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La apuesta conjunta de la UdeA por La Paz

Por: Sergio Ramírez Zuluaga, practicante de periodismo - Equipo de comunicaciones de la Unidad Especial de Paz

En lo que va corrido del 2023, se han posesionado cuatro nuevos decanos para el trienio de 2023-2026 en varias facultades de la Universidad de Antioquia. Entre ellos, Julio César Saldarriaga Molina ha sido posesionado en la Facultad de Ingeniería, Olga Vallejo Murcia en Comunicaciones y Filología, y Alejandro Hurtado Aristizábal en Odontología.

En entrevista con la Unidad Especial de Paz, los decanos y la decana han compartido en profundidad las propuestas en relación con la paz que presentaron durante sus candidaturas. Estas propuestas han sido fuertemente influenciadas por el Plan de Desarrollo 2017 – 2027 de la Universidad, un documento que  ratifica el compromiso de la institución con la transformación de los territorios, particularmente, con la construcción de paz y la equidad.

Gracias a esta influencia, las propuestas que los decanos presentaron comparten objetivos muy similares, incluso cuando sus aproximaciones a dichos objetivos parten de muy diferentes campos del conocimiento.

Sin embargo, más allá de las similitudes que surgieron de compartir inspiración e influencias, los decanos han llegado a una misma conclusión: las propuestas que se presentan ahora, deben ser llevadas a cabo en conjunto entre las diferentes unidades académicas y administrativas de la Universidad, “no hay otra forma de hacerlo", como sentenció al respecto la nueva decana de la Facultad de Comunicaciones y Filología, Olga Vallejo.

En esta conclusión no solo queda patente el reconocimiento de las limitaciones de la academia para cambiar para bien las circunstancias de los territorios y regiones marginados, sino también la voluntad compartida por diferentes actores dentro de la Universidad de comenzar a “sembrar semillas” para crear un futuro diferente para las nuevas generaciones.

¿Cuáles son los planes de estas decanaturas en relación con la paz, y cuáles son esas condiciones que hacen de la cooperación entre facultades y unidades de las Universidad sea la mejor opción para construir paz?

¿Qué podemos hacer por las regiones?

Foto: Olga Vallejo. Cortesía Facultad de Comunicaciones y Filología

La Facultad de Comunicaciones y Filología nunca ha sido ajena a la construcción de paz, y la existencia de proyectos como Hacemos Memoria, que desde el 2014 “investiga, discute y propone un diálogo público sobre el conflicto armado”, es una prueba de eso.

Pero más allá de este y otros proyectos, la nueva decana de la Facultad, Olga Vallejo Murcia, señaló que nunca se debe dejar de pensar sobre cómo se puede aportar a la construcción de paz: “Se trata de ampliar nuestra visión, de buscar otras estrategias. Siempre hay un paso más, algo más que podemos hacer”.

En su caso, Vallejo propuso empezar por unas cuantas preguntas: primero, dentro de todos los saberes, experticias, herramientas y experiencias de las Facultad de Comunicaciones y Filología, ¿qué se le podría ofrecer a las regiones? ¿Cómo puede la Facultad ayudar a superar las violencias y las carencias presentes en esas zonas?

“Me parece que mencionar superación de violencias en lugar de construcción de paz es un matiz importante”, explicó la decana, “porque sí, tenemos que caminar hacia una paz estable y duradera, pero es justamente a través de la superación de diversos tipos de violencia específicas en las regiones”.

De acuerdo con la decana, la contribución que puede hacer la Facultad viene del lenguaje, “presentar otras visiones de mundo, contar que hay otras maneras de atender las violencias, de relatar la paz y construir memoria”.

 

La búsqueda de esa contribución es todavía más profunda, como lo respalda la Agenda de Paz, un proyecto actualmente liderado por la decanatura, que busca recoger todas las experiencias de la Facultad, aprender de sus resultados, replicarlos y potenciarlos. Si bien en su primera etapa solo se indagará a partir del 2016, y en la segunda, todo lo anterior a la firma del Acuerdo de Paz, las ambiciones del proyecto no terminan allí.

“La apuesta es preguntarle a la comunidad académica, a las regiones, a otros actores, ¿y usted, qué haría, qué quiere hacer? Venga, unámonos todos bajo un solo sello”, explicó Vallejo.

