“El deleite precede a hacer ciencia”
“El deleite precede a hacer ciencia”
Gloria Patricia Cardona Gómez, doctora en Ciencias Biológicas es jefe de Neurobiología celular y molecular del GNA, un área que busca entender cómo se genera el deterioro cerebral que produce trastorno cognitivo y demencia.
Gloria Patricia Cardona Gómez quería ser astrofísica, por lo que envió una carta a la embajada de Estados Unidos contándoles sobre su sueño. Estos le ofrecieron un curso gratis de inglés todos los sábados en el Colombo Americano, pero su madre no le permitió asistir porque tenía que hacer “oficio en la casa”.
Gloria Patricia nació en Armenia, Quindío, en una familia conservadora. Su madre era ama de casa y su padre de crianza, artesano. Estudió bachillerato comercial y su madre quería que fuera secretaria. Desde pequeña era muy observadora, le gustaba jugar con los animales y las plantas, y le encantaban todas las áreas relacionadas con las ciencias, en particular la biología.
Cuando estaba terminando el colegio, el profesor de matemáticas la motivaba a estudiar algo relacionado y la profesora de geografía a estudiar ciencias políticas, pero ella decidió presentarse a medicina en la Universidad del Quindío. Empezó a estudiar para el examen pero no pasó, quedó justo en el punto de corte. No podía viajar a otra parte del país para estudiar, la única alternativa era la Licenciatura en biología en la misma institución.
“Una vez que ingresé vi que ese era mi terreno. Fui monitora de bioestadística y de bioquímica. Fue muy enriquecedor e interesante. A medida que iba teniendo las experiencias, iba descubriendo que me gustaba más”, comenta.
Su trabajo de grado lo desarrolló sobre Errores Innatos del Metabolismo, en el Instituto Quindiano de Educación Especial, para lo que recibió financiación de su universidad y de la Gobernación del Quindío, y entrenamiento en la Universidad Tecnológica de Pereira, y en la Universidad de los Andes. La investigación se enfocó en niños con retardo mental, a quienes no se les había identificado el origen de su enfermedad. En esta población encontraron dos enfermedades metabólicas con las que los niños no estaban diagnosticados. Esto tuvo gran repercusión nacional, gracias a lo cual le dieron el premio a Mejor Trabajo de Grado de la Asociación Colombiana de Ciencias Biológicas en 1994.
Antes de terminar el pregrado se casó con Juan Carlos Gallego, quien también estudiaba biología y hoy es docente e investigador de la Facultad de Medicina. Su esposo había decidió viajar a terminar su carrera en la Universidad del Valle, por lo que ella presentó su hoja de vida allí y fue seleccionada para trabajar como docente en el área de bioquímica, en la Facultad de Ciencias de la Salud.
Ambos querían realizar su doctorado fuera del país. Juan Carlos viajó a España a concluir su tesis de grado y ella empezó a buscar opciones. Se postuló a una convocatoria de Colciencias y salió favorecida. En agosto de 1995 había nacido su primer hijo, José David, y en septiembre de 1996 viajó a España, a la Universidad Autónoma de Madrid, a empezar su doctorado en Ciencias Biológicas. Allí desarrolló su tesis en el Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
“Me fui con el bebé a bordo. Todas las personas a quienes les contamos la experiencia nos dicen que terrible y sí, fue duro. El primer año fue inversión de mi esposo para yo poder avanzar en mi doctorado, porque mi caso era más obligatorio en ese momento con la beca de Colciencias. Al final, cuando yo estaba terminando, me dediqué más al niño, y él a terminar su doctorado. Igualmente a medida que el niño iba creciendo ya estaba más tiempo en el colegio”, señala.
El proceso 8.000, proceso contra el entonces presidente Ernesto Samper, afectó el dinero destinado para la manutención. Recibieron la ayuda de amigos, investigadores, jefes y caseros para poder superar esa crisis económica que duró un año.
“Científicamente al principio fue muy difícil, habían un montón de cosas que yo no sabía, era una inversión grandísima de tiempo. Entre mi primiparada, la complejidad de los temas, la exigencia familiar, la estrechez económica, Colciencias exigiendo artículos… todo era muy estresante. Esa es la parte dura del doctorado, cuando trabajas muchísimo y no tienes resultados. Pero el segundo año fue mejor y empecé a tener hallazgos originales”, cuenta.
