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Ciencia

Las microalgas, alternativa para obtener el omega-3

11/01/2024
Por: Carlos Olimpo Restrepo S. - Periodista

Dos estudiantes, una de pregrado y otra de maestría, investigan desde hace dos años el potencial de tres especies de microalgas, y encontraron que una de ellas produce una elevada cantidad de biomasa con alto porcentaje de lípidos, los que a su vez contienen abundante omega-3, y que puede servir como fuente de este nutriente esencial para los seres humanos y animales. 

Laura Montoya Montoya analiza uno de los recipientes donde se cultivan las microalgas en laboratorio. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe 

Peces como el salmón, la trucha, el atún blanco, entre otros, son señalados como importantes fuentes de omega-3. También hay vegetales como la quinua, las nueces y la chía que proporcionan una alta cantidad de este ácido graso esencial, conocido popularmente como «grasa buena», necesario para el buen funcionamiento del cuerpo y que el ser humano debe consumir de fuentes externas. 

Estos no son alimentos frecuentes en la mesa de los colombianos, y por eso el Grupo de Biotecnología, adscrito al Instituto de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UdeA, adelantó una investigación sobre microalgas para determinar el potencial de omega-3 en tres especies y su uso en la industria alimentaria. 

Al frente de este proyecto, financiado con recursos de una convocatoria CODI —Comité para el Desarrollo de la Investigación de la UdeA—, están Laura Montoya Montoya, biotecnóloga y estudiante de maestría en Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias, y Andrea Ruiz Herrera, del pregrado de Biología y joven investigadora en el grupo de Biotecnología. 

«Habitualmente, asociamos las microalgas con el mar, pero estamos rodeados de ellas y no nos damos cuenta porque son muy pequeñas, de una sola célula, que se caracterizan por ser fotosintéticas, por capturar CO2 atmósferico, que es necesario para su crecimiento, desarrollo y producción de moléculas», explicó Andrea Ruiz. 

La investigadora agregó que estos microorganismos también están en ecosistemas húmedos como la corteza de los árboles, donde son notorias las colonias en forma de placas blancas que se producen debido a la interacción de estas con algunos hongos. 

Por ser tan abundantes en la naturaleza, las propiedades de las microalgas se han investigado desde hace décadas en el mundo y en algunos países hay cultivos industriales, cuya producción se destina a la alimentación humana y animal, para purificación de aguas residuales o para prevenir la contaminación acuática, en la acuicultura, en la industria farmacéutica para la producción de pigmentos y antibióticos, entre otros campos, además de que su capacidad de absorción de carbono de la atmósfera es muy alta. 

Por eso la búsqueda que las dos estudiantes emprendieron en 2021 se enfocó en hacer algo diferente o, por lo menos, que se hubiera indagado poco, y al realizar un barrido por la literatura científica en publicaciones especializadas encontraron pocos trabajos sobre la producción de omega-3 en las microalgas, específicamente para el caso de Colombia

Las microalgas son sometidas a distintas condiciones de luz y temperatura, entre otros, para determinar en cuál de ellas se reproducen mejor. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe 

«Luego de revisar la literatura, empezamos a buscar las microalgas del catálogo del grupo de Biotecnología y escogimos tres en las cuales vimos un potencial para nuestro objetivo: Nannochloropsis oculata, Tetraselmis subcordiformis y Chlamydomonas reinhardtii, y con ellas empezamos el cultivo en el laboratorio», recordó Laura Montoya. Las dos primeras son marinas y la tercera es de agua dulce y suelos húmedos. 

El objetivo central era establecer cuál de estas microalgas se podía identificar como una fuente primaria de omega-3. «En el proyecto nos dimos cuenta de que es muy importante la cantidad de biomasa que producen esos organismos, y en el cultivo de Tetraselmis subcordiformis vimos que la cantidad de biomasa que produce es mucho mayor que las otras, y al hacer la extracción de los lípidos de las tres también vimos que esta tiene una cantidad mayor respecto a las demás», aseguró Andrea Ruiz. 

Al respecto, Laura Montoya indicó que «la idea era escoger una de estas tres que se adaptara a las condiciones de cultivo en escala mayores a las del laboratorio, y a partir de esto hacer una variedad de análisis para conocer su potencial de omega-3 en los lípidos. Como la que más potencial arrojó fue la Tetraselmis subcordiformis, con ella hicimos más experimentos y la expusimos a diferentes condiciones de luz y de cultivo para optimizar su proceso de producción». 

Las microalgas, según la especie, pueden llegar a contener entre 20  y 50 % de ácidos grasos, y en el caso de la Tetraselmis las investigadoras encontraron que el porcentaje de omega-3 —15 % del total de ácidos grasos— es más elevado que en las otras dos especies analizadas. De igual manera, llegaron a la conclusión que el clima en Colombia es propicio para el cultivo industrial de esa cepa y esto puede abrir la vía para que en el país se fortalezca la producción de estos microorganismos destinados a un sector muy específico de la alimentación y la salud

«Pero como las microalgas no son solo eso, también hay proteínas, carbohidratos y mucho más, resulta muy complejo aislar solo el omega-3 de estos lípidos. Por eso, en el laboratorio aislamos los lípidos totales ahí cuantificamos la cantidad de omega-3, lo que hicimos con moléculas solventes que no son dañinas para los seres humanos», explicó Laura Montoya.  

«A partir de las microalgas se pueden producir otras cosas, como pigmentos que pueden ser alternativa para reemplazar los colorantes artificiales, tienen un potencial muy grande para la industria alimenticia o pueden reemplazar moléculas no amigables con el ambiente. Hay países donde esto se ya hace en una escala más amplia, pero es importante que empecemos a trabajar con ellas en Colombia, hacer más investigaciones que permitan que, con el paso de los años, podamos escalarlo industrialmente», agregó Andrea Ruiz, quien precisó que «esto también sirve para que quienes proyecten convertirse en empresarios puedan ofrecer una variedad de productos a un precio mucho más barato». 

Por ahora, las investigadoras están cerrando este estudio sobre omega-3 en microalgas, que hicieron en el laboratorio del grupo de Biotecnología en la Sede de Investigación Universitaria, y esperan en el futuro abrir nuevas puertas para otros proyectos relacionados con los beneficios de estos microorganismos para los demás seres vivos del planeta. 

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