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Medellín, 17 de octubre de 2023

Por: Coordinación de Relaciones y Comunicaciones

Eduardo Domínguez Gómez, profesor e investigador de nuestra Facultad de Comunicaciones y Filología, recibió el pasado sábado 14 de octubre, la imposición de la Gran Orden del Sombrero Aguadeño, por parte de la Alcaldía de Aguadas, Caldas, en el marco del X Encuentro de Escritores Aguadeños.

Según el espacio web Histórico Presidencia: "La Gran Orden del Sombrero Aguadeño fue creada a través del Decreto número 083 del 27 de diciembre de 1980, para exaltar la virtud y la obra de aquellas personas o instituciones, propias o foráneas, que, haciendo gala de amor y civismo, se vinculan al progreso espiritual o material de la tierra aguadeña". 

Presentamos a continuación, algunas fotografías que dan cuenta de como se vivió este gran momento. Estas fueron tomadas de las redes sociales de la Alcaldía de Aguadas:

Asimismo, les invitamos a leer el discurso que el profesor Eduardo compartió en el evento:

Aceptar sin engreimiento

Durante mi vida profesional rehusé actos especiales de distinción para evitar que mi ego malinterpretara y empezara a mirar a los demás como personas sin los mismos merecimientos. Actitud contra la que batallo desde que nací en esta tierra aguadeña hace ya siete décadas. ¡Lejos de mí el engreimiento que solo crea distancias!

Siempre me fastidió –y aún me ponen malhumorado- las ínfulas de abolengos aristocráticos y nobiliarios, de superioridad artística, humana o científica. Son deformaciones de una sociedad arribista que habla de la meritocracia como si todos los humanos viniéramos dotados naturalmente de las habilidades y capacidades socio-económicas para competir por ser lo mejor de lo mejor. ¡Falso!

Como historiador y como profesor, como divulgador y amigo de a pie, puedo dar testimonio por millones de lo errado que es vivir en función de siempre triunfar, acumular, distanciarse y sentirse superior. La vida es desigual, y el tiempo se encarga de hacerles sentir la amargura a esos ilusos que se sienten mejores que nadie. 

Acepté en 2008 la Pluma de Plata del encuentro de escritores, y ahora la Orden del Sombrero, por venir de mi propia gente