Opinión

Caucasia es uno de esos municipios de Antioquia en los que la política se respira en cada esquina. Las elecciones aceleran esa sensación y convierten la política en una especie de tinglado en el que cualquier cosa puede pasar. En la política hay siempre, como en el boxeo, un campeón reinante y un retador. Ninguna imagen me parece mejor para describir lo que ha pasado en los últimos años en Caucasia. Permítanme entonces que me valga de ese símil para intentar un relato y una explicación de la convulsa política electoral caucasiana.

José Arabia: el campeón reinante…hasta ahora

José Nadin Arabia Abisaad llegó a Caucasia en 1974, y en ese entonces estaba estudiando Ingeniería Civil en Barranquilla. En 1977 se graduó y se vinculó como jefe de planeación municipal porque ya tenía nexos políticos en el municipio.  El mismo describe así sus inicios:

En esa época Caucasia era un pueblo muy pequeño pero con demasiada pobreza, la riqueza estaba concentrada en 4 ó 5 familias. Afortunadamente mi familia dentro de las privilegiadas en esa época en Caucasia. Yo me fui ganando el cariño de la comunidad e hicimos varios barrios de gente pobre que los trataron de invadir, yo los convencí y  dejaron que los organizaran. En esa época yo tenía ‘veintipico’ de años; entonces uno pensaba que eso de ser alcalde de un municipio era como para monstruos políticos pues, no estaba metido en la política porque, a mí cuando me nombraron en planeación, lo cierto fue que me recomendó un señor de los más ricos del pueblo[1]

Pues bien, con los años José Arabia se convertiría en una especie de “monstruo” político de la capital del Bajo Cauca. Ha sido tres veces alcalde del municipio de Caucasia, participó y perdió en otras tantas y ha puesto alcaldes cuando no ha podido serlo por sí mismo. Comenzó siendo Liberal jaramillista, en la época de la política antioqueña en la que los partidos se dividían por apellidos. Luego fue Liberal, a secas; más adelante fue identificado con Cambio Radical y en las elecciones de 2019 se presentó por una coalición llamada Unidos por Caucasia. Como él mismo ha sostenido, en pueblos como Caucasia la gente no vota por los partidos sino por la persona, “lo que menos importa es el partido”. Pero en un pueblo como este tampoco la imagen personal lo es todo.

Más allá de la personalidad y el aval de un partido, algunas investigaciones han sostenido que, en el Bajo Cauca, “las alcaldías municipales han sido fortines de clanes políticos en asocio con grupos criminales y economías ilegales”[2]. De manera que, a la influencia inicial de la política antioqueña y sus clanes, habrá que añadir luego el fuerte influjo que empiezan a tener los clanes de la costa atlántica (los ñoños, Musa Besaile, Arleth Casado). Y el peso del paramilitarismo en la política de esta subregión y de Caucasia. De todo esto está hecha la trayectoria de José Arabia para mantenerse vigente y con fuerza electoral en las últimas tres décadas de la política caucasiana.

Leiderman Ortiz: el retador

En 1996, cuando apenas empezaba el reinado de Arabia, Leiderman Ortíz, siendo aún estudiante de bachillerato, sacaba un periódico que entonces se llamaba “El criticón”, en el que comenzaba a hacer sus primeras denuncias como periodista empírico. Trabajó durante nueve años como jefe de prensa de la alcaldía y renunció para volver a hacer periodismo de denuncia en el periódico La Verdad del Pueblo, medio que fundó y dirigió, y en el que comenzó a publicar investigaciones sobre la presencia de bandas criminales en el Bajo Cauca antioqueño. Con el tiempo, fue reconocido como uno de los periodistas más amenazados del país.

Hizo algunas incursiones en política con poco éxito tanto al Concejo por el Partido Conservador en las elecciones de 2007, como a la alcaldía por Partido Verde en 2011. Esto último muestra, por lo menos, dos cosas. Primero que, en realidad, el partido y el nombre de partido importan poco en un municipio como Caucasia. Y segundo, que Ortiz, ya para las cruciales elecciones de 2019, no era un outsider, es decir, ya había hecho política electoral.

