Qué bueno la virtualidad, pero…
Qué bueno la virtualidad, pero…
"...Las clases virtuales son de buena calidad, pertinentes y no caen mal en la opinión universitaria, pero es bueno establecer antes que nada que requiere mucha disciplina, organización, esfuerzo, dedicación y motivación por parte de estudiantes y docentes..."
La virtualidad en la educación superior se ha ido fortaleciendo paulatinamente con el pasar de los años; muchas instituciones han optado por dejarse ayudar de esta herramienta y la Universidad de Antioquia no es la excepción. La educación virtual entra en un momento pertinente para el mundo actual, mundo que está conectado las veinticuatro horas del día, a una velocidad que ni el mismo inventor del internet pudo haber soñado.
De las muchas ventajas que tiene la virtualidad, entra en mi cabeza la optimización del tiempo y la no necesidad de desplazamiento, que siendo sinceros, hoy es muy difícil en nuestra ciudad. En cualquier momento un estudiante puede acceder a la plataforma a estudiar cualquier contenido multimedia, hacer una simulación o repetir una clase que quiere volver a repasar.
Para el caso de nuestra universidad, la virtualidad se ha convertido en una aliada, un apoyo para estudiantes y docentes, inclusive se tienen pregrados que ofrecen este modelo virtual (con un 80% virtual y un 20% de presencial). Las carreras presenciales no están por fuera de esta opción pues es posible para estudiantes tener materias virtuales o semi-virtuales, en diferentes días y a diferentes horas, lo que brinda muchas opciones para esas personas que la hora y el lugar son una excusa para no estudiar.
Hasta aquí, todo perfecto. Pero, ¿qué pasa cuando encontramos demasiada virtualidad en nuestra vida universitaria? Nuestra vida cotidiana ya tiene suficiente y, querámoslo o no, seguirá creciendo nuestra interacción con la tecnología. Las clases virtuales son de buena calidad, pertinentes y no caen mal en la opinión universitaria, pero es bueno establecer antes que nada que requiere mucha disciplina, organización, esfuerzo, dedicación y motivación por parte de estudiantes y docentes. La virtualidad es un asunto de autoformación, el aprendizaje es autónomo en la medida en que los horarios y el cumplimiento están en las manos de ambos.
Sin embargo, es de mi preferencia las clases presenciales, por muchas razones, unas cuantas que trataré de exponer en este espacio. Cuando se es docente se busca tener una interacción con un público objetivo, estudiantes de ingeniería, de artes, ciencias sociales, etc… interacción que pretende establecer un vínculo de confianza, donde en palabras coloquiales se le pide al estudiante “que le crea a uno”.
Un estudiante tiene la plena facultad de saber si en realidad un profesor sabe o no sabe, no por el manejo de su información, sino por la manera de enseñar, de expresar sus ideas; pues si yo como docente sé suficiente de un tema, soy capaz de enseñarle con naturalidad a los demás y es en el aula de clase donde es más fácil saber esto pues se tienen de primera mano aspectos como interacción verbal, lenguaje corporal y hasta estado de ánimo.
Dar clase en el aula física es una manera de tratar de que todos aprendan, de que todos entiendan (construcción de conocimiento desde la interacción social). Hagamos el ejercicio; a todos no ha pasado que tenemos clases difíciles, pues es de las últimas en la noche o de las primeras en el día; la gran ventaja de estar presente en el aula de clase es que podemos observar estos patrones, hacer una observación cuando están muy callados, hacer un tipo de chiste para romper el silencio y hacer un ambiente más cómodo, momento en el cual todos dejarán de lado su apatía y querrán atender a la clase.
La idea es dejar claro que somos amigos y que la persona que esta parada al frente no es un simple profesor, sino una persona dispuesta a compartir experiencias y resolver cualquier tipo de dudas. Cuando un estudiante tiene claro esto, aprende con facilidad, está relajado, está entre amigos y está donde quiere estar.
Por otro lado existen destrezas que están ligadas con la presencia en el aula de clase, destrezas que se perfeccionan con el tiempo pero que al estar rodeados de personas se irán mejorando, estoy hablando de casos específicos como el de hablar en público, talón de Aquiles de algunos estudiantes y monstruo de siete cabezas para otros. Esta habilidad se puede perfeccionar en los años de carrera universitaria y que francamente pienso, es la gran desventaja para la virtualidad, o ¿a quién le ha dado miedo hablarle al computador o al teléfono celular?
Sé que este tema es coyuntural pero controversial, hay personas en la comunidad universitaria que lo defienden con fervor y a otras que les parece bueno, pero no tanto.
Nota
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