En el 2001 terminó su doctorado, pero se quedó otro año en España porque su esposo no había terminado el suyo. Empezó a escribir proyectos y pudo comenzar su posdoctorado, entre ellos algunos para Retorno al país, programa que buscaba evitar la fuga de cerebros y estimular el regreso a Colombia, por lo que volvió al país y en 2002 llegó a la Universidad de Antioquia como investigadora del Grupo de Neurociencias de Antioquia (GNA) y docente ocasional a la Facultad de Medicina.
“Pasé de hacer experimentos, tres a la vez, a sentarme en un escritorio a concretar proyectos. Escribimos a la Comunidad Europea, al NIH en Estados Unidos, a Colciencias, y a la vuelta de dos años me habían aprobado casi todo. En 2004 nos vinimos para la Sede de Investigación Universitaria, SIU: laboratorios vacíos, llenos de estantes y mesones sin nada, pero ya teníamos proyectos”, puntualiza.
Entre 2005 y 2008 realizó estancias postdoctorales en la Universidad de Iowa y la Universidad de California. Empezó a trabajar con su esposo en terapia génica para la recuperación de enfermedades neurológicas, especialmente en Alzheimer.
Gloria Patricia considera que una de las grandes dificultades al inicio fue la falta de discusión científica en Neurobiología en el país. Los primeros pasos que dieron en la investigación fueron complicados. Había estudiantes de maestría y doctorado que necesitaban empezar a publicar, pero las revistas les decían que los experimentos no eran suficientes o les pedían experimentos que no podían hacer. Gracias al estudio conjunto entre la investigadora y sus estudiantes, y el interés por hacer ciencia de la mejor calidad llegó un momento donde despegaron y empezaron a publicar internacionalmente.
Hoy han logrado un buen nivel, respetable, serio y reproducible. Los reconocen en el campo, los invitan a participar en eventos, a revisar artículos de revistas o capítulos de libros a nivel internacional. Todo esto gracias a un trabajo conjunto con sus estudiantes, que para ella son la médula para poder hacer investigación.
Ciencia e investigación
Gloria Patricia es jefe de Neurobiología celular y molecular del GNA, área que busca entender cómo se genera el deterioro cerebral que produce trastorno cognitivo y demencia. En especial tiene un interés por la demencia vascular que da después del infarto cerebral y que es más frecuente en los países latinoamericanos. Ella también asesora la Sala Mente del Parque Explora, lugar donde hay elementos didácticos para entender cómo funciona el sistema nervioso.
Ella ve la investigación más como una curiosidad de entender y descubrir. “Me gusta ver cómo a partir de una discusión inicialmente teórica, una hipótesis, se derivan unos diseños experimentales y luego se genera conocimiento nuevo y se proponen ideas totalmente originales”, apunta.
Para Gloria Patricia la investigación y la ciencia no deben volverse algo operativo: hacer experimentos, obtener resultados y escribir sobre ellos. Lo realmente importante es pensar qué y por qué se está haciendo, qué se publica y si aporta al conocimiento global, si ayuda a encontrar una solución a un problema de salud, en este caso, a un entendimiento de la enfermedad que conlleva a la demencia, cómo prevenirla y curarla en un futuro, “hemos buscado estrategias de terapia génica, celular y farmacológica, con base en estudios preclínicos en modelos animales de la enfermedad”.
El deleite
Desde muy temprano la familia Gallego Cardona está levantada. Sus dos hijos, José David y Mateo, se van a estudiar a la universidad y al colegio respectivamente, mientras Gloria Patricia y Juan Carlos se van a trabajar cada uno apasionado por la ciencia que hace. El compartir con su familia es un espacio importantísimo para Gloria Patricia. Todos los fines de semana buscan alguna actividad para hacer, y en las vacaciones un lugar donde viajar y poder estar juntos.
Esta investigadora también ama pintar, desde niña dibujaba y bordaba. Realiza acuarelas y hoy asiste a cursos sobre estas actividades en la Universidad. Su otra pasión es la astrofísica, realizó dos niveles del diplomado, pero por cuestiones de tiempo no pudo continuar, no obstante tiene su telescopio en la casa.
En noviembre del 2016, Gloria Patricia sumó otros dos reconocimientos a su larga lista de homenajes: recibió el Premio de Investigación primera categoría de nuestra Universidad y fue elegida miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, por sus aportes a la formación de investigadores al país, su productividad y calidad científica.
Ahora Gloria Patricia, además de su labor como docente e investigadora, desarrolla una tarea bastante importante para el desarrollo de la ciencia en el país: poder pensar en su papel y futuro. Desde la Academia podrá discutir las diferentes leyes, decretos, resoluciones y acuerdos que se realizan sobre la ciencia en Colombia y cómo abogar para fortalecerla.
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