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¿Y qué es la paz?

28/06/2016
Por: Juan Guillermo Gómez García, docente Facultad de Comunicaciones UdeA

"... la paz no es un estado posterior, ni anterior a la guerra. Es una condición o estado crítico que conviene ganar día a día, contra los astutos “creadores” de una paz perpetua, de los empresarios de pompas fúnebres de las ideas, de los accionistas de la especulación descarada de las ideas en todos los ámbitos, en todos los terrenos..."

Esta pregunta retórica se hacía el fino poeta francés Paul Valery hace un siglo, en su carta conocida como “La crisis del espíritu” (1919), tras culminar la Primera Guerra Mundial. Advertía Valery que era más difícil el tránsito de la “guerra a la paz” que el contrario de “la paz a la guerra”. Porque “lapaz es, acaso, el estado de cosas en que la hostilidad natural de los hombres se manifiesta en creaciones, en lugar de traducirse por destrucciones como ocurre en la guerra.” “El estado de cosas en que la hostilidad natural de los hombres se manifiesta en creaciones”, remitía directamente a la pregunta por la tarea de los intelectuales europeos en la construcción de la paz.

La guerra no había sido el efecto de la contradicción entre inteligencia y la violencia. No había un abismo entre pensamiento y muerte, sino una secreta y acaso oculta correspondencia que cabía descifrar. La guerra era también un estado de ánimo colectivo, un producto colateral del espíritu.

Como un “Hamlet intelectual”, el poeta Valery hacía una revisión de la historia europea, y confirmaba la fragilidad inherente a su civilización, que moría desamparada como un individuo más. Valery veía solo “millares de espectros”, desde Leonardo, Leibniz, Kant, “Kant qui genuit Hegel, quit genuit Marx, qui genuit…”.

La desorientación del espíritu, el mercado desbordado y caótico de ideas, la “traición de los intelectuales”, habían contribuido a esta crisis universal de valores, a la pérdida de la fe en el progreso, a la muerte de la civilización moderna. Renacimiento, ilustración, positivismos, socialismos, todo ello había sucumbido ante la maquinaria de la guerra, se había convertido la inteligencia en una empresa de pompas fúnebres.

La creación suprema del hombre, en la filosofía y en el arte, ofrecía, con todo, en esa coyuntura hacia la paz de 1919, una nueva alternativa. De las mismas ruinas de la civilización europea, cabría “una ocurrencia creadora”. Pero hoy los hombres, agregaba desconsolado Valery, como un hormiguero, dirigen sus energías creadoras al periodismo, a la aviación, a la revolución.

La angustiosa y patética carta de Valery de 1919, ofrecía una disyuntiva sin una resolución positiva a corto plazo. Podría ser peor el estado de paz que el de la guerra, sospechaba el visionario poeta, como lo fue en efecto el intervalo de entreguerras europeo. Este estado de paz generó el nazifascismo que volvió a poner a prueba la Europa moderna (Leonardo, Kant, Hegel, Marx), y que tradujo el estado natural de hostilidad de los seres humanos (en la sociedad burguesa, cabría agregar), hacia una ocurrencia creadora monstruosa. La paz fue una tregua hacia una guerra más destructiva. Mi lucha fue la abreviatura de esa creación del posconflicto europeo.

La paz no es, en efecto, un estado alterno o contrario a la guerra, ni la guerra un estado que supere necesariamente la naturaleza hostil del hombre por medio de la creación. Las entreguerras, el posconflicto, los intervalos en que se mece una sociedad bajo la ilusión de la superación de las hostilidades, es también campo abonado de la afirmación de la cultura que permitió y alimentó la guerra, el conflicto. El pacifismo es una trampa en que pelecha tanto el cándido amigo de la paz como el astuto negociante de la guerra. La paz es tanto el fin manifiesto de las hostilidades como la perpetuación silenciada de las contradicciones materiales (que son económicas, sociales, culturales, regionales, de género). El pacifismo es una falsa paz.

Destruir es también crear, era la consigna del magnífico Bakunin. La destrucción de los prejuicios, la destrucción radical de las costumbres, los hábitos y los intereses convencionales, es una tarea liberadora en el seno de la guerra de ideas. Este tipo de destrucción tiene sus consecuencias prácticas y sus efectos impredecibles. Esta destrucción creativa y polémica “contra Dios y el Estado”, es humana y socialmente necesaria.

No son pocos los colombianos que también tienen sus borradores “creadores” de Mi lucha. No necesitan, en realidad, crear nada, sino copiar y pegar de la cultura heredada de la violencia. El video de Youtube que circuló esta semana de una estudiante de comunicaciones de la Eafit, y se convirtió en viral, es la expresión fiel de esta lucha histérica y desesperada por mantener un estado de guerra perpetuo. Así se exaltan “la tierra y la sangre”. Esta forma de “mi lucha”, es la lucha embozada o abierta, manifiesta o simulada, que hace del conflicto o del posconflicto, de la guerra o la paz, la mejor ocasión para ahondar la violencia, glorificar no solo el estatus quo ante, sino el anhelo que ese estatus quo ante se perfeccione ad eternum a mayor gloria de sus prejuicios, de sus costumbres tradicionales, de las jerarquías inquebrantables.  

Así que la paz no es un estado posterior, ni anterior a la guerra. Es una condición o estado crítico que conviene ganar día a día, contra los astutos “creadores” de una paz perpetua, de los empresarios de pompas fúnebres de las ideas, de los accionistas de la especulación descarada de las ideas en todos los ámbitos, en todos los terrenos.

¿Y qué es la paz? Acaso, como sugería el gran poeta Valery, la oportunidad para que los intelectuales vuelvan a ser intelectuales creadores, que miren la herencia de los grandes hombres de ideas de modo creativo y sean capaces de ver en ella, como el “Hamlet intelectual”, no solo espectros sino colectividades animadas por una esperanza menos miserable. La “crisis del espíritu” valeryriano, es una pista, como muchas más, para repensar o recrear la idea de la paz como conflicto (como “ocurrencia creadora”), para pensar polémicamente una nueva universidad.


Nota

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