Si bien esta apuesta parte del interés por aprender de otras unidades, y de comprender mejor las necesidades en regiones y territorios marginados –“tenemos que revaluar el aporte que estamos haciendo en regiones, desprendernos de o ampliar el marco de formación que ofrecemos”, señaló la decana – hay otra razón detrás de la apuesta.

“Nos tenemos que articular, no hay ninguna otra manera de hacerlo, primero porque los recursos son supremamente escasos, los tenemos que usar de la mejor manera. Tenemos que cooperar  para ver como apalancarnos financieramente”, señaló.

Y segundo porque el intervenir en la construcción de condiciones fundamentales no es tarea fácil, es un proyecto a largo plazo y que compete a todos, por lo que debe haber un trabajo en conjunto para sostenerlo. “Todos tenemos que empezar a trabajar en sembrar semillas” para que algún día alguien pueda cosechar los frutos, concluyó Olga Vallejo.

Un futuro diferente para las nuevas generaciones

Foto: Julio César Saldarriaga. Cortesia, Facultad de Ingeniería

La actual apuesta de la Facultad de Ingeniería en relación con la construcción de mejores condiciones en territorios y regiones marginadas no es algo que haya comenzado con la posesión del actual decano. A lo largo de los últimos años, se han adoptado distintas estrategias que siempre se han orientado garantizar la calidad de vida de los habitantes de distintas zonas de Antioquia.

Entre esas se puede destacar los enlaces que la Facultad ha tejido con otros actores y unidades de la Universidad y la sociedad, especialmente por el impacto que han demostrado tener, como lo indicó Julio César Saldarriaga, nuevo decano de la Facultad de Ingeniería.

“Los vínculos que hemos formado”, explicó Saldarriaga, “han permitido identificar iniciativas en zonas de difícil conexión, de difícil conectividad, no sólo por el tema de tecnología sino porque llegar allí, acceder a través de medios de movilidad es complejo, y son zonas que se encuentran habitadas por una población con múltiples necesidades”.

Esa identificación, de acuerdo con el decano, ha sido de vital importancia pues le ha permitido a la Facultad percatarse de qué formas pueden contribuir a la paz desde el ejercicio de ingeniería, percatarse que “nosotros podemos potenciar esas articulaciones y mejorar condiciones para las poblaciones que se encuentran alojadas en sitios de difícil acceso”.

Potenciar es la palabra clave en esa declaración, pues mediante ese ejercicio de ingeniería se puede, a veces por primera vez, satisfacer las necesidades más básicas de poblaciones marginadas y convertirlas en “zonas donde la gente que está allí pueda vivir dignamente. Eso también va a significar que las nuevas generaciones van a poder apostarle de manera seria y decidida a la paz”, una seriedad y resolución que solo son posibles si se tiene la seguridad de que siquiera habrá un mañana con condiciones dignas estables, tal como explicó Saldarriaga.

La labor de la Facultad de Ingeniería, según el decano recién posesionado, se convertiría en la puerta de entrada para que las apuestas de otros actores puedan tener no solo una mayor acogida, sino también un mayor impacto. Es el primer engranaje, de muchos otros, en un proyecto conjunto para construir “un futuro diferente para las nuevas generaciones”, terminó el decano.

Reconstrucción de tejido social, no solo en regiones, sino también en la misma Universidad

Foto: Alejandro Hurtado Aristizábal. Cortesía, Facultad de Odontología

La llegada de Alejandro Hurtado Aristizábal a la decanatura la Facultad de Odontología, también implicó el comienzo de una urgencia por comprender qué más podría hacerse por la reconstrucción del tejido social, no solo en los territorios y regiones donde la Facultad tiene presencia, sino también en los espacios habitados por profesores y estudiantes en Medellín.

Esa urgencia, que ya se había manifestado en las propuestas que el ahora decano presentó durante su candidatura, se evidenció una vez más en su firmeza al señalar las limitaciones y desafíos que enfrenta la Facultad, pero también en sus planes para superarlas.

Una de esas limitaciones se encuentra en las regiones en donde tiene presencia la Facultad, presencia que de acuerdo con el decano no es suficiente.

