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Ciclo de conferencias "La noche es también un sol"

25 sept. 2019 16:00 - 25 sept. 2019 18:00
Sala de proyecciones de la planta baja de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz

El miércoles 25 de septiembre te invitamos a las conferencias «El arte, una forma de la voluntad de poder» realizada por María Fernanda Jaramillo y «El arte y la transvaloración de los valores» dirigida por Natalia Ramírez,ambos estudiantes de Artes

Este miércoles 25 de septiembre te invitamos a las conferencias «El arte, una forma de la voluntad de poder» realizada por María Fernanda Jaramillo y «El arte y la transvaloración de los valores» dirigida por Natalia Ramírez,ambos estudiantes de Artes


El evento se llevará a acabo a las 4:00 p.m en Auditorio de la planta baja de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz.
¡No faltes!


Sobre el ciclo de conferencias "La noche es también un sol"
 

El Semillero Arte y Filosofía surgió desde hace un año como una tentativa de un encuentro voluntario y libre entre estudiantes de arte y de filosofía, reunidos con el interés de reflexionar acerca de ese  «horizonte sobre el arte» abierto a la filosofía por pensadores como Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger. Se trata de hacer una experiencia a partir de ese extraño momento de la conversación, el mismo que ha conducido a cada uno de sus integrantes a investigar en un pozo más profundo, alguna de las tonalidades del pensamiento de Nietzsche. Por tanto, las temáticas de las ponencias que se han programado en el presente coloquio, son derivadas de las discusiones que han transcurrido cada semana en un espacio dispuesto para la confrontación filosófica, aunque cada uno es en sí mismo una singularidad.
 
En el transcurso de nuestros debates, nos hemos internado en el pensamiento nietzscheano del arte comprendido desde su visión fisiológica y psicológica, valorado como el estimulante y tónico de la vida, según puede derivarse de su primer libro publicado El nacimiento de la tragedia (1871). Pero antes que abordar este libro únicamente desde él, nuestro interés se ha dirigido a interpretarlo a partir de las consideraciones realizadas por Nietzsche en los últimos años, especialmente en el «Ensayo de Autocrítica» (1886), también en el capítulo dedicado a este libro en Ecce Homo (1888) y en los Fragmentos póstumos (1888). Nietzsche reconoce que su libro inicial sobre la tragedia griega es antipesimista porque en él se revela cómo el pesimismo griego recogido en la sentencia silénica —lo primero mejor es no haber nacido y lo segundo morir pronto— había sido superado gracias al arte de la tragedia griega donde el placer y el dolor constituyen una incitación a la vida. Por tanto, el arte deviene la contrafuerza que se opone a toda concepción nihilista de la existencia. 
 
Dos pensamientos fundamentales han orientado nuestras discusiones: el pensamiento abismal del eterno retorno y la voluntad de poder. Este pensamiento intempestivo del eterno retorno lo introduce Nietzsche por primera vez en La gaya ciencia, en el aforismo 341 titulado «El peso más pesado» y posteriormente lo expone en su obra poético-filosófica Así habló Zaratustra (1883-1885), igualmente en este último puede encontrarse un despliegue del concepto de voluntad de poder. Nos preguntamos: ¿cómo conciliar estos dos pensamientos, la confirmación de la repetición de la vida en innumerables vidas con la voluntad de superación presente en todo lo viviente? Klossowsky en su libro Nietzsche y el círculo vicioso se refiere al carácter extático de esta experiencia mediante una metáfora: es como si el instante se reflejara en una sucesión de espejos, y aquel que experimenta esta suerte de alucinación se convirtiera en otro. Asimismo, la imagen del portón del instante introducida por Zaratustra, al que confluyen dos calles, una que va hacia atrás y otra hacia adelante, revela no solo la temporalidad de la eternidad, sino también la transfiguración que comporta este saber.
 
Continuando con nuestra reflexión de los dos pensamientos mencionados, decidimos ir a los libros escritos por Nietzsche en el año 1888, último año en que se registra su escritura; nuestra intención ha sido preguntar por la relación de estos pensamientos con el arte, concebido por él, hacia el final, como la suprema forma de la voluntad de poder. Así, acudimos a El caso Wagner, Nietzsche contra Wagner, Ecce Homo, Crepúsculo de los ídolos, y es nuestra intención confrontar lo expresado en estos libros con los Fragmentos Póstumos (Primavera de 1888). En Nietzsche contra Wagner, además de la crítica a la música wagneriana, puede descubrirse una propuesta de su estética fisiológica y la distinción entre dos formas de hacer arte: el nacido de la sobreabundancia de la vida, o bien, el surgido de su empobrecimiento, estos no son más que la expresión de un síntoma, de un acrecentamiento de la voluntad de poder o de su debilitamiento, y en cada caso dará origen a un arte trágico dionisíaco o a un arte decadente.


Beatriz Elena Bernal R., profesora de la Facultad de Artes
 

 

                                                                                                                                              
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          


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Detalle del evento


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