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Los próximos 13 y 14 de diciembre la Universidad de Antioquia será escenario de un hito de educación inclusiva en Colombia: por primera vez una institución de educación superior pública del país realizará un examen de admisión diseñado exclusivamente para las personas sordas señantes usuarias de la Lengua de Señas Colombiana —LSC—. 

Desde el pasado 17 de octubre la Universidad activó, para el primer semestre del 2022, su habitual calendario de admisión. Todo aquel que aspire a estudiar un pregrado en la Alma Máter —sordo señante o no— tiene hasta el lunes 8 de noviembre para pagar los derechos de inscripción al examen que la Universidad, para el caso de la población sorda, ha venido configurando de manera rigurosa desde el mes de marzo, cuando el Consejo Académico, mediante el Acuerdo 577, aprobó la realización de una prueba concebida exclusivamente para garantizarles a los sordos usuarios de LSC su derecho de acceso a la educación superior pública.

«Hoy tenemos un gran avance: contamos con un examen diseñado, uno de los pasos más retadores de este camino que llevamos, porque no existe en el país un proceso de admisión con este nivel de detalle y preparación. Este primer paso nos permitirá, paulatinamente y con coherencia institucional, tener a futuro una oferta de pregrados más amplia para los sordos señantes», dijo Elvia María González, vicerrectora de Docencia. 

Un examen pionero en el país

Este año la Vicerrectoría de Docencia enfocó gran parte de sus esfuerzos en hacer posible el examen de admisión UdeA para sordos señantes. Ya había un camino recorrido: desde 2018 el proyecto venía siendo formulado por un equipo de la Vicerrectoría de Docencia, había sido objeto de revisiones y adecuaciones jurídicas basadas en la normativa nacional y en los convenios internacionales para la inclusión, y contó también con la asesoría de expertos. 

Así, a partir del 25 de marzo, cuando el Consejo Académico aprobó el acuerdo que dio luz verde a este modelo de admisión, el equipo de Permanencia Universitaria de la Vicerrectoría de Docencia empezó a configurar la prueba, que finalmente se llevará a las aulas los días 13 y 14 de diciembre. Quienes logren el puntaje necesario, se convertirán en estudiantes de alguno de los 12 pregrados ofertados para esta primera convocatoria: Artes plásticas, Trabajo social, Pedagogía y las licenciaturas de Educación física, Artes plásticas, Literatura y lengua castellana, Educación especial, Ciencias sociales, Educación infantil, Física, Matemáticas y Ciencias naturales.

¿Por qué para los sordos señantes se ofrecen 12 programas y no la totalidad de los 70 pregrados de la UdeA en Medellín? «Aspiramos a que en un futuro esa oferta académica sea más amplia —aclaró González—, pero para llegar a ello nos vemos obligados a seguir un proceso gradual de maduración que permita que la institución cuente con los recursos humanos y curriculares necesarios para garantizarles a los admitidos no solo un buen desempeño académico en las aulas, sino su permanencia en la carrera que elijan». 

De hecho, el artículo 1 del Acuerdo Académico 577 estipula que se ofertarán aquellos «programas de pregrado que cuenten con las capacidades para ofrecer a los admitidos en esta prueba, condiciones idóneas para procurar la permanencia y graduación». Con ese precedente, el proceso de formulación del examen tuvo en cuenta varios elementos claves. El primero de ellos fue la exploración de experiencias de universidades en Brasil y España, que cuentan con modelos de admisión para sordos y ofrecen programas académicos específicos. 

En el contexto colombiano, la Universidad también exploró experiencias de instituciones que tienen oferta de carreras para sordos. Tal oferta, en unos casos, no supera los cuatro programas y, cuando es más amplia, se ha evidenciado un bajo nivel de admisión. Así mismo, su examen de admisión consiste en una traducción de la prueba convencional a la Lengua de Señas Colombiana, lo cual genera problemas para una comprensión  más precisa de las preguntas.

Así, los avances que hoy presenta la Universidad de Antioquia la ponen en un nivel de mayor elaboración de este proceso. El novedoso modelo de examen diseñado por la UdeA comprende, por ejemplo, un bloque de preguntas que harán énfasis en las competencias en LSC —primera lengua de este grupo de aspirantes— y otro bloque en razonamiento lógico con preguntas previamente estudiadas y analizadas para su correcto proceso traductológico sin ocasionar ningún sesgo gramatical del español. «Esto es un hito para el país porque no solamente estamos reconociendo la lengua de señas como plataforma comunicativa sino toda una cultura que está asociada a esa plataforma», resaltó Elizabeth Ortega Roldán, coordinadora de Permanencia Universitaria de la Vicerrectoría de Docencia. 

Tarea ineludible: garantizar la permanencia 

Por sus estrategias de inclusividad de personas sordas, con discapacidad, con diversidad étnica, cultural y sexual, y víctimas del conflicto, la Alma Máter ha sido reconocida como Universidad Inclusiva. Foto: cortesía Permanencia Universitaria. 

