Sociedad

Las pacas biodigestoras están ubicadas, desde la primera etapa del proyecto, en el extremo nororiental de Ciudad Universitaria. Foto: Proyecto Giro Sostenible. 

Que más de 1600 kilos de los residuos orgánicos semanales que se generan en la Ciudad Universitaria de la UdeA no terminen en los rellenos sanitarios y se conviertan en abono, es el objetivo primordial del proyecto Giro Sostenible que, en su segunda etapa, se extenderá a la Ciudadela Robledo, la Seccional Oriente y las sedes de Apartadó, Turbo y Tulenapa —en Urabá—, en las que hasta ahora no se tiene un cálculo del material aprovechable.

Con el Programa para la Gestión Integral de Residuos Orgánicos —Giro Sostenible—, la Alma Máter fortalece la proyección de la economía circular y tiende un puente entre la institución y la comunidad universitaria para generar cambios culturales significativos. «La UdeA está haciendo unos golazos tremendos por la salud del planeta, confinando en el suelo materia orgánica para retener carbono y mejorar el ciclo del agua», anotó Lía Isabel Alviar Ramírez, coordinadora del grupo de investigación Aliados con el Planeta, adscrito a la Corporación Académica Ambiental de la Universidad de Antioquia.

 #FueNoticiaEn2022| Este contenido hace parte de los hechos noticiosos del 2022 #VuelveAleer y recuerda con nosotros los momentos que proyectaron la labor investigativa, social y académica de nuestra Alma Máter. 

De acuerdo con los datos consolidados por la Corporación Académica Ambiental, en 2019, durante la primera etapa del proyecto se diseñaron rutas de recolección por los sitios de venta de alimentos y espacios abiertos de Ciudad Universitaria, para obtener en promedio semanal 500 kilogramos de borra de café, 500 kilogramos de residuos de frutas y verduras, y una tonelada de hojarasca y poda. «Con este material hicimos todas las pruebas y, a través de las pacas biodigestoras, el 50 % se transformó en abono de alta calidad y el restante se descompuso», dijo Ana Mercedes Montoya, líder de la Gestión Ambiental de la División de Infraestructura Física, dependencia universitaria que lidera y articula a los actores que participan en este proceso.

A la mencionada transformación orgánica se le suman la construcción de un jardín para mariposas, aprovechando la cara superior de las pacas digestoras; y 27 talleres de sensibilización, educación y capacitación dirigidos a la comunidad universitaria y externos. 

Las pacas digestoras o biodigestoras son biotecnología que, con la acción de macro, meso y micro organismos, logra la degradación de la materia orgánica. Para la construcción de estas pacas —algunas de ellas están ubicadas en el costado nororiental del campus en Medellín— se parte de un molde firme con un fondo de troncos delgados, una cama y un borde de hojarasca y material de poda, y un centro con residuos de alimentos y borra de café. 

Su propia paca
 

Para los interesados en la gestión de residuos orgánicos, una de las posibilidades que plantea la Alma Máter es la construcción de pacas biodigestoras con las condiciones antes mencionadas y siguiendo las siguientes indicaciones: 

1-    Los residuos deben ser compactados eliminando la presencia de núcleos de oxígeno, para ello es recomendable pararse encima.

2-     Es importante que los residuos de alimentos y borra de café queden en el centro, ya que si estos tienen contacto con el oxígeno pueden generar malos olores.

3-    Después de seis meses se tendrá una masa rica en nutrientes que se puede emplear como abono o material para la enmienda de suelos erosionados. 

La recolección de los desechos orgánicos que se hace en la Ciudad Universitaria se extenderá a Robledo, Oriente, Apartadó, Tulenapa y Turbo. Foto: Proyecto Giro Sostenible.

El trabajo continúa

Para esta segunda etapa que se extenderá hasta mediados del 2023 se han definido dos rutas de recolección selectiva, una para la borra de café y otra para residuos de alimentos como frutas y verduras. Además —explicó por Ana Mercedes Montoya—, se han hecho las visitas de diagnóstico a Apartadó, Tulenapa, Turbo, Robledo y El Carmen de Viboral. Además, con el apoyo del personal de aseo ya se inició la construcción de las nuevas pacas biodigestoras para reactivar el proceso. «Empezamos con dos pacas semanales y según la temporada del año se podrán incrementar», añadió la ingeniera Montoya.

«Después de fortalecernos en la Ciudad Universitaria, vamos metiendo en el proceso a otras sedes para que logremos evitar que este material llegue a los rellenos sanitarios y se pueda convertir en nutriente de nuestros suelos, lo que es un logro doble y puede ser triple si llegamos a venderle el abono de calidad al Instituto Colombiano Agropecuario —ICA—», manifestó Alviar Ramírez.

En esta segunda etapa se vincularán seis estudiantes en la modalidad de práctica académica y se realizarán talleres en todas las sedes involucradas. El Grupo de Investigación y Laboratorio de Monitoreo Ambiental —Glima—, de la Facultad de Ingeniería, ha sido uno de los actores académicos participantes en este proceso desde su primera etapa. «Este proceso significa una transformación cultural», aseguro la profesora Catalina Ossa, integrante de GLima, quien resaltó la participación comunitaria y la investigación aplicada, pues a partir de la vinculación del grupo al programa Giro Sostenible, GLima ha venido acompañando y promoviendo en la Ciudad Universitaria el cultivo de hongos comestibles mediante un aprovechamiento ecológico de los residuos orgánicos.

En este trabajo se destaca el trabajo interdisciplinario liderado por el Grupo Aliados con el Planeta, de la Corporación Académica Ambiental; así como el respaldo de las direcciones de Regionalización y Bienestar Universitario; y la vinculación investigativa y académica del Grupo Interdisciplinario de Estudios Moleculares —Giem—, adscrito a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales; y el Grupo de Investigación y Laboratorio de Monitoreo Ambiental —Glima—.