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Academia

Crisis financiera, otro virus que agobia a los hospitales

24/05/2020
Por: Natalia Piedrahita Tamayo- Periodista

En medio de la pandemia por la covid-19 se agudizó una crisis de vieja data en Colombia: la solvencia financiera de los hospitales. En Antioquia, 13 entidades de salud se declararon en alerta roja por la reducción de ingresos para funcionamiento entre abril y mayo.

Como parte del alistamiento para atender pacientes con covid-19 la IPS Universitaria pasó de 32 camillas a 52 para cuidados especiales, y de 44 a 86 para cuidados intensivos. Fotos: cortesía IPS Universitaria.

Según las cifras consolidadas por la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, en los últimos dos meses la ocupación de los centros de salud en Colombia estuvo por debajo del 50 % —según la disponibilidad de camillas—. La cifra bajó a un 25 % y 30 % para servicios relacionados con especialidades médicas y atención pediátrica. 

A los protocolos de prevención, confinamiento obligatorio y aislamiento de enfermos a los que el país respondió con rigor, se sumaron los esfuerzos para que el sector de la salud se preparara para enfrentar la pandemia. La inversión para dotar las unidades de cuidados intensivos, el reentrenamiento de los profesionales en protocolos de manejo, la adquisición de elementos de protección y la organización de áreas reservadas para pacientes con covid-19, acrecentaron los costos hospitalarios. 

La crisis del sector de la salud se agudizó en los últimos dos meses y el panorama es crítico: las inversiones que trajo la implementación de esas nuevas disposiciones contrastan con la reducción de los ingresos producto de la poca demanda de servicios. En el caso de Antioquia, los hospitales Pablo Tobón Uribe, San Vicente Fundación, la IPS Universitaria y las clínicas Cardio VID, CES, del Prado, El Rosario, Las Vegas, Medellín, del Norte, Soma, Universitaria de la UPB y San Juan de Dios de La Ceja, se declararon en «cuidados intensivos».

¿Qué está pasando? El panorama delata el miedo de muchos usuarios ante el riesgo de contraer el coronavirus, por lo que están evitando, a toda costa, visitar los centros de salud. Martha Cecilia Ramírez Orrego, directora de la IPS Universitaria, aseguró que «es un pánico irracional, ya que el riesgo por la covid-19 no está en las clínicas y hospitales, que son los lugares con los protocolos de bioseguridad más estrictos de manejo, sino que está en las calles y en el contacto humano directo».

Con la ausencia de pacientes en las clínicas los ingresos de estas bajaron a menos del 50 %. Como si fuera poco, la cartera de las trece instituciones en la actualidad asciende a más de 1.4 billones de pesos. «Arrastrábamos dificultades financieras de base por las EPS liquidadas, Saludcoop o Cafesalud, por ejemplo, le dejaron a Colombia deudas sin resolver. Además , la debilidad en el flujo de recursos por la ausencia de políticas públicas acertadas nos hace inviables», aseguró Andrés Aguirre Martínez, director del Hospital Pablo Tabón Uribe. 

Ante la contingencia los profesionales de la salud no solo han demostrado su vocación y compromiso, también han puesto a prueba una constante en su trabajo: hacer mucho con muy poco. 

Un asunto de políticas públicas

Constitucionalmente el Estado tiene el deber de mantener el sistema de salud, por ello y ante esta contingencia, los hospitales esperan que el Gobierno nacional ponga en marcha estrategias ágiles y efectivas para enfrentar esta nueva coyuntura. La propuesta que hacen está basada en la «remuneración por disponibilidad», es decir: que el Estado pague a los hospitales y clínicas por cada cama disponible y que las EPS costeen todos los servicios que les prestan a sus afiliados.

La propuesta es que ese pago salga de las UPC que en la actualidad no se estén gastando, como las de accidentes de tránsito y los fondos de las ARL, que tienen la responsabilidad de acompañar al sistema de salud en emergencias y contingencias. La UPC es la unidad de pago por capitación, es decir, el valor anual que se reconoce por cada uno de los afiliados al Sistema general de seguridad social en salud SGSSS para cubrir las prestaciones del Plan Obligatorio de Salud POS, en los regímenes contributivo y subsidiado.

La alternativa, sin embargo, sería transitoria, pues las falencias en materia del sistema de salud en Colombia han echado profundas raíces. «Estamos tratando de solucionar en semanas lo que debió hacerse en años, esto señala la urgencia de establecer políticas públicas en términos de la protección de los derechos fundamentales de las personas, sin barreras, lo que a su vez redundaría en el fortalecimiento de la estructura hospitalaria. El Gobierno debe saber que esto no lo va a solucionar una aseguradora o un prestador», advirtió Aguirre Martínez. 

El Gobierno nacional gestionó en 2019 el Acuerdo de Punto Final, con el que se propuso generar mayor liquidez de recursos para la salud en Colombia. Se ha dicho que mediante este acuerdo la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud —Adres— pagará la deuda de 5.2 billones de pesos correspondientes a servicios que no fueron financiados con las UPC del régimen contributivo. Sin embargo, este proceso está en auditoria y los hospitales necesitan acciones a corto plazo. 

Para la directora de la IPS Universitaria, lo que viven hoy los hospitales le señala al país que la modificación de modelos de atención no debe basarse en la enfermedad. Según explicó, ello apuntaría a revisar las dinámicas de atención que se dan y a consolidar un modelo en el cual la prioridad es el paciente y su familia y no los protocolos de las EPS, como en muchos casos sucede. Esto incluye la telemedicina y el fortalecimiento de los servicios de salud mental. 

Por ahora, en los pasillos de los hospitales sigue atormentando una pregunta frecuente: ¿cómo van a quedar después de esta pandemia? Sus representantes son enfáticos en que un desarrollo positivo o negativo de esa incertidumbre depende en buena medida de las decisiones y acciones del Gobierno nacional. Y, cómo no, de la agilidad para aplicarlas en el corto plazo. 

 


Una ecuación que preocupa

La capacidad de camillas de la unidad de cuidados intensivos de la IPS Universitaria pasó de 44 a 86, y de 32 camillas para cuidados especiales a 52. 

Ramírez Orrego insistió en que la IPS Universitaria vive de lo que recauda cada día y por ello, en las condiciones actuales, no aguantaría un mes más: «Para mantenerse abierta en mayo esta institución necesitaría 65.000 millones de pesos, ¿si no hay caja con qué vamos a pagar el personal y los implementos?». 

La gravedad del asunto aumenta con las recientes proyecciones del Instituto Nacional de Salud, que advierten que el pico de infección por la covid-19 podría darse en julio, momento en el que estas instituciones no tendrían recursos para su funcionamiento. 

«La ecuación es muy sencilla: es un sistema de salud basado en el aseguramiento individual. Es decir, solo se les paga a las clínicas si llega un enfermo, y en el que los hospitales llevamos tres meses con ocupación de menos de la mitad de su capacidad, entonces si llegara a darse un pico de infección en unos meses, no tendríamos como atenderlo», declaró Aguirre Martínez.


 

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