A propósito de la serie de Cien años de soledad
A propósito de la serie de Cien años de soledad
«La falta de atención a los personajes no es una cuestión gabológica que hay que citar con referencias y que sólo al lector mamerto le interesa: el desinterés también ocurre dentro de lo que la misma serie presenta... Cien años de soledad —2024— es una serie que difícilmente adapta ocho capítulos de la novela, pero no tiene como propósito entregar una interpretación fidedigna, o un producto original, o un producto coherente, sino que tiene un propósito más parecido a inyectar 225 000 millones de pesos a la economía colombiana, como informa Netflix».
El pasado 11 de diciembre se estrenó en la plataforma de Netflix la primera adaptación de Cien años de soledad. Mas no es novedad la adaptación de una novela de García Márquez: a hoy día se han adaptado a formato de película El coronel no tiene quien le escriba —1999—, El amor en los tiempos del cólera —2007— y Crónica de una muerte anunciada —1987—. Lo inédito en esta ocasión es el presupuesto y que es la primera adaptación cuyos protagonistas no tienen acento mexicano, español o —al parecer hay a quién se le ocurre— acento italiano. En la presente no me interesa, sin embargo, discutir sobre el origen de los actores ni sobre el presupuesto ni sobre la póstuma opinión de García Márquez ni de por qué una adaptación después de todos estos años ni sobre si al presidente de turno le gusta o no ni sobre cualquier pormenor como lo han hecho las revistas del país. Me interesa hablar de algunos detalles que, en mi opinión, hablan bastante de este nuevo producto.
La serie tiene muchas cosas que se pueden criticar, uno podría juzgar que la serie desaprovecha las posibilidades que ofrece el medio audiovisual: como la oportunidad de utilizar la canción «Me voy pa' Macondo» de Rodolfo Aicardi cada que hubiera una escena de rumba. O, quien haya sido lector atento, también podría darse cuenta y quejarse de que en varios momentos la serie pone ciertos sucesos que no van con otros, o que a ratos el narrador dice citas que no son tal cual. Sin embargo, esos no dejan de ser costos del nuevo medio en el que se están narrando los hechos.
Uno de los problemas que sí tiene la adaptación es el personaje de José Arcadio Buendía. En el primer capítulo, después del descubrimiento del galeón y del eventual encuentro con el mar, el personaje, en vez de tener un ímpetu quebrantado, de tener tanta rabia como para trazar un mapa falso que perpetua la idea una Macondo peninsular, o de tener la pretensión de mover a Macondo a otro lugar para poder acceder a la «ciencia», pasa, en la serie, a tener una expresión de emoción al saber que Macondo está rodeada de agua, e incluso llega a proponer más expediciones con la esperanza de comunicarlas con el mundo. Es decir, todo lo contrario a lo que sucede en la novela. Ya en el segundo capítulo, con un segundo marzo de gitanos, José Arcadio Buendía tiene la oportunidad de exponerle sus conjeturas a Melquiades, sólo que el último esta vez no le explica que, si bien son meritorios sus hallazgos, la empresa solar ya fue emprendida por Arquímedes hace más de veinte siglos, y que Ptolomeo y mucha gente antes ya había concluido que la tierra era redonda.
