¿Polución marina en Isla Cayo Serrana?
¿Polución marina en Isla Cayo Serrana?
Serrana es el complejo arrecifal más recóndito de Colombia. Los expedicionarios de Seaflower, entre ellos investigadores de la UdeA, encontraron una alta biodiversidad marina y costera en contraste con 60 kilogramos de plástico recolectados durante la travesía.
Fotografias del trabajo de campo durante la expedición, cortesía de las investigadoras Paula Quiceno y Ana Judith Giraldo.
La Expedición Científica Seaflower 2016 Isla Cayo Serrana comenzó en Providencia el 18 de agosto pasado. Expedicionarios de todo el país, 113 en total, navegaron 150 kilómetros durante once horas en dirección al noreste a bordo del buque oceanográfico ARC Providencia de la Armada Nacional de Colombia.
Con el propósito de identificar la ecología insular y la conectividad de los ecosistemas marinos y costeros, 28 instituciones públicas y privadas del país conjugan recursos y saberes que se materializan en 22 proyectos de investigación en curso.
Aunque su nombre oficial es “Isla Cayo Serrana” en realidad Serrana comprende un complejo arrecifal que consta de la Isla Cayo Serrana, cinco cayos más pequeños y cuatro bancos de arena. Hasta allí llegaron oceanógrafos, biológos marinos, geológos, ingenieros y demás expertos en diversas áreas del conocimiento en un trabajo mancomunado para conocer y conservar este lugar del planeta.
Con una extensión de 180.000 kilómetros de área marina, Seaflower alberga la tercera barrera coralina más grande del mundo, que a su vez representa el 75% de las áreas coralinas tropicales del país. En el año 2000 fue declarada como Patrimonio de la humanidad por la Unesco y se estima que en ella habitan más de 400 especies de formas de vida: corales duros y blandos, reptiles, aves, medusas, moluscos, crustáceos y peces, siendo así una de las reservas de biosfera más grandes del mundo. Las reservas de biosfera son ecosistemas terrestres, marinos o costeros reconocidos a nivel mundial y destinados para la conservación, la investigación, la educación ambiental y la variación genética, entre otras funciones.
La Expedición Seaflower se enmarca en una estrategia nacional liderada desde la Presidencia de la Republica que le apunta al ejercicio de la soberanía en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina que propende fortalecer el manejo y la conservación de Reserva de Biósfera Seaflower. Para lograr este macro objetivo se han articulado entidades como la Armada Nacional (ARC), la Dirección General Marítima (DIMAR), la Gobernación del Departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, a través de su Secretaría de Agricultura y Pesca, Colciencias, a través de su programa Colombia Bio, la Comisión Colombiana del Océano (CCO), la Universidad de los Andes y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (CORALINA), entre otras, todas ellas encaminadas al propósito de avanzar en el conocimiento que se tiene de este reservorio de vida para la humanidad.
Se trata de una zona con un alto valor ecológico que apenas comienza a descubrirse. La Universidad de Antioquia a través de la Corporación Académica Ambiental, el Grupo de Investigación en Gestión y Modelación Ambiental GAIA, y el Grupo de Investigación Limnobase y Biotamar se articuló a la Expedición Seaflower 2016 con dos proyectos de investigación: el primero, encaminado a comparar la diversidad ecológica y funcional de macroalgas, equinodermos, poliquetos, crustáceos y larvas de bivalvos entre Isla Fuerte y Cayo Serrana, y el segundo, que busca responder la pregunta ¿Está la Isla de Cayo Serrana ausente de polución marina?
Así mismo en el año 2015, la Universidad de Antioquia participó en la II Expedición Científica Seafower que durante ese año visitó Cayo Roncador y cuyos resultados buscan demostrar por qué Colombia es más biodiversa de lo que se estima.
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Con la información recolectada en años anteriores en Isla Fuerte y Cayo Roncador y con la participación de los docentes de la Universidad de Antioquia, Paula Andrea Quiceno Cuartas, Mario Hernán Londoño Mesa y Jairo León Zapata Martínez; y de la Universidad CES, Lizette Irene Quan Young y María José Sanín, este proyecto busca comparar la diversidad en las especies mencionadas: “podemos comparar Cayo Roncador y Cayo Serrana que son islas oceánicas, con Isla Fuerte, que es una isla continental, de esta forma veremos la influencia que tiene el continente sobre la isla”, relata el docente Mario Londoño.
