El suelo es un súper-organismo
El suelo es un súper-organismo
«Cerca de la mitad de la extensión de la Ciudad Universitaria de la Universidad de Antioquia está compuesta por suelo que soporta los jardines, zonas verdes y pequeños bosques. En el Campus Carepa, tenemos cerca de 150 hectáreas de suelo de bosque lluvioso tropical; suelo de selva. Además, la sede también alberga extensas zonas verdes y lotes de cultivos. Estos son espacios vivos y son vitales. Un patrimonio de la comunidad universitaria. Un capital que aun no hemos logrado incorporar plenamente dentro de la economía basada en la naturaleza».
En menos de una semana pasamos de la polvareda al «barrialero». Inicialmente nos quejábamos del polvo que se levantaba de los antejardines, las zonas verdes y los parques con sus suelos secos. Tenemos una percepción usualmente negativa del suelo. Lo subvaloramos. Sin embargo, pocos saben que la mitad de biodiversidad está bajo el suelo. Son miles o millones de especies, dependiendo del grupo taxonómico, muchas de ellas aún sin describir. El suelo es biodiverso. Algunos dicen que está vivo. Es más apropiado referirnos a él como un súper-organismo o un supra-organismo.
El suelo, como cualquier otro ecosistema, es biodiverso. En él se encuentran muchas especies; desde virus hasta vertebrados como los roedores y armadillos. Plantas, hongos y animales coexisten en un espacio que normalmente no supera el medio metro de profundidad. Es común ver a dos de los mamíferos más carismáticos de la Ciudad Universitaria, el tití y la zarigüeya, hurgando en el suelo en busca de insectos y frutos recién caídos. En general, una «cucharada» de suelo puede tener más de un centenar de especies diferentes que podrían incluir insectos, arañas, ácaros, ciempiés, milpiés, nematodos, lombrices, planarias, rotíferos, hongos, bacterias y virus. Los hongos pueden formar hifas o filamentos de cientos de metros de largo. Con ellas, se conectan a numerosas raíces de diferentes especies de árboles, las cuales también hacen parte de la biodiversidad del suelo.
El suelo es un súper o supra-organismo —«organismo» compuesto por muchos organismos—. Es una idea tomada prestada de los bosques o comunidades de plantas. Es claro que, si el suelo es un supra-organismo, es por el hecho de que es biodiverso. Pero es más que la suma de muchas especies almacenadas como en anaqueles de un museo o una biblioteca. Es un complejo que emerge de las dinámicas de los individuos y de las poblaciones de las especies que lo componen. Estas dinámicas incluyen comportamientos, tales como los movimientos y desplazamientos verticales, y la construcción de galerías entre otros. También incluyen las interacciones ecológicas, como la competencia y la depredación. Algunas especies se alimentan de las raíces de las plantas, mientras que otras se alimentan de algunas microalgas —algas microscópicas— ubicadas en la superficie del suelo y, por ello, son todas clasificadas como herbívoras. Esas interacciones son conexiones vitales. Son redes o tramas alimenticias entre seres vivos. Pero los organismos del suelo también interactúan con entidades físicas y químicas del suelo. Las lombrices de tierra engullen agregados de arcillas. Las digieren y luego las excretan, cambiando sus propiedades físicas y químicas. Lo mismo hacen algunas larvas de los cucarrones pertenecientes al orden Coleoptera. También hacen galerías. Los adultos de algunos de ellos introducen estiércol y restos de hojas e inclusive de cadáveres en las galerías. Mueven materia y energía. Así transportan carbono, nitrógeno y fósforo, entre otros. Todos ellos son elementos vitales para las plantas, los hongos y muchos microorganismos. Pero las galerías y los espacios entre los agregados o grumos del suelo son la cuenta de ahorro del agua. Después de una lluvia, el suelo almacena el agua en estos espacios. Estos transfieren algo de su contenido al interior de las arcillas y a las raíces de las plantas. El suelo se expande y luego se contrae. El suelo tiene «pulsaciones» a lo largo del año acordes con la alternancia de las temporadas seca y lluviosa. El agua que sube desde el suelo a los árboles mediante las raíces, eventualmente contribuirá a la formación de las hojas. Éstas con el tiempo caerán, retornando agua y nutrientes al suelo. Las lombrices de tierra, los escarabajos y las hormigas, todas ellas ingenieras del ecosistema, harán el trabajo de reciclar la materia y los elementos.
El pasado 11 de septiembre se conmemoró el Día Nacional de la Biodiversidad. Luego el 17 de septiembre se celebró el Día del Biólogo, o mejor, de los profesionales en Biología. No quiero que acabe el mes sin rendir un tributo al suelo y a su biodiversidad, y a la labor de quienes los estudian. También quiero aprovechar el espacio para resaltar la importancia del suelo urbano, específicamente el de los campus universitarios. Por ejemplo, cerca de la mitad de la extensión de la Ciudad Universitaria de la Universidad de Antioquia está compuesta por suelo que soporta los jardines, zonas verdes y pequeños bosques. En el Campus Carepa, tenemos cerca de 150 hectáreas de suelo de bosque lluvioso tropical; suelo de selva. Además, la sede también alberga extensas zonas verdes y lotes de cultivos. Estos son espacios vivos y son vitales. Un patrimonio de la comunidad universitaria. Un capital que aun no hemos logrado incorporar plenamente dentro de la economía basada en la naturaleza. Sin embargo, resalto el gran esfuerzo que realiza la División de Infraestructura Física con el programa de compostaje del barrido de la hojarasca. Gran parte, sino la totalidad, de la tierra de abono que se utiliza en las zonas verdes proviene del compostaje local. Es un excelente ejemplo de economía circular.
La importancia del suelo le ha merecido su celebración propia cada 5 de diciembre, promovida por la Unión Internacional para las Ciencias del Suelo. Esta asociación también declaró el Decenio del Suelo 2015-2024. Actualmente la restauración del suelo es uno de los pilares dentro de la Década de la Restauración de los Ecosistemas. Dependemos del suelo. Las deficiencias de oligo-elementos como el magnesio están relacionadas con la ausencia de alimentos como los tuberculos y de la cada vez mayor asepsia de las verduras, muchas veces solo por cuestiones estéticas. Somos fanáticos de la limpieza. La proliferación de las alergias infantiles está relacionada con la desconexión de los infantes con el suelo. Nuestra salud depende del suelo —saludable—. Nuestra vida depende del suelo; depende de un súper-organismo.
Referencias
Anthony, M. et al. 2023. Enumerating soil biodiversity. PNAS. https://doi.org/10.1073/pnas.2304663120
Década de la Restauración del suelo. https://www.decadeonrestoration.org/stories/soil-biodiversity-contributions-and-threats
FAO. Biodiversidad del suelo. https://www.fao.org/soils-portal/soil-biodiversity/es/
Wall, DH. et al. 2015. Soil biodiversity and human health. Nature. https://www.nature.com/articles/nature15744
Nota: Esta es la tercera entrega de #SueloUdeA2030, una línea editorial que se publicará durante 2024 como estrategia de apropiación social del conocimiento en torno al suelo en el espacio universitario y urbano. Ésta vincula los tres ejes misionales (investigación, docencia y extensión) como parte de la estrategia #UdeASostenible para generar pedagogía y visibilidad del patrimonio natural de la Universidad. También es una contribución a la celebración del último año de la Década Internacional de los Suelos declarada por la Unión Internacional de Ciencias del Suelo y del Decenio de la Restauración de los Ecosistemas declarada por las Naciones Unidas. Con el apoyo de la División de Infraestructura Física y el Instituto de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
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