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Cambiar la narrativa para prevenir el suicidio

En septiembre de 2024, el mundo se une una vez más para observar el Mes de la Prevención del Suicidio, una oportunidad vital para reflexionar, actuar y, sobre todo, cambiar la narrativa que rodea este silencioso flagelo. Bajo el lema “Cambiar la narrativa”, este año se busca no solo crear conciencia, sino también derribar las barreras del estigma y construir una cultura de comprensión y apoyo, elementos fundamentales para prevenir el suicidio.

El suicidio sigue siendo una de las principales causas de muerte a nivel global, afectando a personas de todas las edades, géneros y orígenes socioeconómicos. Las cifras son escalofriantes: cada año, cerca de 800,000 personas se quitan la vida, y por cada suicidio consumado, se estima que hay al menos 20 intentos. Sin embargo, detrás de cada número hay una historia, una vida que podría haberse salvado con la intervención adecuada, con la comprensión necesaria y, sobre todo, con un entorno que no juzga, sino que apoya.

Cambiar la narrativa sobre el suicidio implica abordar de manera frontal los mitos y malentendidos que perpetúan el silencio y la ignorancia. Por mucho tiempo, hablar de suicidio ha sido un tema tabú, rodeado de temor y prejuicios. Sin embargo, el silencio no es una opción. La única manera de combatir este mal es enfrentándolo con información, empatía y acciones concretas.

El poder de la comunidad y la acción colectiva

Este año, se hace un llamado a todos: individuos, comunidades, organizaciones y gobiernos, para que asuman un papel activo en esta misión. No se trata solo de profesionales de la salud mental; cada uno de nosotros tiene la capacidad de hacer una diferencia. ¿Cómo? Escuchando sin juzgar, siendo un apoyo para quienes nos rodean, educándonos y educando a otros sobre los signos de alarma, y promoviendo una cultura donde pedir ayuda sea visto como un acto de valentía, no de debilidad.

Las comunidades tienen un rol esencial en esta transformación. Iniciativas locales, campañas de sensibilización y programas de apoyo pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte. Es en la cercanía de la comunidad donde muchas veces se detectan los primeros signos de alerta, y es allí donde el apoyo puede ser más inmediato y efectivo.

Gobiernos y políticas públicas: Un compromiso inaplazable

Pero cambiar la narrativa también requiere un compromiso serio y sostenido por parte de los gobiernos y las instituciones. Las políticas públicas deben ir más allá de las palabras y traducirse en acciones concretas. Esto incluye la implementación de estrategias nacionales de prevención del suicidio, la asignación de recursos adecuados para servicios de salud mental accesibles y de calidad, y la promoción de campañas educativas a gran escala.

Asimismo, es crucial que las políticas estén basadas en evidencia científica y que se adapten a las realidades y necesidades de cada comunidad. No es suficiente con una aproximación general; se requiere de un enfoque inclusivo que considere las particularidades culturales, sociales y económicas de las poblaciones más vulnerables.

Una cultura de empatía y apoyo

Al final, cambiar la narrativa sobre el suicidio es un esfuerzo que nos involucra a todos. Es necesario que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad de contribuir a crear una cultura de empatía y apoyo. No podemos seguir dejando que el miedo y la ignorancia dicten nuestra respuesta ante el sufrimiento ajeno. En lugar de eso, debemos abrir nuestros corazones y nuestras mentes para escuchar, acompañar y apoyar a quienes lo necesiten.

Este septiembre, y cada día del año, recordemos que el suicidio es prevenible, y que está en nuestras manos hacer la diferencia. Cambiemos la narrativa, rompamos el silencio, y juntos construyamos un mundo donde la vida siempre sea la opción.
 

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