Sociedad

El Consejo Académico de la Universidad de Antioquia invita a la opinión pública, a la comunidad universitaria y a sus unidades académico-administrativas a defender el uso de la argumentación fundamentada como eje de nuestras reflexiones sobre el Alma Máter, pero también de las que atañen a la sociedad en general. En particular, se hace un llamado a valorar la diversidad de nuestro colectivo y, muy especialmente, a apoyar a nuestros estudiantes, buena parte de los cuales provienen de contextos donde la pobreza, la falta de oportunidades, la violencia física o emocional, y el desarraigo, son factores que afectan la cotidianidad. En medio de este difícil panorama la Universidad tiene la responsabilidad de propender por el uso de la razón de la manera más formativa y crítica posible. 

Pero la Universidad no solo mantiene una voz que alerta a la sociedad, sino que también asume el doble desafío de formar a profesionales aptos para los contextos social, económico, político y cultural contemporáneos; así como a ciudadanos críticos que tengan una perspectiva integral sobre los múltiples desafíos que vivimos y afrontamos como colectivo. 

Con ese doble objetivo en el horizonte, resulta preciso reiterar que el debate sobre las condiciones en las que ingresan, son formados y se gradúan nuestros profesionales, requiere una perspectiva informada sobre el ciclo académico completo. Al respecto se dan debates al interior del Consejo Superior Universitario —CSU—, el Consejo Académico y los consejos de facultades, escuelas e institutos, que son los órganos de la institución encargados de analizar estas situaciones con conocimiento de causa. 

Como ya se ha puesto de manifiesto en diferentes medios de comunicación, estudiantes que provienen de los estratos 1, 2 y 3 del área metropolitana del Valle de Aburrá y de municipios de otras regiones de Antioquia y del país, eventualmente deben matricular en cada semestre académico menos asignaturas, con el fin de dedicar parte de su tiempo a obtener ingresos adicionales, pues sus ingresos personales o familiares no les permiten dedicarse exclusivamente al estudio. 

La Universidad, por supuesto, debe mantener abiertos sus canales y espacios para el análisis y los debates sobre la permanencia de los estudiantes en la institución, más allá de lo que la opinión pública considera justo y necesario. Sin embargo, esa deliberación debe plantearse, como principio, el estar bien informados sobre las condiciones —académicas, económicas y geográficas— que los estudiantes deben afrontar para cursar, de forma exitosa, sus carreras. Esto equivale a decir que requerimos el mejor conocimiento posible sobre los contextos familiares, educativos y socioeconómicos que han determinado la historia previa de los y las estudiantes, pero también cómo el ingreso a la Universidad afecta esas condiciones particulares, de forma que las instituciones podamos acompañar y facilitar este camino hacia un futuro personal con impacto sobre toda la sociedad. 

Los retos que afrontan nuestros estudiantes para ingresar y completar sus estudios superiores en la Universidad de Antioquia son un espejo tanto de las dificultades que afrontamos como colectivo, como también de la superación de esas dificultades con el apoyo de toda la institucionalidad de la región y el país. 

Solo mediante un esfuerzo conjunto y solidario, podremos superar estos desafíos y garantizar un desarrollo positivo para nuestra sociedad.

Consejo Académico
21 de febrero del 2024
 

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