En los pasillos de la UdeA es frecuente una frase: «una cosa es pasar el examen y otra es mantenerse en la carrera». La popular sentencia —para muchos temeraria— está relacionada con un principio institucional al que la Universidad no está dispuesta a renunciar en el caso de la población sorda señante: garantizar las mejores condiciones posibles para que quien pase el examen pueda culminar sus estudios y graduarse. 

En parte, a ello responde también el que, por ahora, la oferta institucional esté concentrada en 12 programas. «Las cuatro unidades académicas qué ofrecen los 12 programas para esta población son absolutamente pertinentes en términos de equidad y reconocimiento de la cultura sorda en el país», dijo Ortega Roldán.

De acuerdo con la profesora, Colombia requiere incrementar la formación de maestras y maestros sordos. «Creemos que las licenciaturas que en esta ocasión ofrecemos permitirán que en la UdeA podamos formar a futuros maestros y maestras sordas, y eso, sin duda, tendrá un impacto muy positivo en cuanto a la calidad  de la educación precedente para estas comunidades, dado que se reconocen algunas debilidades en este ciclo formativo». 

Los consejos de facultades, escuelas e institutos han sido también un actor importante en la consolidación de la oferta de programas para sordos señantes, pues estas son las instancias que analizan y deciden abrir sus pregrados para estos aspirantes. «Desde marzo emprendimos una serie de acciones con nuestras unidades académicas, con reuniones con los vicedecanos, para que conocieran las transformaciones y ajustes  que implica tener en sus programas a estudiantes sordos; hicimos toda una ambientación y les compartimos los referentes para estos procesos de inclusividad», contó Ortega. 

La coordinadora de Permanencia Universitaria agregó que una de las experiencias que ha servido de referente para este proceso fue el intercambio académico de un estudiante sordo que en 2018 cursó en la Universidad un semestre de la Licenciatura en Ciencias Sociales. «Con esa experiencia, situada y real, montamos toda la plataforma de permanencia que hoy tenemos y que requiere cualquier programa académico que abra sus puertas a aspirantes sordos. Esa experiencia nos ofreció las rutas sobre lo que debemos considerar en cuanto de la formación a los profesores y compañeros, y la accesibilidad a textos y a otros materiales de aprendizaje», dijo Ortega.

Sin duda, el camino que emprenderá la Universidad con los nuevos admitidos comprende importantes retos. Por ejemplo, la Vicerrectoría de Docencia creó el Servicio de Interpretación y Traducción, que ya cuenta con cuatro intérpretes cualificados y calificados para contextos académicos. Si un estudiante sordo, por ejemplo, tiene una clase de dos horas, tendrá que contar con dos intérpretes para que se releven cada 20 minutos y, así, garantizar no solo la calidad del servicio de interpretación, sino que no se ponga en riesgo la salud de los intérpretes o que su agotamiento impacte en la producción de sus mensajes.

«Hay otro gran reto y es que el castellano escrito es la segunda lengua para los sordos. Como nuestra cultura académica está mediada por lo escrito, nos va a implicar ajustes curriculares en términos de traducción de materiales bibliográficos, e implica también que los profesores consideren otras alternativas para ellos», dijo Ortega, quien señaló que, a la par de esto, se continuarán promoviendo los procesos de formación de español como segunda lengua para personas sordas señantes, e impulsando estrategias que permitan cerrar la brecha lingüística y con las que profesores y empleados administrativos tanto de las unidades académicas como del Sistema de Bibliotecas, el Museo, Bienestar y otras oficinas de servicios estudiantiles, puedan atender idóneamente a esta población.

Nuevo hito de una larga apuesta por la inclusión 

Desde 2016 en la UdeA se ofrecen cursos en LSC para la comunidad en general. En la imagen una clase del Diploma Lengua de Señas Colombiana y Cultura Sorda con el profesor Anderson Valle. Foto: archivo Permanencia Universitaria. 

Con la concepción y diseño de este examen para sordos señantes, la Universidad de Antioquia no solo dio respuesta, con oportunidad, a la petición colectiva que, en marzo pasado, un grupo de sordos promovió para que de manera más ágil se pusiera en marcha el examen de admisión. Con esta implementación la institución también marca un nuevo hito en su apuesta por la inclusión educativa, que viene materializando desde hace 15 años. 

¿Cómo llegó la UdeA a convertirse en una institución pionera en ofrecer un examen de este tipo? Desde el 2007 la institución creó un Comité que propone políticas, planes, estrategias y programas para la inclusión. Desde hace cinco años la Universidad ha creado y fortalecido estrategias de permanencia e inclusión como UdeA Diversa, Con-tacto, la Sala Jorge Luis Borges y Sordos en la U, esta última ha promovido la formación de la comunidad universitaria en Lengua de Señas Colombiana.

Precisamente, todas las estrategias de inclusividad de personas sordas, con discapacidad, con diversidad étnica, cultural y sexual, y víctimas del conflicto, llevaron a que, en 2019, la Presidencia de la República reconociera a la Alma Máter como Universidad Inclusiva, la primera en recibir ese reconocimiento en Colombia. En junio pasado, la Consejería Presidencial para la Participación de las Personas con Discapacidad le entregó una nueva mención de honor por adelantar acciones en favor de la educación superior inclusiva.

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