Gente UdeA

Pedro Amariles ha publicado varios libros relacionados con la atención farmacéutica, que sirven tanto a los profesionales de la salud como a los pacientes. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

A veces resulta un cliché decir que algún lugar es nuestro segundo hogar, pero cuando el profesor Pedro Amariles asegura que la Universidad de Antioquia es su casa lo hace desde la convicción y el agradecimiento por el espacio que le permitió hacerse profesional, docente, investigador y administrador, pese a las dudas manifestadas por su madre cuando le informó, a finales de los años ochenta, que iba a estudiar en la Alma Máter.

«Esta es mi primera casa, donde paso más tiempo que en la mía, y soy muy feliz con eso y con lo que hago, creo que aquí soy feliz en un 95 %, porque un 95 % del tiempo que estoy acá me la pasó pensando, planteando interrogantes, escribiendo, en clases o conferencias, motivando a otros a hacer cosas», aseguró este docente y coordinador del grupo Promoción y Prevención Farmacéutica, a quien, en su Día Clásico de 2023, la Universidad le otorgó la Medalla Francisco José de Caldas a la Excelencia Universitaria, Categoría Oro.

Pedro Amariles se graduó en 1994 como químico farmacéutico de la UdeA, donde también hizo la Especialización en Atención Farmacéutica —culminada en 1998—. «Cuando estaba terminando el bachillerato, mi intención era seguir alguna ingeniería, pero antes de presentarme a la Universidad trabajé en un laboratorio farmacéutico y encontré la pasión por esto. Ahí nació el deseo de conocer más sobre los medicamentos y los beneficios que pueden tener», explicó.

Este profesor del Departamento de Farmacia de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias —Cifal— es un referente nacional e internacional en su profesión, no solo por sus títulos académicos, sino también por su labor docente e investigativa por más de 30 años, que le dan autoridad para opinar y hacer propuestas sobre su disciplina, en defensa de su gremio y para el bien de la sociedad.

«La Universidad da muchas posibilidades y una de esas es la de docente auxiliar de cátedra, algo que yo empecé a ejercer desde el octavo semestre en el laboratorio de bromatología y ahí empezó la pasión por la docencia», anotó el profesor, quien recordó que, en 1994, cuando empezó su ejercicio profesional en el Hospital La Merced, de Ciudad Bolívar, continuó con las clases en su facultad, aunque eso implicaba desplazarse todos los fines de semana desde el Suroeste hasta Medellín. 

Poco después recibió la propuesta de vincularse a la UdeA como docente ocasional, algo que en principio no le sonó mucho hasta que llegó a un acuerdo con Piedad Restrepo, decana de la que entonces era la Facultad de Química Farmacéutica, para ejercer medio tiempo aquí, a cargo de una materia compleja, Farmacia Clínica, y el otro medio tiempo en Ciudad Bolívar.

A finales de 1995 se firmó un convenio entre la UdeA y el Ministerio de Salud relacionado con el manejo de insumos hospitalarios, para lo cual fue muy importante la experiencia adquirida, y se vinculó entonces de tiempo completo a la Universidad para participar en el proyecto, gracias al cual vio de cerca las necesidades farmacéuticas en regiones apartadas del país
 

Prepararse para conocer más y servir mejor

Para el profesor Pedro Amariles, la Universidad de Antioquia es su primer hogar, el sitio al que le dedica la mayor parte de su vida. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

A la vez, Amariles ahondaba en su formación académica. Tras su especialización, también en la Alma Mater, emprendió la búsqueda de una maestría en su campo, algo difícil en la Colombia de 1998.

Surgió entonces la posibilidad de aspirar a una beca de la Organización de Farmacéuticos Iberolatinoamericanos —OFIL— en la Universidad Andina Simón Bolívar —en Sucre, Bolivia— para profesionales de la región. Allí hizo el magister en Farmacia Clínica y Farmacoterapia, del que se graduó en 2000. 

«Cada tres meses iba a cursos durante dos meses, algo muy exigente, pero esto, además de estudiar, me permitió conocer a gente de Argentina, Chile, de los países andinos, y saber cómo estaba el área farmacéutica allí, y eso nos llevó a hacer unas propuestas muy interesantes para afrontar las diferentes situaciones y para hacer libros de texto. También me abrió la posibilidad de recorrer casi toda Suramérica para dar conferencias y participar en eventos académicos», anotó el profesor.