Ahora bien, el resultado de estos dos sucesos son los mismos: José Arcadio Buendía desiste de mover de lugar a Macondo —en el libro— y de seguir con las expediciones para comunicarlas —en la serie— por causa de las acciones de Úrsula Iguarán, y José Arcadio Buendía recibe de todas maneras el laboratorio de alquimia, incluso ante la omisión antes mencionada. Lo problemático aquí es que a pesar de lo pequeños que puedan parecer estos cambios, hacer que José Arcadio Buendía mantenga la emoción y que ahora sea labeleado como inventor por Melquiades tiene como resultado que lo expuesto pierda sentido. Cuando el patriarca de Macondo emprende sus proyectos y cuando fracasa —la armadura oxidada del siglo XVI, las úlceras que duran meses en sanar, el encuentro del mar—, en realidad está susurrando al oído acerca de la experiencia americana. Experiencia que quedó consignada en el célebre verso de «todo nos llega tarde» del poeta Julio Flórez y en desilusiones como las que tuvo José de Caldas al lamentarse por ser americano y del destino de no poder encontrar nada nuevo en los libros, a pesar de años de investigación. No hubo nada de esa desesperación con la que José Arcadio Buendía creía no estar llegando a ninguna parte ni con la que se lamentaba ante Úrsula por su destino, de nunca acceder a lo nuevo, a la ciencia o al progreso.
La falta de atención a los personajes no es una cuestión gabológica que hay que citar con referencias y que sólo al lector mamerto le interesa: el desinterés también ocurre dentro de lo que la misma serie presenta. En una escena original, y cuestionando su virilidad, los amigos de Aureliano Buendía lo incitan a pagar 20 centavos por los servicios de la Cándida Eréndira, personaje de 14 años de un cuento de García Márquez. Mas luego, tras entrar, en una escena a mi parecer muy impactante, Aureliano desiste, le pregunta por qué se prostituye, siente lastima y se va sin antes dejar lo correspondiente a 100 hombres al salir por la puerta. Pero esto mismo luego se vuelve un absurdo al saber que Aureliano Buendía es un personaje que un capítulo más tarde va a querer casarse con Remedios Moscote, otra niña pero de 9 años. Fuera de eso, y a pesar de contar con seis veces más duración que las otras adaptaciones, la serie no aporta más escenas nuevas que un cerdo de látex y una conversación entre Aureliano y José Arcadio Buendía lo suficientemente original como para que los personajes sólo digan citas de la novela que ya se habían usado tres capítulos atrás.
En fin, aunque quisiera desgastarme en más detalles, estoy llegando al límite de carácteres: Cien años de soledad —2024— es una serie que difícilmente adapta ocho capítulos de la novela, pero no tiene como propósito entregar una interpretación fidedigna, o un producto original, o un producto coherente, sino que tiene un propósito más parecido a inyectar 225 000 millones de pesos a la economía colombiana, como informa Netflix. Eso sí, y a pesar de que me parece que Borges dijo atrocidades cada que la temática estaba relacionada con Colombia, como la vez que escribió que es lo mismo ser noruego que ser colombiano, su comentario acerca de Cien años de soledad sí me parece acertado pero para la serie: ojalá que a Dynamo, a Netflix y a la economía colombiana les baste con 50 años de soledad. A lo menos así, con ese final abrupto, el televidente tiene un pretexto para leer la novela. Vamos, que los libros también venden.
Referencias:
Ramírez, D., Flórez, J., Calderón, A., Amorós, J., Caicedo, C., García, A., Mora, L., Rivera, José., García, R., García, B. (Productores ejecutivos). (2024). Cien años de soledad (serie de televisión). Dynamo; Netflix.
García, G. (2014). Cien años de soledad. Bogotá. Debolsillo.
- Para compartir esta columna, le sugerimos usar este enlace corto: https://bit.ly/CienSoledad
Notas:
1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia. Los autores son responsables social y legalmente por sus opiniones.
2. Si desea participar en este espacio, envíe sus opiniones y/o reflexiones sobre cualquier tema de actualidad al correo columnasdeopinion@udea.edu.co. Revise previamente los Lineamientos para la postulación de columnas de opinión.
Portal U de A - Redes Sociales - WCV(JSR 286)
Portal U de A - Datos de Contacto (Noticias) - WCV(JSR 286)
Portal U de A - Comentarios de Facebook - WCV(JSR 286)
Listado Lo más popular
-
Academia Sociedad
Resultados del diálogo y negociación con la mesa multiestamentaria | Comunicado
13/12/2024