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Opinión

Acceso a los servicios de salud para la población LGBTI

06/07/2022
Por: Claudia Marleny Jaramillo Lopera, Comunicadora y Mg. en Salud Pública

«.. los diferentes movimientos que lideran temas relacionados con las diversidades sexuales, también se preparan de manera permanente para abordar otras temáticas relacionadas con la salud y la vida y no solo sobre transiciones, hormonas y cirugías...»

“Sentirse, pensarse, quererse y verse diferente”

Lina Quevedo es un hombre trans, que tomó la decisión de transitar hace un poco más de 5 años. Ahora se ve como hombre y siente que fue su deseo desde siempre. No fue fácil pero hoy lucha por seguir reivindicando sus derechos y los de sus hermanos y hermanas trans como amorosamente les llama…

La Organización Mundial para la Salud (OMS, 1948) define la salud como “El estado de bienestar completo (físico, psíquico y social) y no solamente como la ausencia de la enfermedad[1]. En Colombia, la salud se reconoce en el artículo 48 de la Constitución Política[2] como derecho inalienable y fundamental para todas las personas. Sin embargo, en la práctica no todos y todas tienen igual grado de acceso ni tienen garantía para ello.

Para lograr el acceso a este derecho, se hace necesario desarrollar servicios universales que reconozcan la diversidad, de manera especial la sexual y de identidad de género, para que muchas personas puedan gozar de servicios de salud confiables, eficientes, cálidos y humanos[3]. Es por ello que, desde la Facultad Nacional de Salud Pública Héctor Abad Gómez de la Universidad de Antioquia queremos abordar este importante tema, como un eje transversal de la salud pública, en la medida que permite vislumbrar las problemáticas que afectan el bienestar de las poblaciones, desde una mirada más integral, que además incluye sus particularidades.

Para ello, retomaremos algunas reflexiones recogidas en un conversatorio realizado en el marco del mes de las diversidades sexuales, en el cual contamos con la participación de la médica Alexandra Montoya, que trabaja en la Gerencia de Diversidades Sexuales e Identidades de Género de Medellín del componente de política pública, trabajando fuertemente con el talento humano en salud. Así mismo, Lina Quevedo de la Red Popular Trans de Medellín y Edwin González Marulanda, profesor de la Facultad.

Si bien en Medellín se realizan diferentes acciones que tienen que ver con actores públicos y privados de la academia, con otras organizaciones con la finalidad de generar y promover espacios para la garantía de los derechos en una red de cuidado, de amor, de sororidad, es claro que con las personas diversas sexualmente se tienen varias dificultades.

Con relación a los servicios especializados de salud que se solicitan, aun las IPS y las EPS no tienen lineamientos claros ni protocolos específicos con relación al manejo de este tipo de población; en la mayoría de ocasiones no hay una ruta indicada o estandarización de procesos para acceder de manera adecuada a especialistas, por ejemplo. En este sentido, ha sido fundamental capacitar a la población trans, para que, en caso de que el médico o la médica no sepa cómo proceder, ellos puedan orientarlo sobre cuál es el servicio y el diagnóstico que pueden requerir.

Es importante tener en cuenta otros asuntos relacionados como la medicalización de sus transiciones, frente a su identidad en los documentos personales, en cómo se identifican independiente del nombre o sexo que aparezca en ellos; así mismo, la resistencia a la prestación de algunos servicios por su postura política frente al nombre o apariencia misma.

Otro aspecto a destacar, es la relación directa que tiene la población sexualmente diversa con quien le atiende en el servicio de salud, es decir, si consultan por patologías como sobrepeso, colesterol, diabetes, etc., lo primero que él o la médica pregunta es por su pareja, sus prácticas sexuales, las cirugías estéticas, siendo un interés más particular, inadecuado e impertinente por su intimidad.

Esto es algo cotidiano que es importante replantear en términos de la adecuada atención; así mismo entender la gama de posibilidades que se generan en torno a la diversidad, dejando a un lado el binarismo de género, limitando esas posibilidades, lo que habla también de las barreras que hay desde la afiliación misma hasta el acceso a los servicios de salud. Para ello, es fundamental que las y los tomadores de decisiones, comprendan las diferencias, y que además existe desde al año 2010, una política de salud sexual y reproductiva que reconoce la necesidad de las identidades de género y orientaciones sexuales.

