Academia

Libreto para la película Policarpa Salavarrieta, que no fue filmada. Foto: cortesía Biblioteca Nacional de Colombia. 

«Este libro de historia, aunque vaya ilustrado con caricaturas, no va en chiste: va en serio. Y, como todos los libros serios de historia, es también un libro de opinión sobre la historia: entre todas las formas literarias no hay ninguna más sesgada que la relación histórica», dice la presentación del libro Historia de Colombia y sus oligarquías (1948 – 2017), que reposa en un estante de la Biblioteca Nacional.

La obra de Antonio Caballero es una de los documentos que constituyen la memoria de Colombia. ¿Cómo proteger y promover la apropiación de esa memoria? Esa fue una de las preguntas que motivó a un grupo de investigadores de la Biblioteca Nacional y de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia —EIB—,  a emprender la elaboración y ejecución del Plan Nacional para la Protección y Promoción del Patrimonio Bibliográfico y Documental 2021-2030. «Este plan tuvo como requisitos fundamentales ser participativo desde la misma construcción del documento que hoy tenemos y poner en marcha la Política Nacional de Patrimonio Bibliográfico y Documental», anotó la bibliotecóloga de la Alma Máter, María Teresa Arbeláez.   

Conocer la historia del país y tener una visión propia y crítica sobre ella, es posible, en buena medida, a partir del conjunto de obras que se consideran herencia y memoria, y que contribuyen a la construcción de la identidad de la nación en su diversidad. Ese conjunto, llamado patrimonio bibliográfico y documental, incluye libros, folletos y manuscritos, microformas, material gráfico, cartográfico, seriado, sonoro, musical, audiovisual y recursos electrónicos, entre otros. 

Gran parte de ese material puede ser encontrado en la Biblioteca Nacional —en Bogotá—, pero, también, en las bibliotecas universitarias, departamentales, municipales y en sus sitios web. A futuro, sin embargo, se podrá consultar mediante una herramienta que articule todos los repositorios, así lo explicó Myriam Marín Pedraza, coordinadora del Grupo de Procesamiento Técnico de la Biblioteca Nacional de Colombia. 

Tener acceso a esta memoria es un derecho. Por ello, los investigadores recorrieron el país recogiendo ideas que permitieran construir una ruta que contribuya al conocimiento y apropiación de dicho patrimonio. «Fue una labor ardua que incluyó un acercamiento con las comunidades de regiones apartadas, que normalmente no son incluidas en este tipo de iniciativas», argumentó Andrés Sáenz Giraldo, jefe del Centro de Investigaciones en Ciencia de la Información de la EIB.   

Este trabajo dejó como resultado el documento base del Plan, que establece como objetivo fundamental la organización de todos aquellos actores que tengan piezas patrimoniales, pues no están articulados. «Desde muchos sectores ya se había avanzado en esta dirección, pero sin una planeación estratégica que involucrara al Estado, universidades, bibliotecas departamentales y municipales, sector privado y ciudadanos», expresó el profesor de la Universidad de Antioquia José Daniel Moncada.   

«Es una labor que implica la participación ciudadana en todas las esferas con la guía de dos socios naturales, la Biblioteca Nacional y la Escuela Interamericana de Bibliotecología, que reivindican el trabajo academia-Estado», profesora María Teresa Arbeláez.

Líneas de acción

Para lograr esta articulación el proyecto definió nueve líneas estratégicas que incluyen acciones como la adquisición de obras patrimoniales, la creación de contenidos locales, un inventario y catalogación de las piezas, la conservación del material, la caracterización de los usuarios, la  creación de una memoria digital, el fortalecimiento de las infraestructuras y la creación de una red nacional. 
 
Uno de los pilares del trabajo que es la adquisición de obras, se hará a través de la compra, donación y custodia; y los entes territoriales, entidades privadas y las personas naturales que deseen conservarlas, no serán expropiadas. «Lo que haríamos sería referenciar el material y tratar de establecer un compromiso con el propietario para que las piezas puedan ser consultadas por los demás ciudadanos», manifestó Marín Pedraza.

Con el fin de evaluar la efectividad de las acciones que se adelanten con la implementación del Plan en todo el territorio colombiano, los investigadores analizarán su cumplimiento en 2023, 2026 y 2030. 

En 10 años se espera tener un sector conectado, que implemente acciones conjuntas y que genere en la ciudadanía el interés por conocer y preservar las herramientas con las que se construye la memoria colectiva.  

Cuidados para preservar textos patrimoniales

• No envolver el material en plástico porque se humedece. 
• Guardar en un lugar seco y que no reciba luz directa.
• No pasar las páginas con el dedo humedecido en saliva.
• Limpiar con aspiradora y no con trapos, menos si están húmedos.
• No comer ni beber mientras se manipula el documento, para evitar accidentes.
• Guardar de manera vertical, sin que quede muy apretado.
• En el caso de los libros, no abrirlos a 180 grados, con 90 grados es suficiente. 
• No doblar las puntas ni escribir en ellos.