Tenía claro que quería pelear por un puesto y un nombre en la política del municipio. Y, sobre todo, tenía claro quién era su rival, al que se refería así:

José Arabia es un tipo que juega con la doble moral. Yo he sido la persona que lo he desmantelado, le he dicho que es mentiroso, usted es un pinocho, usted juega eso (…) yo le grabo lo que él dice hoy y mañana dice otra cosa y le saco las 2 versiones, o sea, el tipo oficialmente es de doble moral el hombre más cínico que tú puedas conocer en este mundo, el que le juega al Diablo y a Dios y eso es lo que le gusta a la gente, que por delante te diga que sí aunque sea mentiras pero que  te digan que sí, a la gente le gusta que le prometan cielo y tierra sabiendo que no va a cumplir y dice: “ah, ese sí”… lo que llamamos la politiquería y él maneja mucho la politiquería[3].

Más allá de la veracidad o subjetividad del juicio que hace Ortiz sobre José Arabia, lo que importa poner de presente es la identificación clara que tenía de quién era el hombre a vencer. Había que intentarlo una y otra vez y para ello era importante el periodismo combativo, las marchas por la paz que promovió en 2009 y el paso poco exitoso por la política electoral.

Las elecciones de 2019: el campeón cae a la lona…pero no está vencido

Las elecciones de 2019 constituyen un episodio importante en la vida política de Caucasia. José Arabia se presentaba de nuevo y era el gran favorito. Su imagen, su maquinaria, sus apoyos así lo hacían ver. El retador era Leiderman Ortiz, que además de haber forjado una importante imagen desde el periodismo, lo que seguramente le representó parte de la votación, parecía haber aprendido que las elecciones se ganan con votos y con apoyos políticos.

De acuerdo con la Fundación PARES, a diferencia de las elecciones de 2011 en las que ganó Arabia y Ortiz Berrio quedó de quinto entre cinco candidatos, en 2019 se dio un fortalecimiento político de la campaña de este último candidato, que esta vez ganó los comicios gracias al apoyo de Germán Hoyos Giraldo, el congresista más votado en el municipio en 2018; y su estructura política en Caucasia en cabeza de los hermanos Orlando José Rodríguez, ex gerente del hospital César Uribe Piedrahita de Caucasia (2012-2020), y su hermano Óscar Luis Rodríguez; todo un Clan político local que ha sido denunciado por sus manejos irregulares del hospital[4]

Con todo, la victoria de Leiderman Ortiz fue vista como un “palo electoral” que parecía significar, además, el final del mayor elector de Caucasia en décadas. El ganador, avalado esta vez por el Partido de la U, obtuvo el 40.95% de la votación, y Arabia el 31.03%. Cerca de 4 mil votos los separaron. Pero ahí no terminó todo. La elección fue demandada por una presunta inhabilidad de Leiderman Ortiz quien, según el demandante, celebró un contrato con la administración saliente en noviembre de 2018, lo que generó una medida cautelar que no le permitió posesionarse. Luego de un año largo con alcalde encargado, el Consejo de Estado decretó la figura de Ausencia de alcalde y en abril del presente año la Gobernación de Antioquia convocó a elecciones atípicas el día 6 de junio de 2021.

Las elecciones atípicas: ¿The final countdown?

Las elecciones atípicas prometían ser el segundo round de la disputa entre Arabia y Ortiz Berrío, que eran de nuevo los protagonistas. Sin embargo, pocos días antes de las elecciones Leiderman Ortíz falleció por covid y ese mismo día, el 26 de mayo, fue avalado por AICO el sobrino y jefe de campaña de Ortiz, Jefferson Sarmiento.

Las elecciones estuvieron a punto de no realizarse, pero al final se llevaron a cabo el día previsto. La participación electoral bajó significativamente (37.86%) y el ganador fue Jefferson Sarmiento, que al final dijo, “este es el triunfo de Leiderman”. Y no podía decir otra cosa el joven electo alcalde, que derrotó a Arabia por 46.10% frente a 28.79%, producto de un endoso de votos pocas veces visto en la política.

Parecería fácil decir que estamos ante el final absoluto de la era Arabia, pero en la política, como en el tinglado de boxeo, las revanchas siempre son posibles.

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