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Cartas a Milena y El artista del ayuno establecen un diálogo biográfico y estético particular. No solo son las dos obras de Franz Kafka más intensas de los últimos años, sino quizás aquellas que mejor sintetizan su comprensión del ejercicio escritural. Escribir cartas hasta el paroxismo de la necesidad y la ansiedad, y definir la función del artista en unas exigencias que desbordan los límites corporales, son la mejor imagen de su proyecto literario. "No puedo de otro modo", dice uno de sus personajes, para quien ayunar era lo mismo que escribir. 

Lector Selnich Vivas en conversación con Catalina Peña

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