¿Libertades en Colombia?
¿Libertades en Colombia?
«... No se puede ser realmente libre en un país, en donde después de la pandemia casi el 50% de la población vive en un estado de limitaciones, privaciones y carencias que generan dependencias, exclusiones y grandes desigualdades...»
Muchos afirman ser libres y vivir en un país donde pueden ejercer la libertad. Otros, escépticos, afirman que la libertad en Colombia no es más que una ilusión, una presunción insostenible que no resiste un análisis juicioso de la realidad… una narrativa mentirosa que han instalado algunos políticos en la mente colectiva del electorado ingenuo para reforzar el miedo frente a opciones de cambio de modelo de desarrollo.
La verdad es que se infunde miedo con la idea de una supuesta pérdida de libertad y empleos, expropiaciones de patrimonio y condena a vivir en la miseria y a morirse de hambre, si no son elegidos los que han gobernado siempre. Intimidación con la que han manejado las inseguridades de la gente proyectando escenarios más inciertos y llenos de mayores carencias, que desencadenan angustias, sólo con imaginarse que van a estar en condiciones más precarias que las actuales, y olvidando la condición de libertad restringida en las que han vivido.
Esos temores infundados se desvanecen en el discernimiento entre la verdadera libertad y la constreñida, por falta de capacidades reales, que impide a muchos colombianos la realización sin obstáculos de sus necesidades humanas básicas y alcanzar con voluntad creadora su bienestar anhelado.
Y los escépticos se preguntan: ¿Cuál pérdida de libertad en un país donde la mayoría de la población ejerce una voluntad restringida en un espacio limitado de alternativas para tomar decisiones individuales cotidianas?
¿Cuál libertad en un entorno en condiciones de desigualdad de opciones de elección y decisión de formas de vida individual y social, por ausencia de capacidades para satisfacer necesidades humanas de manera óptima? ¿Cuál libertad si en la práctica los excluidos no pueden participar como sujetos con plenos derechos para opinar y decidir en torno a los asuntos de interés general y colectivo, y no tienen igualdad electiva, igualdad en la accesibilidad a la posibilidad de ser elegido para legislar y gobernar?
¿Cuál libertad en un país donde la gente vive cautiva de privaciones materiales por sus condiciones económicas y de ausencia de oportunidades, porque no tiene opciones de romper un círculo vicioso que los mantiene involuntariamente atrapados en la pobreza y exclusión?
Y muchos datos apoyan las dudas y le dan fuerza a la declaración “vivimos en un país de libertades restringidas”. En 2020 Colombia aparece entre los países más desiguales y de más bajo desarrollo humano. Era el segundo país más desigual en América Latina, con un coeficiente de Gini igual a 0,54, sólo superado por Brasil, según el Banco Mundial. Y, en el ranking producido por el PNUD de la ONU, se ubicaba en el puesto 83 entre 189 países, con un índice de desarrollo humano (IDH) igual 0,767. Estos indicadores son estadísticos de excepción que radiografían las condiciones sociales y pueden interpretarse, también, como medidas de restricciones de posibilidades para que las personas generen niveles superiores de autonomía, libertad para realizar y vivir adecuadamente sus necesidades humanas.
No se puede ser realmente libre en un país con los indicadores antes mostrados. No se puede ser realmente libre en un país, en donde después de la pandemia casi el 50% de la población vive en un estado de limitaciones, privaciones y carencias que generan dependencias, exclusiones y grandes desigualdades. Condiciones que impiden acceso a patrones de vida con realizaciones satisfactorias de necesidades humanas o que limitan las actuaciones de las personas para lograr bienestar, para llevar una vida digna como ser humano.
Y no se puede ser libre en estado de precariedad en satisfacción de necesidades y ausencia de capacidades para realizarlas. La falta de desarrollo de las capacidades o la ausencia de oportunidades para hacerlo, restringe la libertad, limita el espacio de formas de actuación y las posibilidades de alternativas para ”operacionalizar” la voluntad individual.
Así, resulta plausible la idea de que en Colombia la libertad es mera ilusión. No todos los colombianos tienen las condiciones para decidir a voluntad su forma de vida, no todos tienen las capacidades para vivir una vida digna. Esas carencias las viven millones de colombianos que han venido movilizándose, aún en época de pandemia, expresando inconformidad, indignación y cansancio de innumerables e históricas exclusiones y limitaciones. No están pidiendo asistencialismo del Estado o inclusión en programas de caridad de fundaciones u organizaciones filantrópicas, como algunos lo quieren hacer ver. Son seres humanos que están luchando, legítimamente, por capacidades para actuar independientemente, autónomamente; por capacidades en los términos de Amartya Sen, que expresan la libertad real con la que una persona debe contar para alcanzar aquello que valora, para lograr el tipo de vida que considera valiosa. ¡Están luchando por un país más libre… más humano!
Nota
Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.