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La devaluación como determinante externo que incide sobre la inflación, es entre otros, una variable que genera presión sobre los precios de los productos, tanto los importados como aquellos de producción nacional, afectando de paso la mayoría de bienes básicos de la canasta familiar.

Por: Lourdes Cruz Cárdenas  -Facultad de Ciencias Económicas-

Datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE– indican que en lo corrido de 2021, el Índice de Precios al Consumidor –IPC– se ubicó por encima del promedio nacional (3,93%), cuando la meta anual se proyectaba en 3%. Así, las divisiones de alimentos y bebidas no alcohólicas, seguido de Restaurantes y Hoteles y Educación, representaron el mayor aporte en la variación durante este periodo, por lo que el aumento en los precios llega a 2,8 puntos porcentuales más en comparación con el año 2020. 

Por lo tanto, los índices actuales de inflación, explicó la economista Laura Sánchez Higuita, profesora de la Facultad de Ciencias Económicas, pueden estar reflejando las dinámicas internas del país en un contexto de recuperación económica luego de la crisis, acompañada por un aumento “natural” de los precios, y de escasez en la disponibilidad de ciertos productos como consecuencia de las jornadas de manifestación ciudadana.

Sin embargo, esta no es la única razón que ha incidido en el aumento de la inflación, pues el comportamiento de la tasa de cambio, si bien no es la variable externa de mayor incidencia, tiene su parte en el escenario de la inflación. 

De acuerdo con la profesora Sánchez, el hecho de que Colombia padezca gran devaluación, refleja que puede estar siendo impactada vía precios de los productos importados en mayor medida que otros países y, desafortunadamente, agregó la economista, “la canasta básica de bienes y servicios de una familia colombiana está compuesta por un numeroso conjunto de elementos importados que se adquieren a un dólar cada vez más elevado. Asimismo, la agroindustria también depende de una considerable lista de insumos importados, que terminan ejerciendo un impulso al alza de bienes de producción nacional”.

Es así, como para el primer semestre de 2021, el peso colombiano se ubicó como la moneda emergente más devaluada del mundo al caer 12%, según datos de Bloomberg, pero con el comportamiento reciente de la tasa de cambio la caída llegó al 14% con una leve recuperación de 0,24% a inicios de septiembre. Una dinámica que se atribuye a los anuncios por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, de retirar los estímulos monetarios ante una recuperación de indicadores como el empleo en ese país, entre otros factores. 

Pero, si bien un aumento en la tasa de cambio puede favorecer los ingresos de los exportadores colombianos, así como impactar nuestra economía vía importaciones, también puede traer un efecto adverso si este indicador sufre cambios abruptos. Por lo tanto, es importante entender la incidencia del contexto internacional frente a variables como la devaluación y la inflación.

Para la economista e integrante del grupo de Microeconomía Aplicada, la devaluación es un fenómeno que afecta a los países de América Latina de forma generalizada y el impulso inicial para que esto ocurra es el proceder del Banco Central de Estados Unidos, sus anuncios y las decisiones que tomará respecto de sus tasas de interés y la robustez o fortaleza de su economía.

En tal sentido, señaló Sánchez, “frente a un dólar fortalecido, no sorprende entonces que un país como Colombia, que se encuentra atravesando crisis sociales además de las económicas, y perdiendo por ejemplo su grado de inversión, enfrente una mayor desvalorización de su moneda si se compara con sus vecinos latinoamericanos e incluso, del mundo”.

Frente a este panorama, una acción del Banco de la República puede ser considerar la posibilidad de subir la tasa de intervención gradualmente en los próximos meses, sin embargo, reiteró la economista, “los costos de ir por este camino en términos de ralentizar de nuevo la economía y probablemente la generación de empleo, se pueden valorar como difíciles de asumir en este contexto de recuperación económica”.

Por lo pronto, los últimos acontecimientos como la aprobación de la ley de Inversión Social y el reciente nombramiento del exministro Alberto Carrasquilla como codirector del Banco de la República, también envían un mensaje sobre la postura del gobierno en materia económica que, en adelante, puede incidir sobre el escenario de la devaluación y la inflación en el país.

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