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El Oriente Antioqueño es una región ampliamente atractiva para las empresas dedicadas a proyectos hidroeléctricos, debido a que es un territorio vasto en recursos hídricos con una topografía favorable para el aprovechamiento a través de la generación de hidroenergía.  

Por: Lourdes Cruz Cárdenas -Facultad de Ciencias Económicas-

El departamento de Antioquia genera entre el 25% y 30% de la energía en Colombia, por tanto, equilibrar la demanda energética del país y los efectos socioambientales que esta dinámica ocasiona, ha llevado a que movimientos sociales alcen sus voces y persistan en el territorio para defender sus territorios. 

Según explicó el profesor Hernán Felipe Trujillo Quintero, invitado al encuentro: Conflictos socioambientales en la generación de hidroenergía en el Oriente Antioqueño, espacio organizado por los estudiantes del pregrado en Desarrollo Territorial de la Facultad de Ciencias Económicas, los conflictos y tensiones que allí se generan, pueden deberse a que la relación costo beneficio en estos territorios no es convincente en términos económicos, pues la generación y transmisión de energía, que es un proyecto rentable, parece no beneficiar a las comunidades locales.

Por el contrario, agregó el economista de la Universidad de la Salle y profesional en Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, trae costos muy importantes y cambios en la vocación económica, el modelo de desarrollo y las relaciones sociales, así como conflicto armado, actividades extractivas de gran impacto y pérdidas significativas en el territorio, dejando una referencia desfavorable para los proyectos venideros.

El tema tiene varias aristas, sin embargo, su incidencia a nivel ambiental ha concentrado esfuerzos colectivos de personas que luchan por la protección y conservación de los recursos ambientales para demostrar, con argumentos fundados y soportados en la Constitución y la ley, por qué la generación de hidroenergía tiene efectos negativos para los ecosistemas y las dinámicas socioambientales y económicas de las comunidades que habitan estos territorios.

De acuerdo con estudios adelantados por el profesor Trujillo y su equipo de trabajo de la Universidad Católica de Colombia, actualmente hay cuatro licencias que se tramitan en el Oriente Antioqueño ante la autoridad ambiental Cornare, donde dos son proyectos del sector hidráulico (San Rafael y Argelia) y los restantes (Provenir II e Hidronare) aún están en etapa previa de licenciamiento, pero con estudios ambientales de impacto que tienen profundos efectos sobre los territorios.

Precisamente, entre las cuencas hídricas de importancia para la actividad económica del Oriente Antioqueño están el río Nare, el embalse de Guatapé y el río Samaná. Sobre este último, desemboca el Río Dormilón en el municipio de San Luis que, desde 2012 ha sido defendido y protegido por personas como don Evelio Giraldo, integrante del colectivo Vigías del río Dormilón.

Su propósito, ha sido defender las pretensiones de uso y apropiación privada de las aguas del río Dormilón para la producción de energía, a través de herramientas de construcción colectiva alineadas con la Constitución y la ley para presentar sus solicitudes y tomar decisiones informadas. De esta manera, lograron entre el periodo 2012-2015 la revocatoria de dos licencias ya otorgadas sobre este río de seis mil hectáreas y del cual se pretendía usar el 85% de su caudal hídrico.

Cerca al río Dormilón está la cabecera urbana de San Luis, comentó Don Evelio en su presentación durante la charla, lo cual hace muy importante al ecosistema hídrico más allá incluso de la esfera ambiental, pues a su alrededor se desarrollan actividades de apropiación social por parte de la comunidad, cultura y economía campesina que se contraponen con las pretensiones del uso del agua para la generación de energía y los modelos de mercantilización y maximización de la renta de las empresas.

En tal sentido, expresó el profesor Trujillo, Magíster en Ciencias en Desarrollo Sostenible, “el dinero sigue siendo el lenguaje universal sobre el que se toman decisiones y al anteponerse por encima de otros, no atiende las verdaderas afectaciones socioambientales derivadas de la idea que se tiene del crecimiento, sino que se queda en el apoyo y apadrinamiento de otros procesos, por ejemplo deportivos o artísticos, generando una imagen distorsionada de las organizaciones frente a la responsabilidad que tienen con las problemáticas socioambientales”.

Ante lo cual, el colectivo Vigías del Río Dormilón echó mano de una herramienta criticada en proyectos de este tipo, pero fundamental para afrontar las tensiones y conflictos en torno a estos procesos y defender el río, es el caso de la licencia ambiental, abordada por sus integrantes desde el seguimiento al trámite administrativo de permiso de estudio y licenciamiento ambiental y el proceso de movilización.

“Para nosotros han sido dos líneas estratégicas fundamentales, ambas deben integrarse porque un proceso de movilización social que no estudie cómo va el trámite, su estado y el pronunciamiento de los participantes, queda ciego ante este tipo de proyectos”, resaltó don Evelio.

Finalmente, esta experiencia y los logros alcanzados por los vigías del río Dormilón resonaron en San Rafael, donde sus habitantes también buscaban defender el río Churimo, así que, explicó don Evelio, se sometieron a revisión los aspectos legales y legítimos del proyecto que se desarrolla en el municipio para determinar, en términos de legalidad y legitimidad, su aplicabilidad y viabilidad en el territorio como una herramienta para defender los bienes públicos y comunes. 

Al terminar, sostuvo Evelio Giraldo, “todo este trabajo ha permitido que el colectivo se dedique a la reapropiación social del río Dormilón a través del diseño de senderos ecológicos, caminatas, muralismo y el diálogo permanente con la Alcaldía del municipio”.

Imágenes tomadas de: www.pexels.com.co