“La Facultad tiene una debilidad”, explicó Hurtado, “y es que no tenemos presencia en regiones a través de programas formales de educación. Nuestra presencia en regiones es muy poquita, y se concentra más bien en investigación y más que todo en extensión solidaria, o sea, los servicios gratuitos que les ofrecemos a las poblaciones más vulnerables y de bajos recursos”.

Esto, según comentó, Alejandro Hurtado, todavía no es todo lo que la Facultad podría hacer para la construcción de paz en los territorios donde la Facultad tiene presencia. La Facultad, aclaró el decano, en su responsabilidad y capacidad de contribuir a la promoción de la salud y a la prevención de la enfermedad, ya aporta a la mejora de condiciones de vida de poblaciones vulnerables. Sin embargo, esta decanatura vislumbra que se puede hacer algo más.

“Una de las propuestas novedosas que traemos”, expuso el decano, “es el acompañamiento en educación para la salud en los territorios. Acompañar a las personas a que sean conscientes de su propia capacidad de transformar su entorno, sus propias condiciones de vida, y cómo eso puede afectar a su entorno, cómo pueden reconstruir el tejido social, unir nuevamente a su comunidad”.

Este empeño en que sean las comunidades las que lideren esas transformaciones viene de los aprendizajes acumulados por la Universidad y por la propia Facultad: la construcción de alternativas a las problemáticas enfrentadas en los territorios debe de ser un ejercicio colaborativo, no impositivo.

“La gente no cambia porque nosotros le llevemos información para decirles que tienen que cambiar”, explicó Hurtado. “El cambio solo es posible a través de los procesos de acompañamiento, a que hagan conciencia de sus necesidades, de sus posibilidades, y que sumando lo que nosotros les demos, y lo que ellos ya conocen, cambien sus realidades”.

Sin embargo, el que la Facultad se convierta en ese canal de información y formación para las comunidades, requerirá el apoyo de otros actores y unidades académicas de la Universidad. Esto es gracias a lo amplia y ambiciosa que es esta propuesta, tamaño que no solo se manifiesta en la gran cantidad de distintos conocimientos y disciplinas que se ven involucradas: “Es en esencia educación para la vida”, explicó el decano, “y cabe cualquier cantidad de disciplinas, necesitamos precisamente invitar y articularnos con otras unidades académicas”.

Un proyecto como este también demanda algo más: “nuestro reto más grande”, comentó Hurtado, “la dificultad que tenemos que afrontar siempre será lo financiero. Estamos hablando de ampliar coberturas de mejorar la presencia en las comunidades, en los territorios, en nuestras regiones, pero eso nos representa también una inversión en términos de desplazamiento, de equipos, de contratación de profesores. Necesitamos encontrar apoyos, unir presupuestos, y planear entre muchos”.

Esta necesidad de colaboración, de unión, solo hace más imperante actuar en el otro frente, uno en el cual la Facultad de Odontología tiene sus problemas particulares: “Esta facultad es una unidad académica que viene de sufrir diversas fracturas sociales, que se han evidenciado en el pasado estallido social, y que generan aquí al interior de la Facultad también en cierta forma de distanciamientos, una falta de comunicación”.

Mientras haya una ruptura dentro de la misma Facultad, señaló el decano, ¿cómo se esperar construir unidad en otras regiones?

“Si conseguimos que la facultad supere esas brechas”, explicó Hurtado, “que se recupere el reconocimiento de la diferencia, eso también se traducirá en actividades que ayuden a transmitir o a proyectar acciones de paz hacia afuera”.

Para que la Universidad sea emisaria de la paz, también tiene que haber paz dentro de ella”, sentenció el decano.

Con la llegada de nuevos decanos, se renueva el compromiso de la UdeA por La Paz

Estás nuevas visiones y perspectivas de la potencialidad de las unidades académicas renuevan y refuerzan la apuesta de la Universidad de Antioquia por contribuir a la construcción de paz en la región y el país.

Estas apuestas de los decanos dotan de valor y sentido político al capital disciplinar de sus unidades académicas y contribuyen a nutrir el papel que la Universidad de Antioquia ha decidido jugar en los procesos de construcción de paz.

Y en ese papel, tanto simbólico como práctico, la Universidad continuará contribuyendo a la profundización de la democracia y el respeto, protección y cumplimiento de los derechos humanos.

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