo entra en un lapso de compensación y reparación, determinante para la buena salud.

Por ello, si alguien siente que los días le rinden menos para realizar sus actividades cotidianas o que su estado de ánimo no es el mejor, la pregunta por el cómo está pasando sus noches debería aparecer como una alerta temprana. En efecto, si la persona no alcanza un sueño reparador al descansar, nada garantizará que sus órganos vitales funcionen correctamente.

«Es más importante dormir que comer. Es más probable morir por falta de sueño que por falta de comida. Las funciones del sujeto comienzan a fallar al tercer día de no dormir», aseguró Luis Guillermo Duque Ramírez, médico y especialista del sueño. Mediante sus investigaciones en el campo de la neurología, el también docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia ha estudiado los trastornos del sueño y sus posibilidades de tratamiento.

El sueño tiene dos etapas: MOR —de movimientos oculares rápidos— y NMOR —movimientos oculares lentos—. En la primera, el cerebro «barre, lava y trapea», es decir, reorganiza las conexiones de las neuronas y empaqueta las memorias para llevarlas a la corteza cerebral. En la segunda, el durmiente entra en un sueño profundo y el cerebro pone a prueba todos los sistemas; hay disminución de la frecuencia cardiaca y de la frecuencia respiratoria, para que al despertar todo funcione bien.

«No basta con dormir, el sueño debe garantizar una reparación de los sistemas y esto depende de la profundidad que alcance el durmiente», explicó Duque Ramírez, quien señaló también que el descanso tiene que ver con el autoconocimiento, ya que la percepción sobre este es subjetiva: «Algunos pacientes perciben que tienen suficiente con dormir cinco horas de sueño, otros piensan que con diez horas no han descansado lo necesario».

El sueño en otras especies

Nos diferenciamos de otras especies también en el acto de dormir. Los delfines, por ejemplo, duermen con la mitad de su cerebro, oscilan de un hemisferio a otro. La hibernación es otra modalidad de sueño; especies como los osos la emplean por cerca de tres meses para descansar, durante ese lapso solo mantienen el 10 % de su cuerpo funcionando, todo esto para mantener su energía. Algunos tardígrados emplean la criptobiosis como manera de preservar y alargar su vida en condiciones adversas. En el ser humano siempre hay actividad automática durante el sueño, es decir, no tenemos que pensar en respirar o en mantener la circulación, estas funciones se mantienen.

Factores subjetivos del sueño

Aunque culturalmente nos inculcaron que «al que madruga Dios le ayuda», es importante que cada persona sea consciente de su reloj biológico. El hecho de que un individuo tenga como comportamiento preferente levantarse tarde o temprano parece tener, incluso, vínculos genéticos. Sin embargo, cada persona, de acuerdo a sus costumbres, preferencias y posibilidades, puede organizar su lapso de descanso.

«El sueño no es parejo, sino un proceso dinámico. Uno no pasa de despierto a dormido inmediatamente, sino que durante la noche oscila entre el sueño MOR y NMOR. Además, se tienen micro despertares, imperceptibles para el durmiente. Lo ideal es que se tengan entre tres y cinco ciclos completos de sueño durante la noche», advirtió Valentina Plazas Quibano, investigadora de la Facultad de Medicina. En promedio, el ser humano
debe dormir entre seis y nueve horas diarias: si un ciclo dura dos horas, se recomiendan entre tres y cuatro ciclos, es decir, unas ocho horas.

En la Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5, a través de la cual se enlistan y clasifican los trastornos mentales, se mencionan cien enfermedades del sueño. Las consecuencias más evidentes de estos trastornos son los problemas de memoria, afectación a la disposición para relacionarse con otras personas, aumento de la accidentalidad en el trabajo, disminución en la productividad y la dependencia de narcolépticos o medicamentos.

