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"Las comunidades académicas en la Facultad de Odontología fueron pensadas y creadas como un espacio en el que confluyen los profesores por campos de conocimiento, para compartir y discutir acerca de los procesos de enseñanza y aprendizaje, evaluar y reflexionar sobre las prácticas docentes, la formación integral, la investigación y la interacción social de la Facultad”, bajo este principio, en 1994, se constituyeron estos espacios que hoy son vitales para el quehacer de la Facultad. 

El docente, magister y odontólogo, Alejandro Hurtado, hoy decano y egresado de dicha facultad de la UdeA, reflexiona sobre lo que ha significado estos encuentros periódicos dentro del ecosistema académico de su dependencia y cómo se proyecta para los próximos años, así como por qué se han logrado mantener en el tiempo y qué pueden aprender otras facultades sobre su experiencia. 

Yorley (Y.): ¿Cuál es la principal transformación que han tenido las comunidades académicas de su Facultad durante estos años de trayectoria?

Alejandro (A.): En 1988 y 1989, cuando eso yo todavía era estudiante, hubo un cambio de lógica en la Facultad, se pasó de trabajar por departamentos a trabajar por objetos de conocimiento, ya no alrededor de tareas concretas, entonces, ahí nacieron estas nuevas comunidades.
Por ejemplo, unos mostraron su preocupación por cómo se atienden pacientes niños; entonces, hay una comunidad académica que son los profesionales odontopediatras u odontólogos generales interesados en el tema. Otros, por el contrario, se han interesado en cómo se atiende el paciente adulto, y así se fueron armando las comunidades alrededor de sus objetos de conocimiento.

 Y. ¿Cuáles son los mayores impactos de las comunidades académicas para la Facultad?

A. Los profesores que pertenecen a una cierta área del conocimiento o que tienen un objeto de conocimiento en común se encuentran para conversar sobre este y sobre cómo llevan ese conocimiento a los programas de formación académica que tiene la facultad, no solo en pregrado, sino, también, a los seis programas de especialización, a la maestría y al doctorado que tenemos actualmente. 

Cada comunidad agrupa a un colectivo de profesores diferentes, pero, cuando todos se juntan, aportan a la construcción de los planes de estudio y a la formación de los distintos programas académicos, cada comunidad agrupa a profesores de todas las formas de vinculación. 

Y. Profesor Alejandro, ¿cómo funcionan actualmente estas comunidades académicas?, ¿cuántos profesores agrupan actualmente?, ¿cada cuánto se reúnen?

A. Las cinco comunidades académicas con las que actualmente cuenta la Facultad agrupa 180 profesores, de los cuales más o menos 80 somos vinculados y los otros 100 son los de cátedra.

Sobre la periodicidad de los encuentros, hace varios años que la Facultad tiene un espacio institucional donde nadie da clases, y son todos los lunes de 10:00 a. m.  a 12:00 m. A esa hora se espera que todas las comunidades se reúnan. A veces, hay unas actividades que son programadas desde la Vicedecanatura o desde el Comité de Currículo con temas específicos, donde se dan reuniones conjuntas para revisar temas que les interesen a todos. 

Como se trata de procesos de diálogo continuos, se han habilitado diferentes canales digitales para compartir información de interés, al interior de cada comunidad, como grupos de WhatsApp y listas de correo electrónico. 

Y. ¿Hacia dónde están caminando las comunidades académicas, actualmente, en la Facultad?

A. En los últimos cinco años estuvimos trabajando en la renovación curricular que implicaba construir una nueva propuesta, finalmente logramos que todo eso saliera y se mandó al Ministerio para la renovación del registro. 

Una vez culminamos eso, entramos en un momento de oportunidad en el que nos estamos dando la posibilidad de repensar asuntos propios de cada comunidad, en este momento lo que estamos haciendo con las comunidades es reflexionar sobre su propio objeto de conocimiento, es decir, reflexionar por qué es ese y no otro, y eso cómo los congrega, por qué los invita a trabajar en colectivo.

Además, estamos sumando reflexiones sobre pedagogía crítica, sobre las habilidades para enfrentar los retos del siglo XXI, con habilidades para la vida, entonces esos son asuntos que ya no son curriculares, sino que son de las disciplinas y de la profesión. Hay varias apuestas que tienen que ver con nuevos roles para los profesores y nuevas actividades para que ellos los pueden desarrollar con sus estudiantes, todo eso hay que conversarlo al interior de las comunidades.

Y. Profesor, teniendo en cuenta todo este camino, ¿cuáles crees que son los principales logros de las comunidades académicas en todo este proceso?

A.  Yo creo que hay una cosa que es bien valiosa y es que uno no lo nota, son cosas que van ocurriendo paulatinamente y que uno no se da cuenta. Pero, yo sí creo que hay una apropiación del espíritu de la Universidad de Antioquia en lo que hacemos, es decir, esta universidad tiene un enfoque y una forma de entender la profesión y la presencia de los profesionales en la sociedad que es muy propia. 

Un profesional que es capaz de aportar al tejido social más allá de pensar en su propio beneficio profesional, se saben actores sociales importantes y saben que tiene una proyección social, el odontólogo de la Universidad ya tiene eso y es una gran ganancia. 

Además, es muy valioso ese contacto permanente de unos profesores con otros, con esa posibilidad de debatir, de contar ideas de interpelar al otro, esa posibilidad de decir: “no a mí no me parece”, pero con el fin de argumentar eso que hacemos. Yo creo que eso nos da la posibilidad de formarnos a nosotros mismos y de entregarle a los estudiantes un espíritu crítico y ese es el sello Universidad de Antioquia. 

Y. Profesor Alejandro, por último, ¿qué crees que las demás facultades de la universidad podrían aprender de la trayectoria de sus comunidades académicas?

A. La gran ganancia que tienen nuestras comunidades o el gran soporte que tienen está en los objetos de conocimiento de las áreas, que estas comunidades académicas no están definidas por dependencias administrativas, ni por departamentos.

Estamos organizados alrededor de problemas sociales. Entonces, la resolución del problema es lo que nos invita a conversar, le apuntamos a lo que queremos resolver. Para la Odontología pensarse en contexto es muy importante, pero es que no puede ser de otra manera, porque nosotros nos debemos al medio social y los odontólogos van a desempeñarse a un medio social, eso sí, no a un contexto concreto, sino que tiene que saber leerlo. Eso para nosotros es clave y es uno de los pilares de la formación.

Por: Yorley Ruiz M.
Periodista del Proyecto Observatorio de Educación Superior  de la UdeA