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El pasado viernes 3 de junio, en la Universidad de Antioquia, tuvo lugar el conversatorio “La universidad colombiana y el legado de la Comisión de la Verdad: una apuesta hacia escenarios futuros”. En el cual se contó con la participación de la profesora Patricia Nieto de la Universidad de Antioquia, Angelika Rettberg de la Universidad de los Andes, Camilo Borrero de la Universidad Nacional de Colombia y Stefan Peters del Instituto CAPAZ/Justus-Liebig-Universität Gießen. La moderación estuvo a cargo de Max Yuri Gil, de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad.

La representación del Instituto CAPAZ en la Ciudad Universitaria es muestra del fortalecimiento de la cooperación y la investigación, en perspectiva nacional, en torno a la construcción de paz en Colombia. Sobre la apertura del Instituto, Stefan Peters menciona que: “es una oportunidad para tener una relación más cercana y un trabajo conjunto con Medellín y la Universidad de Antioquia. Estoy convencido de que necesitamos propagación académica para tener diferentes miradas, diferentes experiencias y también fortalecer discusiones”.

Precisamente, ante los retos que se presentan en el país, se consideró esta la ocasión ideal para facilitar el diálogo alrededor del papel de la academia y las universidades frente al legado de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, que entregará el informe final el próximo 28 de junio.

Según Max Yuri Gil, coordinador de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, regional Antioquia - Chocó, “la Comisión ha contribuido a posicionar en el marco de la transición el tema de la verdad, y la verdad no solamente es el informe que vamos a entregar el 28 de junio, la verdad ha estado ocurriendo en Colombia desde mucho antes del Acuerdo de Paz, como institución hemos contribuido a escuchar las voces en esta sociedad, a que se discuta sobre el papel de la verdad, de la función pública de la verdad, de la labor pública que cumple la verdad en estos contextos. La verdad tiene que ser un bien público, tiene que ser un foco de interés para todos y para todas y eso es un aporte fundamental que hemos hecho”.

Sin embargo, llevar a cabo el informe representó numerosos desafíos y serán muchos más los que se presenten después de la entrega del mismo, Camilo Borrero, comenta que realizar el informe no fue tarea fácil “el hecho de que Colombia, por la existencia misma de la comisión de la verdad, haya tenido que entrar en ese debate de qué implica construir verdad en un país tan polarizado, en un país regional donde las expresiones de conflicto fueron tan diversificadas y al mismo tiempo de que la lógica de la comisión no se quede solamente en la reconstrucción de las verdades sino también aportar a la reconciliación y a la garantía de no repetición, creo que la existencia misma de este proceso es un avance para Colombia”.

Para Angelika Rettberg el reto es entender la fatiga y la apatía, superarla y lograr que las universidades sean un espacio seguro donde se examinen con respeto y tolerancia todas las posturas con base en la evidencia que tenga cada una de ellas. Además, falta superar muchas brechas a nivel escolar para que todos logren hablar de estos temas sin ser acusados, sin ser señalados para que todas las experiencias vividas en este largo conflicto sean conocidas.

La Comisión de la Verdad está expectante ante los posibles impactos que pueda tener el informe, esperan que pueda cambiar la forma en que los colombianos entendemos nuestra historia.
La universidad ha sido una aliada estratégica, cumple un papel fundamental en pedagogía, movilización en los territorios, producción, difusión y  comprensión de informes y también se convertirá en una aliada para lo que va a ser el periodo después de la presentación del informe. Stefan Peters, menciona que ahora viene la parte más difícil “¿Cómo hacemos que esos hallazgos lleguen a toda la sociedad y quizá a otros países? Entonces el papel de la universidad es en gran parte generar discusiones, no vamos a estar todos siempre de acuerdo, pero eso es parte del proceso”.