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Ciencia

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Ciencia

La gran farmacia de la selva

02/11/2016
Por: Sergio A. Urquijo Morales - Vicerrectoría de Investigación

Con el estudio de plantas usadas hace siglos por el pueblo cubeo del Vaupés Medio para tratar la malaria, el grupo de investigación en Malaria y el Herbario de la UdeA construyen puentes entre los conocimientos tradicional y científico.

Fotos: cortesía del grupo Malaria.

En el fondo de una cachivera o raudal de Yurupari había unas vasijas de barro donde estaban contenidos el vapor o espíritu de una enfermedad que debilita y mata. Un día un sabedor tradicional rompió las vasijas y los espíritus comenzaron a contaminar el agua, las plantas, los animales y todo lo que consumía el ser humano, y a enfermar a las personas”.

Así narra el biólogo Otoniel Ramírez la visión tradicional de su pueblo, el pueblo cubeo del Vaupés, sobre el origen de la malaria o paludismo, una de las enfermedades infecciosas más letales en el mundo, que en Colombia afecta principalmente a habitantes de zonas cálidas y húmedas, como la selva y las sabanas. 

Para la ciencia occidental, la malaria es también un espíritu de las aguas, liberado por parásitos unicelulares del género plasmodium y transmitido por un mosquito, y que se aloja y crece en el hígado duramente dos semanas antes de asaltar los eritrocitos (glóbulos rojos), reproducirse en ellos y luego romperlos para salir, disminuyendo así la llegada de oxígeno a las células, causando una fuerte infección y a veces, incluso la muerte. 

Ambos conocimientos parecen distantes, hasta que con los métodos de la ciencia moderna se abordan los tratamientos antimaláricos que por siglos han desarrollado las comunidades indígenas de la Amazonía y que son atesorados por los sabedores. Hoy, el grupo Malaria y el Herbario de la Universidad de Antioquia, buscan en el conocimiento etnobotánico claves para un beneficio que llegue a todos.

El tesoro de la etnobotánica

En el pueblo cubeo del Vaupés Medio el amplio conocimiento sobre la malaria está en riesgo, pues cada vez menos jóvenes de la comunidad aprenden el idioma y los saberes ancestrales que este preserva. Respaldado por los sabedores de su comunidad, Otoniel Ramírez vio la importancia documentar estos conocimientos y decidió hacer su pregrado en biología. 

En su trabajo de grado, con el Herbario universitario, Otoniel inventarió los usos de plantas reportadas por cinco comunidades cubeo. Ya en su trabajo de maestría, expandió la muestra a 10 comunidades. “Con los sabedores miré cómo se colectaban las plantas y para qué las usan. En el caso de las usadas como antimaláricas, ellos reconocen varios tipos de plantas efectivas (principalmente el tallo) porque son aquellas que están presentes durante toda la temporada; la enfermedad de la malaria puede aparecer en cualquier instante y las preparaciones son específicas”, señala Ramírez.

Como complemento al estudio etnobotánico, investigadores del grupo Malaria, coordinados por las profesoras Silvia Blair y Adriana Pabón, hicieron una evaluación de la actividad antiplasmódica (de detener al parásito de la malaria) y citotóxica (de dañar las células humanas) que tenían las plantas. “Hicimos los ensayos con 35 plantas que informaron los curanderos de 12 comunidades del Vaupés Medio y mediante la preparación de extractos evaluamos si tenían actividad. Fue una gran sorpresa, pues encontramos extractos con actividad superior a la cloroquina, un fármaco antimalárico que se usa como control”, comenta Adriana Pabón. 

Desde su origen, en 1990, el grupo tiene la línea Búsqueda de antimaláricos a partir de plantas medicinales, con importante apoyo de Colciencias. “Se ha trabajado con diferentes plantas por mucho tiempo, desde que la doctora Silvia Blair hizo en 1988 un inventario de plantas informadas por los curanderos de Tumaco y realizó una evaluación de su actividad antimalárica, con recursos de cooperación holandesa”, indica la investigadora. 

En el estudio actual, las especies usadas por los sabedores son árboles del Vaupés que difícilmente crecen en la zona andina. “La información que logramos en el proyecto etnobotánico fue de familias de plantas, por lo que rastreamos y seleccionamos especies diferentes a las reportadas en la comunidad, pero de las mismas familias, que están, por ejemplo, en el Jardín Botánico de Medellín, y vimos que también tienen esas propiedades antiplasmódicas”, explica la profesora Pabón. “Todo esto es posible gracias a la investigación en etnobotánica”

Conocimiento inmerso en los conocimientos

Para esta evaluación, a cultivos in vitro de parásitos de la cepa plasmodium falciparum (la más agresiva) se les aplican diferentes concentraciones de los extractos o de las moléculas que se aíslen de las plantas. “Para medir la efectividad se evalúa qué cantidad de sustancia se necesita para matar el 50% de los parásitos de una muestra”, explica la profesora Pabón. También se evaluó la citotoxicidad, es decir, si estos mismos extractos causan daño a las mismas células que buscan salvar. 

Los resultados son prometedores. El 5% de las plantas evaluadas tienen una alta capacidad antimalárica y la gran mayoría (85%) no presenta ninguna citotoxicidad. Para los investigadores esto demuestra que en la etnobotánica hay inmensos campos para explorar en busca de curas y por tanto ahora hacen parte de un macroproyecto de desarrollo de medicamentos, financiado con recursos del Sistema General de Regalías.

Algo interesante es que los investigadores no pretendieron validar la efectividad de esas plantas, sino solo las propiedades de sus extractos. “Sabemos que para los cubeo funcionan. No podemos mirar in vitro algo que se usa en la comunidad de una manera diferente, acompañado de rituales. Solo estamos mirando el efecto antimalárico de ciertos extractos en un cultivo en laboratorio”, señala Pabón. 

“El proceder de los sabedores tiene que ser visto desde una perspectiva holística” explica a su vez Otoniel Ramírez. “La preparación de la bebida, los rituales y rezos que se hacen alrededor son parte integral del tratamiento y no se pueden sacar conclusiones sin tomar todo eso en cuenta”. Además, como parte de los compromisos adquiridos por el equipo con las comunidades durante la consulta previa, se está generando una cartilla bilingüe sobre los resultados del proyecto, en cubeo y español.

La búsqueda de antimaláricos y de otros medicamentos a partir de plantas es una urgencia de la humanidad y la ciencia occidental continúa aprendiendo a leer, hoja a hoja, la enciclopedia más rica y sabia del trópico: la selva y sus saberes. 

Esta nota se deriva de la investigación: Antiplasmodial and Cytotoxic Activity of Raw Plant Extracts as Reported by Knowledgeable Indigenous People of the Amazon Region (Vaupés Medio in Colombia). Pabón A, et al. Planta Medica. 2016

 
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