«Los humanos evolucionamos para dormir de noche y vivir de día. Todas las especies tienen momentos de reposo o descanso, en el caso de los humanos se evidencia que el descanso del sueño ha comenzado a ser reemplazado por momentos de interacción a través de dispositivos electrónicos y con esto se está dando una disminución en la salud mental y la calidad de vida», destacó Duque Ramírez.

Enfermedades asociadas al sueño

Si de manera constante se detecta dificultad para conciliar el sueño a los 30 minutos después de estar dispuesto para dormir, teniendo las condiciones correctas, la recomendación es consultar a un especialista. La Guía de consulta de los criterios diagnósticos delDSM-5 (2014) publicada por la American Psychiatric Association, es un documento que aporta novedades con respecto a la codificación, clasificación y diagnóstico de los trastornos mentales, que tienen amplios efectos sobre muchas especialidades. En la guía hay referencias a los trastornos del sueño-vigilia:

Insomnio: es una predominante insatisfacción por la cantidad o la calidad del sueño. Se manifiesta en la dificultad para iniciar el sueño o para mantenerlo, y en la capacidad para volver a dormir luego al despertar pronto en la mañana.

Hipersomnia: las personas manifiestan una somnolencia excesiva (hipersomnia) a pesar de haber dormido durante un período principal que dura al menos siete horas.

Narcolepsia: se trata de la necesidad irrefrenable —durante varios momentos recurrentes al día— de dormir, de abandonarse al sueño o de echar una
siesta. No más del 1 % de la población la padece.

Apnea-hipopnea obstructiva del sueño: es uno de los trastornos del sueño relacionados con la respiración. Entre sus signos comprende alteraciones
nocturnas de la respiración como ronquidos, resoplidos/jadeos o pausas respiratorias.

Parasomnias: comprende a su vez varios trastornos entre los cuales está el sonambulismo, los terrores nocturnos, las pesadillas y el síndrome de las piernas inquietas; este último está acompañado de calambres entre la rodilla y el pie y, por ello, la persona tiene la necesidad de levantarse continuamente.

Mandamientos de un buen sueño

Cuando las personas comienzan a detectar problemas de sueño, aparecen rituales para inducirlo, como la música, la televisión o las luces compañeras; estos elementos condicionan el acto natural de dormir, para el cual solo se necesitan dos factores: el cansancio que lleva al sueño y el ambiente propicio, es decir, tener una cama cómoda, ubicada en un recinto silencioso y con poca iluminación.

A través de los sueños, el inconsciente elabora situaciones que afectan al sujeto en la cotidianidad. De hecho, no recordar los sueños refleja que no
se está alcanzando un sueño profundo y reparador. Como lo explicó Plazas Quibano, todas las deudas se pagan, entonces, quien no descansa de noche amanece agotado: «La somnolencia diurna es un estado muy común pero evitable, que afecta seriamente la salud, puede deteriorar desde la piel hasta la frecuencia cardiaca y puede llevar a un estado de estrés fatal».

La World Sleep Society enlistó diez mandamientos que garantizan la «higiene del sueño»:

  • Establecer un horario regular para irse a dormir y despertarse. Si tiene la costumbre de tomar siestas, no exceder los 45 minutos de sueño diurno.
  • Evitar la ingestión excesiva de alcohol 4 horas antes de acostarse, y no fumar.
  • Evitar la cafeína 6 horas antes de acostarse. Esto incluye café, té y muchos refrescos, así como chocolate.
  • Evitar los alimentos pesados, picantes o azucarados 4 horas antes de acostarse. Un refrigerio ligero antes de acostarse es aceptable.
  • Hacer ejercicio regularmente, pero no justo antes de acostarse.
  • Usar ropa de cama cómoda y acogedora.
  • Encontrar una configuración de temperatura de sueño cómoda y mantener la habitación bien ventilada.
  • Bloquee todo el ruido que distrae y elimine la mayor cantidad de luz posible.
  • Reserve su cama para dormir y el sexo, evitando su uso para el trabajo o la recreación general.
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