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Pueblos ancestrales: radiografía de una crisis

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21/07/2020
Por: Equipo periodístico de Hacemos Memoria

Entre agosto de 2018 y mayo del 2020 fueron asesinados 171 indígenas colombianos, 9405 desplazados y 14 266 confinados, según cifras de la Organización Indígena de Colombia, Onic. En este especial periodístico, el proyecto Hacemos Memoria indagó con los líderes indígenas sobre cuáles son los principales problemas que viven sus comunidades.

Niños indígenas en el departamento del Amazonas. Foto: cortesía Juan Diego Restrepo E.

Miembros del pueblo amorua sobreviven con desechos de la basura en Puerto Carreño, Meta; jóvenes de comunidades indígenas del Chocó son reclutados por parte de grupos armados; niños del pueblo wayuu mueren por desnutrición y escasez de agua en La Guajira; en la cuenca del Amazonas científicos encuentran mercurio en la leche materna de las indígenas, debido a la contaminación de los ríos por la minería. Estas son solo algunas de las escenas que configuran la crisis humanitaria que viven los pueblos ancestrales en Colombia.

La violencia generada por los grupos armados es, en la actualidad, uno de los mayores peligros para la supervivencia de los pueblos ancestrales, pues pone en riesgo la vida de los indígenas, su conexión con el territorio y sus prácticas ancestrales.

En Antioquia, según Alexis Espitia, docente y consejero de la Organización Indígena de Antioquia —OIA—, la situación se agudizó luego de la firma del acuerdo de paz entre el Estado y las Farc-EP, el 24 de noviembre de 2016, lo que provocó la llegada de otros grupos armados a las zonas que abandonó la antigua guerrilla. «Con la firma de los acuerdos de paz bajó la intensidad del conflicto y volvió un poco la normalidad a las comunidades porque las Farc, que eran el principal actor armado en la zona, estaban saliendo del territorio. Pero para mediados de 2018 se recrudeció nuevamente el conflicto, porque las Farc salieron, pero el Estado no tuvo la capacidad de llegar a esos territorios. Y no me refiero solo a la parte militar: no tuvo la capacidad de llegar con intervención social».

Situaciones similares viven en departamentos como Chocó, Norte de Santander, Cauca, Nariño y en la Amazonía. En esta última región, Róbinson López, líder de la Organización de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana —Opiac—, explicó que «el recrudecimiento de la guerra tiene sus orígenes en que no hay un acuerdo de paz consolidado; muchas células están reproduciéndose otra vez y se financian con el narcotráfico, la minería, la extorsión y de muchas otras maneras». 

La violencia que sufren las comunidades del sur del país, ha generado que ciudades como Armenia, Pereira y Manizales, en el Eje Cafetero, sean ahora receptoras de indígenas desplazados de Olaya y Tumaco, del departamento de Nariño, donde se incrementó la confrontación entre los actores armados, reveló Arbey Gañán, líder emberá del Consejo Regional Indígena de Caldas.

Otra de las problemáticas que enfrentan los pueblos ancestrales es la pérdida del territorio por la incidencia de los cultivos de uso ilícito, la deforestación, la agroindustria y los proyectos minero-energéticos. Entre los más afectados por estas situaciones están los pueblos indígenas que habitan en La Guajira, el Eje Cafetero, Norte de Santander y la Amazonía; regiones en las que las comunidades nativas están perdiendo sus espacios de cultivo, recolección, pesca y cacería, lo que pone en riesgo directo su sobrevivencia.

El histórico problema del abandono estatal representado en falencias de salud, educación, servicios básicos y seguridad alimentaria, entre otras, propicia que se continúen vulnerando los derechos adquiridos por estas comunidades. Ante tal panorama, los pueblos indígenas han tenido que intensificar sus acciones de resistencia, expresó Óscar Montero de la Rosa, líder indígena kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta. «Podemos decir que las luchas recientes de los pueblos indígenas colombianos se han intensificado y visibilizado también porque la situación que vivimos no da para menos. En esa lucha hay cuatro principios, que son defender nuestra cultura, mantener la unidad, defender el territorio y lograr nuestra autonomía; y por esos principios es que los diferentes actores armados, legales e ilegales, incluido el mismo Estado, han venido queriendo dominar a los pueblos indígenas del país», detalló Montero de la Rosa.

De norte a sur, este es el panorama que describieron los líderes ancestrales de algunos de los 115 pueblos indígenas que habitan el territorio colombiano, cuya población asciende a 1 905 617 nativos, según el censo para el año 2018 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística —Dane—.

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