De otro lado, se destaca otra política pública nacional, que es del año 2018, pero al parecer no es suficientemente fuerte para que el tema cobre vigencia y se le dé el manejo que realmente debe, lo cual genera malestar e inconformidad en la población. Lo segundo, es que hemos caído en el error de pensar que las necesidades de la población LGBTIQ+ se resumen en el plan de intervenciones colectivas, entonces es como si población LGBTIQ+ únicamente necesitara sólo pruebas rápidas de VIH y de salud mental, sin reconocer otras problemáticas que se enmarcan por ejemplo en las violencias, incluso de orden doméstico en hombres bisexuales.

Y el tercer planteamiento, tiene relación con que no se tiene bien caracterizada la población diversa sexualmente en el país, lo que es un reto, además de la transformación de la cultura que tenemos que hacer, ya que aún no sabemos cómo referirnos a las cosas; el personal de la salud no está preparado y no tiene mucho conocimiento frente a cómo debe ser el manejo con cada persona que llega al consultorio, al punto de atención y en ocasiones dan por hecho el motivo de estar allí, sin hacer una escucha activa que permita haya un proceso adecuado, cayendo en ocasiones en el error de pensar que toda persona trans lo único que busca o necesita es hacer un tránsito o cambio en su cuerpo.

Entonces, ¿qué tanto un sistema de salud debería contemplar esa atención y ese acompañamiento a las personas antes y durante el tránsito? incluso desde el orden psicológico sin dejarlos tan solos, y eso haría parte de esa salud integral, porque en realidad cuando una persona toma la decisión de cambiar su apariencia o hacer ese tránsito es porque ya ha tenido un proceso previo, unas vivencias, unas frustraciones, enfrentado sus miedos, sus dudas, sus prejuicios, a su familia misma y a la sociedad.

Es importante considerar, que cuando se usan hormonas como parte de este cambio o proceso, hay afectaciones no sólo físicas, sino también en la parte emocional, que muchas veces les hace más sensibles, vulnerables e incluso agresivos; entonces no es tan simple como tomar el medicamento, ver algunos cambios y sentirse completamente feliz.

No podemos además perder de vista que, la dinámica de la salud mental en Colombia se caracteriza por un descuido absoluto, no es un tema al cual se le da relevancia y menos desde la condición de la diversidad. Cuando se está transitando por esos procesos de cambio de identidad, es inevitable sentir además ansiedad, lo que le obligaría a tener un adecuado acompañamiento profesional.

Hay muchos puntos por abordar en este tema, y es precisamente empezar a revisar, cómo desde la misma educación podemos acompañar y también formar a los diferentes estamentos en este tema tan importante, pero a la vez complejo; cómo incorporar en los currículos el tema de la diversidad sexual, como hacer que sea transversal en las instituciones, en las prácticas y en las mismas políticas públicas.

Estamos frente a un reto no sólo profesional, sino ético fundamentado en el respeto, para formar personal de la salud que en primer lugar ponga la humanidad, a pesar de contar solo con 15 o 20 minutos para una consulta, como hacerles comprender que es necesario ir más allá para dar una real y oportuna atención. Esto hace parte también de una educación abierta incluyente para las libertades sexuales y afectivas.

Finalmente, destacamos que los diferentes movimientos que lideran temas relacionados con las diversidades sexuales, también se preparan de manera permanente para abordar otras temáticas relacionadas con la salud y la vida y no solo sobre transiciones, hormonas y cirugías. Desde su postura política también hay apuestas sobre el derecho a la tierra, el derecho al agua, y el derecho a abolir el patriarcado, entre otras cosas.

Qué esta sea la oportunidad, para nuevamente reivindicar esos derechos humanos que permanentemente vulneramos como sociedad en diferentes contextos y espacios, todo por el derecho fundamental a Ser.

(Este artículo se construyó con la colaboración de los profesores Edwin González Marulanda, Isabel Cristina Posada, Nancy Gallo y el apoyo del grupo Artemisas de la Facultad Nacional de Salud Pública y Cristian Alcaraz su gestor cultural).

Referencias


Notas

1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

2. Si desea participar en este espacio, envíe sus opiniones y/o reflexiones sobre cualquier tema de actualidad al correo mediosdigitales@udea.edu.co con el asunto «Columna de opinión: Título de la columna». Ver criterios institucionales para publicación.

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