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¿Muy pronto para hablar de las disidencias del ELN?

03/10/2023
Por: Fredy Alexander Chaverra Colorado. Politólogo UdeA. Investigador de la Unidad Especial de Paz

«El principal reto se encuentra en anticiparse a ese escenario; para ello, las delegaciones deben avanzar en una serie de acuerdos parciales que despejen el camino para el abordaje de las transformaciones que hagan “innecesario el uso de las armas” según reza en el acuerdo de México; a la vez, deben diseñar modelos asociativos de reincorporación socioeconómica lo suficientemente atractivos como para disuadir cualquier incentivo favorable a la disidencia, esto mientras desde el Estado se garantizan las condiciones de seguridad, permanencia en el territorio y sostenibilidad para los eventuales firmantes de paz».

El pasado 22 de septiembre la agencia de noticias Reuters afirmó que el 40 % de la guerrilla del ELN no está alineada en la intención de llegar a un acuerdo de paz. Lo que de facto abriría la puerta —de llegar a buen puerto en el actual proceso de diálogo— a un escenario harto conocido de nuevas siglas y disidencias. Reuters sustentó esa afirmación en evidencia aportada por tres fuentes de seguridad de alto nivel. Aunque sin precisar los frentes renuentes al diálogo o en altísimo riesgo de convertirse en disidentes. ¿Se repetirá la historia de las disidencias de las Farc? 

Ese tema no resulta siendo del todo novedoso, pues desde que se reactivó el proceso de diálogo al ELN se le ha cuestionado por el carácter vinculante de su unidad de mando, asimismo, debido a su condición de «insurgencia federativa», a posteriori y echando mano del sentido común, se podría concluir que su autonomía termina configurando un incentivo favorable a la disidencia. Tal vez, la única novedad en lo publicado por Reuters se encuentra en el porcentaje que fijó según sus fuentes de «alto nivel»: el 40 % de su personal en armas. 

Luego de que varios medios nacionales retomaron esa información, la delegación «elena» salió a desmentirla, calificándola como una notica falsa y afirmando en su cuenta en X que: «El ELN tiene plena unidad de mando y sintonía con el desarrollo de los acuerdos». Un línea narrativa de la cual no se han movido ni un milímetro desde que el presidente Petro preguntó: «Ellos se sientan en la mesa y hablan, pero ¿mandan?».

Hay un indicio práctico que da cuenta de esa unidad: tras concluido el primer mes del cese bilateral al fuego la guerrilla demostró un acatamiento generalizado a lo acordado en Cuba, ya que solo se registraron incidentes menores; además, el despliegue territorial del Mecanismo de Monitoreo y Verificación demostró solidez. Pero este solo es un primer indicio en un camino largo e incierto, que, con el abordaje de temas estructurales o dirigidos al futuro personal de los guerrilleros, podría detonar incentivos colectivos para la conformación de disidencias. 

El principal reto se encuentra en anticiparse a ese escenario; para ello, las delegaciones deben avanzar en una serie de acuerdos parciales que despejen el camino para el abordaje de las transformaciones que hagan «innecesario el uso de las armas» según reza en el acuerdo de México; a la vez, deben diseñar modelos asociativos de reincorporación socioeconómica lo suficientemente atractivos como para disuadir cualquier incentivo favorable a la disidencia, esto mientras desde el Estado se garantizan las condiciones de seguridad, permanencia en el territorio y sostenibilidad para los eventuales firmantes de paz. 

Pero no caeré en ingenuidad: el riesgo siempre estará presente porque todavía no se ha inventado una fórmula que evite la conformación de disidencias.

Porque las causas que motivan su conformación son variadas —moviéndose entre lo colectivo y lo personal— ya que van desde un acto de ruptura definitiva de frentes inconformes con la línea negociadora; un malestar ante lo acordado —un riesgo que con el ELN se podría reducir si los acuerdos parciales gozan de suficiente legitimidad en las filas guerrilleras—; un fuerte involucramiento con las economía ilícitas; o el temor a ser asesinados. 

Todos esos factores influyen para que hombres en armas o frentes completos —como pasó con el Frente 1 de las Farc— no se acojan a los tratados de paz y decidan continuar en la confrontación armada. 

Personalmente, considero que todavía es prematuro para hablar de disidencias del ELN, mucho más cuando el proceso viene avanzando en importantes dinámicas de participación y movilización de sectores sociales, pero es algo que tampoco hay que echar en saco roto o minimizar, mucho más en un país donde la violencias históricamente se reciclan con la firma de un nuevo acuerdo de paz. 
 

  • Para compartir esta columna, le sugerimos usar este enlace corto: https://bit.ly/DisidenciasELN
  • En la Plataforma Isegoría —promovida por la UdeA—  se hace seguimiento al proceso de diálogo entre el gobierno y el ELN. Allí se consolidan análisis, columnas, boletines, documentos académicos y reportajes periodísticos relacionados con este proceso. 

 


Notas:

1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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