Al volver a dedicarse de lleno a la docencia en la todavía Facultad de Química Farmacéutica, Amariles y otros de sus colegas llamaron la atención sobre una limitante para sus egresados: no había una línea de formación fuerte en investigación en esa unidad académica ni en el país. Tras analizar varias opciones, se decidió por hacer otra maestría, esta vez en Atención Farmacéutica —2004—, a la que siguió el doctorado en Farmacia, homologado a Ph.D. en Farmacología en Colombia —2008—, ambos en la Universidad de Granada, España.

«Antes de irme para allá yo era jefe del Departamento de Farmacia y por eso la decisión de dejar el cargo para irme fue difícil. Sin embargo, se favoreció con el hecho de que mi esposa también había sido admitida para realizar su doctorado en Salud Pública, aunque en Alicante. El balance hoy, casi 20 años después, es muy positivo, porque cuando regresé pude contribuir a fortaecer el proceso de formación e investigación en ese campo», aseguró, tras lo cual recordó que mientras estudiaba en España también dictó clases, participó en la escritura de libros de texto que hoy son referentes en el campo de la atención farmacéutica,  y se vinculó al Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de ese centro de educación superior, con el cual mantiene su vínculo y le ha permitido, entre otras, ser codirector de 4 tesis doctorales y favorecer la pasantía de estudiantes de pre y posgrado en España.  .

Esto le permitió liderar, tiempo después, la creación de la línea de investigación en atención farmacéutica, tanto en la maestría como en el doctorado en Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias , en la que se han formado ya cinco doctores y nueve magísteres. Y gracias a esta línea no es necesario que los recién graduados del país tengan que mirar a otras latitudes en busca de un posgrado.

«Toda esta formación tiene mucho que ver con que yo estaba convencido de que el país necesitaba quien pudiese liderar el proceso de formación de investigadores en esta disciplina y en eso he podido ayudar bastante, siempre con el apoyo de la Universidad de Antioquia», reconoció Pedro Amariles.

Este proceso se ve reflejado no solo en su labor en las aulas, sino también en las investigaciones adelantadas y en las casi 200 publicaciones en revistas científicas especializadas, tanto de Colombia como internacionales. De igual manera, ha publicado guías, capítulos de libros y libros, entre los que destaca Atención farmacéutica, del que es coautor y del cual se han publicado ya tres ediciones. 

Las experiencias anteriores las ha desrrollado en simultánea con el ejercicio en cargos administrativos de gran responsabilidad, como decano de su facultad o vicerrector de Extensión de la UdeA. Esas y otras labores lo han llevado a ser reconocido como un líder dentro del sector de la academia y la investigación farmacéutica; por eso, en enero de 2023, le fue concedido el premio del Consejo General de Colegios Oficiales Farmacéuticos, de la Academia Iberoamericana de Farmacia.

Pero su esfuerzo y dedicación no se quedan solo en lo académico. Pedro Amariles también se destaca en el deporte y por eso se le ve casi todos los días, a mediodía, corriendo en la circunvalar de la Ciudad Universitaria, donde hace entre 50 y 60 kilómetros semanalmente, sumados a otros 20 o 30 los fines de semana por fuera de la Universiadad, lo cual también le ha dado sus frutos: en julio de 2021 fue subcampeón de la Ultramaratón del Valle de Aburrá en la prueba de 54K en la categoría Veteranos B.

«Yo empecé a practicar atletismo y taekwondo en una época muy difícil de mi barrio, Villa del Socorro, y de esa forma evité caer en cosas que no eran adecuadas. Y luego tuve la oportunidad de venir a la Universidad de Antioquia, donde pude seguir con el deporte», sostuvo.

«La Universidad —agregó— tiene unos espacios y unas oportunidades en los campos deportivo, cultural, académico, para que uno siga creciendo, que difícilmente se pueden tener en otras partes. Tiene unas capacidades y unas potencialidades enormes, está en cada uno de nosotros y si cada uno de nosotros asume esto, tendremos unas potencialidades muy grandes que servirán para aportar en el desarrollo y en la solución de los problemas de la sociedad».