Para entender la diversidad ecológica y funcional de estos ecosistemas los investigadores recolectaron rocas coralinas entre uno y seis metros de profundidad, posteriormente con una navaja raspaban las algas que estaban en la superficie y luego con un cincel y un martillo se fragmentaban las piedras: “nos llamaban los picapiedras, pues nuestra labor era picar las piedras para poder separar la infauna; es decir, los organismos presentes en las rocas para luego clasificarlos”, relata la investigadora Paula Quiceno.
Para Lizette Irene Quan Young, uno de los aspectos más valiosos de la expedición fue el colegaje y trabajo en equipo, a pesar de que cada grupo era totalmente independiente de los demás: “Para mí fue muy impactante ver la cantidad de investigadores e instituciones en este trabajo colaborativo desde puntos de vista tan diversos y complementarios a la vez”.
El segundo proyecto enmarcado en esta expedición fue liderado por la profesora Ana Judith Giraldo y Michael Gómez, estudiante de maestría en Ingeniería Ambiental y nativo de la isla de San Andrés. “Esto es algo novedoso e innovador para el país pues es la primera vez que analizamos el efecto antropogénico de los residuos sólidos, conocidos como polución marina flotante y su impacto negativo en los ecosistemas. Es un problema global que está en aumento y lo más preocupante es que tal vez persista por cientos de años. Es mucho lo que hay por hacer: las cosas no están tan prístinas como creíamos y realmente este impacto de conectividad se ve en todos los rincones del planeta por muy alejados que estén”, comenta la profesora Ana Judith Giraldo.
En Isla Cayo Serrana se ejercen controles sobre las embarcaciones turísticas y pesqueras por parte de la Armada Nacional de Colombia, pues la presencia institucional se ha fortalecido tras el litigio con Nicaragua sobre la soberanía colombiana en estas islas y áreas marítimas ocurrido en el año 2012; sin embargo, las corrientes interoceánicas han logrado impactar un lugar tan biodiverso.
La polución marina, especialmente la descarga indiscriminada de plástico al mar, se ha considerado un problema emergente en la salud de los océanos y el efecto negativo que está produciendo en todos los niveles de la cadena trófica marina: “Uno de los resultados preliminares que más nos impacta es la recolección de 60 kilogramos de residuos sólidos, provenientes de diferentes partes del mundo, en uno de los cayos del sistema, menciona la docente Giraldo. Este cayo, llamado también Isla de los pájaros, ya que es un área donde anidan aproximadamente cinco especies de aves y de una dimensión aproximada de 200 metros cuadrados, se encuentra en la parte más septentrional de la Isla Cayo Serrana.
“Fue impactante ver cómo estas cinco especies de aves, que no son migratorias sino residentes, utilizan restos de suelos de chanclas para hacer sus nidos y posiblemente estén ingiriendo esas basuras; si hubiéramos llevado 60 bolsas más de basura, estoy seguro de que las hubiéramos llenado. Encontramos principalmente botellas plásticas y de vidrio de todas partes del mundo, desde Jamaica, Trinidad y Tobago hasta Colombia, además icopor, espuma y sandalias de todos los tamaños, estilos y colores”, comenta con preocupación Michael Ezequiel Gómez.
El llamado para disminuir el consumo de plástico es global. Debido al ciclo del agua que nace en las montañas y viaja hasta llegar al mar, todo lo que se genere al interior del continente irremediablemente va a parar al mar, afectando incluso un lugar como Serrana.
El impacto de las acciones humanas es más evidente en las islas, por eso la docente Giraldo hace un llamado para re pensar el concepto de las basuras: “realmente el concepto de basura no existe pues no hay nada que no sea reciclable, absolutamente todo se puede reutilizar, debemos hacer un cambio cultural que es muy lento, pero hay que hacerlo, sobre todo en los niños”.
La docente Quiceno advierte que la principal amenaza de estos ecosistemas es el desconocimiento de su biodiversidad: “si no conocemos, no podemos proteger y si no protegemos, podemos perder esta riqueza. Somos un país megadiverso en aves, mamíferos, vertebrados, anfibios y mariposas, pero tenemos dos océanos y la diversidad allí puede ser mayor que la megadiversidad encontrada en la tierra, de ahí la importancia de conocerla”.
El trabajo a seguir por parte de los investigadores incluye los análisis comparativos y la clasificación del material colectado, tanto de las especies como de los residuos sólidos. Así mismo, todo el equipo se prepara para la próxima expedición que visitará Cayo Serranilla.