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Opinión

El perdón es una forma de renunciar a la venganza

14/12/2016
Por: Judith Nieto López, docente Facultad de Medicina, UdeA

Si se trata de fortalecer los planteamientos relacionados con el sentido de la voz perdón, intención de esta breve meditación, es importante preguntar: ¿qué es el perdón? y ¿por qué es importante el perdón?

Las circunstancias actuales del país, ocupado y preocupado por alcanzar la paz, nos han llevado a pensar en hechos posteriores a los acuerdos, entre los que sobresale uno: el perdón. En estas líneas se darán a conocer algunos planteamientos de pensadores destacados sobre el perdón; acepción trabajada por figuras como Derridá, Reyes Mate y Hannah Arendt, quienes coinciden en afirmar que el perdón está por fuera de toda obligación, no es una imposición, “ni un olvido, es un gesto gratuito porque nadie puede obligar a la víctima a concederlo” (Mate, 2012-2013, p. 10).

Reyes Mate indica que el perdón es un acto voluntario, que se otorga si se da por fuera de toda imposición.

La víctima, en todos los casos, tiene vivas las huellas de un pasado con sangre inocente, con daño impuesto, de ahí que ella se pueda reservar el derecho de perdonar y no lo conceda; así el criminal asuma delitos que enlutan y hayan hecho fúnebre la vida de ciudadanos, a quienes el conflicto les ha dejado señales imborrables.

Es importante tener presente con Derridá que las sucesivas escenas actuales en las que se pide perdón tienen un significado: un afán por la memoria, lo que implica “volverse hacia el pasado. Y ese acto de memoria, de autoacusación, de ‘contrición’, de comparecencia, […] hay que llevarlo más allá de la instancia jurídica y de la instancia del Estado-nación” (2008, p. 114). Esto mismo lleva a apreciar la importancia del deber de la memoria, de considerar que ella conduce a pensar la historia, a mantener vivas sus huellas presentes en la memoria colectiva. En esta proporción, perdonar involucra volver atrás, abrir archivos previamente clausurados y disponerse a la reactivación de la memoria.

Para Hannah Arendt, el perdón tiene su sustento en la naturaleza de la acción. En tal sentido, el perdón y la acción implicada en él se encargan de mostrar el actuar humano. Este planteamiento conduce a una experiencia de vida a la que subyace lo político. Así, la filósofa alemana sostiene que el gesto del perdón trasciende de lo religioso a lo político. Para esta autora, la idea de indulgencia se sustenta en que esta obedece a una acción de orden interpersonal, cuya pretensión consiste en corregir las faltas, máxime cuando ellas fueron cometidas por actos llevados en contra de otra humanidad. Así, lo esencial del perdón es que su acción se dirige a la persona y no al hecho llevado a cabo por esta; sin que por tal motivo se quiera subvalorar o hacer desaparecer el carácter negativo del acto.

Si se trata de fortalecer los planteamientos relacionados con el sentido de la voz perdón, intención de esta breve meditación, es importante preguntar: ¿qué es el perdón? y ¿por qué es importante el perdón?

Sobre el primer interrogante, interesa retomar a Hannah Arendt, quien en sus reflexiones sustentó el paso del perdón como noción y acto divino al ámbito estrictamente humano y de alcance político. Sobre el perdón como acción humana e interpersonal, expone: “El perdón (ciertamente una de las más grandes capacidades humanas y quizá la más audaz de las acciones en la medida en que intenta lo aparentemente imposible, deshacer lo que ha sido hecho y lograr dar lugar a un nuevo comienzo allí donde todo parecía haber concluido) es una acción que termina con un acto único” (Arendt, 1999, p. 29). Me detengo en la idea de “dar lugar a un nuevo comienzo allí donde todo parecía haber concluido” para destacar lo impredecible del actuar humano, carácter que da lugar a la necesidad de acudir al perdón en el terreno en el que se produce la acción que lo demanda, pues el rasgo de “impredecibilidad” de quien comete la falta, según Arendt, le otorga el derecho a invocar perdón.

Ahora, ¿por qué es importante el perdón? Hannah Arendt y Reyes Mate coinciden en afirmar que el perdón es una forma de renunciar a la venganza. El perdón es una acción que evita las retaliaciones de la víctima contra el victimario. En un mundo donde la violencia y la falta son constantes, la pensadora alemana acude a la disyuntiva del perdón o la venganza. En una dirección similar, Reyes Mate cita a Robert Antelme, superviviente de los campos nazis, para quien la víctima debe evitar invocar la venganza para desestimar el perdón. Así, proceder por la vía de la represalia, además de confundir al agresor con el acto ejecutado —acción denegada por la posición humana del perdón defendida por ambos pensadores—, es una forma de no ponerse en el lugar del antes criminal. El perdón, por tanto, es un acto de humanidad y de justicia, entendida esta como “el primer requisito cultural” (Freud, 2007, p. 87), condición freudiana que remite al punto primordial de la fundación de la cultura —o de la vida humana—.

Un acto de justicia, entendido en el contexto trabajado, es el del perdón, que lleva a la construcción de una sociedad sin dominios ni imposiciones de unos sobre otros; sin ningún tipo de sometimientos, máxime si estos ocurren por la vía de las armas. ¿A qué aspirar, entonces? Al deber de la memoria para el alcance del perdón, como acto indicado y procedente de la acción humana, y a la justicia como acción fundacional; ambos pasarían a ser terreno propicio para consolidar el acto de perdonar como otro de los gestos fundamentales de la condición humana.

Referencias

Arendt, H. (1999), De la historia a la acción, Barcelona, Paidós

Derridá, J. (2008), “El perdón”, El perdón, virtud política. En torno a Primo Levi, Barcelona, Antrhopos

Freud, S. (2007), El malestar en la cultura, Madrid, Alianza

Mate, M.-R (2012-2013), “De la memoria a la reconciliación, una elipse incómoda”, Pasajes. Revista de pensamiento contemporáneo, Valencia, Universidad de Valencia.


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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