Opinión

El planeta tiene 4500 millones de años aproximadamente, las primeras bacterias unos 3500 millones y los primates unos 100 millones.

Muchos científicos están de acuerdo en que la regulación de la atmósfera de nuestro planeta fue posible gracias a la participación de bacterias (Capra, F. «La trama de la vida». 1998).

La vida en nuestro planeta ha sido descrita como una lucha y guerra entre especies. Sin embargo, la vida de plantas y animales surgió por cooperación. Lynn Margulis y Dorion Sagan, lo explicaron así: «La vida no conquistó el globo con combates, sino con alianzas».

Muchas reacciones bioquímicas que favorecen la respiración de nuestras células y sus movimientos de defensa están fundamentadas en bacterias que miles de millones de años atrás invadieron células mayores y lograron constituir, por medio de cooperación, una estructura celular que se adaptó mucho mejor a cambios de temperatura y a la escasez energética.

Somos una mezcla fabulosa de ADN bacteriano, vegetal y animal que, por medio de la cooperación, escaló a lo más alto de la evolución.

La guerra contra las bandas criminales de Medellín se está perdiendo porque no actuamos con base en la evolución biológica. El joven sicario, el niño que transporta armas en su mochila, el jefe de banda que extorsiona desde la cárcel y otros tipos de delincuentes ya están unidos en una compleja red de trabajo que muy poco se resiente con la captura o el homicidio de algunos de sus capos.

Igual que las bacterias y los virus resisten inteligentemente a nuestros medicamentos y vacunas, las bandas criminales mutan, se organizan, se reproducen y migran a otras zonas mientras pasa esta Alcaldía.

Nunca vamos a vencer a los microorganismos, ellos nos llevan miles de años de evolución genética y ante nuevos tratamientos sus procesos de defensa serán más sólidos y estructurados.

Si actuáramos con base en las teorías evolutivas, lo más inteligente para nuestra ciudad no sería luchar contra las bandas criminales, lo mejor es trabajar con ellas, como millones de años atrás lo hicieron las células con las bacterias intrusas. Formando una cooperación para lograr objetivos comunes en bien de toda la ciudad.

Una Alcaldía y una comunidad con puertas abiertas para «los violentos» transformaría la ciudad, con programas de cooperación a jóvenes delincuentes en condiciones de adicción y a niñas y niños en ese mundo de violencia y narcotráfico.

La lucha frontal contra estas personas nunca traerá paz ni esperanza. Millones de años de evolución nos han dado la respuesta: antiguos enemigos unidos logran mejores resultados para la sobrevivencia y la armonía.

En Medellín contamos con excelentes especialistas en resiliencia infantil, psicología, en trabajo social, terapia de familia y puericultura —la crianza del niño sano y feliz—, entre otras. Todos ellos deberían ser los «comandantes de brigada» enviados por la Alcaldía a barrios vulnerables por la violencia y el microtráfico.

Los jóvenes de bandas disfrutando de un día de sol en un campamento de resiliencia, o niñas y niños abusados sexualmente en una experiencia de música y pintura, serán brillantes líderes en el futuro.

Atacando a los virus y bacterias con potentes medicinas hemos fracasado con frecuencia. Pero construyendo acueductos y mejorando las condicione de vida de la gente, muchos eventos infecciosos están hoy día en un nivel tolerable. La cooperación entre todos es la alternativa.

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Nota

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