Opinión

La conmemoración de los cien años del escudo universitario es una oportunidad para celebrar el significado del Alma Mater en la vida regional y hasta nacional. Las modificaciones que ha vivido el escudo, desde la fundación del Colegio Franciscano, en el remoto año de 1803, hasta las introducidas a finales del siglo XX, suponen cambios en la configuración de símbolos profundos afianzados al imaginario colectivo como parte de la identidad institucional. Con motivo de esta efeméride abrazamos la historia de la comunidad universitaria y recordamos esta transformación gradual y significativa. 

Desde la Colección de Historia del Museo Universitario nos acercamos a las diferentes versiones que han dado forma al escudo en los 219 años de historia universitaria. Al principio, naufragamos ante la falta de documentos al respecto. De hecho, supimos que don Graciliano Arcila Vélez, fundador del Museo Universitario, tuvo la misma empresa sin hallar buen puerto. Sería gracias al descubrimiento de un primer vestigio donde apreciamos la versión que también fue utilizada por el antiguo Liceo Antioqueño; imagen que hace parte de los acervos de nuestra colección (imagen 1, 2 y 3).

Existe una primera versión, aún más antigua, que la podemos observar en las forjas que hacen parte de las puertas y ventanas del edifico San Ignacio (imagen 4). Descubrimos, además, que, con motivo del primer bicentenario en el año 2003, la Universidad mandó a tallar una medalla conmemorativa con la inscripción que por un lado dice: Primer Escudo, y por el otro, se observa la versión actualizada, tal como la conocemos hoy.

La primera versión del Escudo permite entender un poco la Villa de Medellín durante la época colonial. Hasta finales del siglo XVIII, solo Santafé de Bogotá y Popayán poseían establecimientos de educación superior, a los cuales debía llegar todo aquel que quisiera formarse como profesional. Así las cosas, los vecinos más adinerados de Medellín, dejando de lado los centralismos de siempre, decidieron tener su propio lugar de enseñanza.

Los primeros ánimos se dieron a finales de 1780, pero no sería hasta 1801 que el Rey de España, Carlos IV, autorizó la fundación de un convento y un colegio de la Orden Franciscana en Medellín. Su inauguración demoró dos años más, el 20 de junio de 1803, empezó a funcionar el Colegio de manera provisional en una casa cerca del actual Parque Berrío. Lo que conocemos, hoy día, como el edificio San Ignacio de la Universidad de Antioquia; es el mismo lugar donde en 1803 fue puesta la primera piedra que edificaría el convento y el colegio. 

Reconocer el pasado colonial de la Universidad nos acerca no solo a su identidad, sino que permite esclarecer la relación que ha tenido la Universidad con la historia nacional. Tan así, que incluso en los años de república uno de los próceres más reconocidos, Francisco de Paula Santander, fue quien en 1822 le dio el nombre de Colegio de Antioquia, bajo un decreto legal que dejó atrás el legado franciscano. Por primera vez Antioquia tuvo, con nombre propio, una institución de educación superior.

Estas dos fechas tan controversiales respecto al inicio del más grande proyecto formador de los antioqueños aún se mantienen. A falta de un inicio, tenemos dos: 1803 y 1822. En lo que sí hay un acuerdo, es en el año en que Pedro Justo Berrio, presidente del Estado Soberano de Antioquia, con su aire modernizador, preparó el camino para que el Colegio de Antioquia pasara a llamarse Universidad. A nivel nacional, el país llevaba varios años como República Federal, es entonces cuando varias regiones, entre ellas Antioquia, buscan desarrollar su territorio. Pedro Justo Berrio lo supo de antemano: uno de los baluartes que ayudaría a promover la modernización sería, desde luego, la creación de una gran Universidad.  

En el escudo que tiene por primera vez el nombre de universidad puede observarse el símbolo que hasta ahora permanece vigente: el ancla (imagen 5), significa el lugar seguro que garantiza nuevos horizontes, también una cuerda, que luego pasaría a ser una cadena, que simboliza la hermandad.

Dada la importancia de la Universidad desde principios del siglo XX, los antioqueños quisieron celebrar el primer centenario del Alma Mater. En 1922, el rector Emilio Robledo tuvo la iniciativa de diseñar el arte del nuevo escudo universitario, inspirado por la efeméride del decreto de Francisco de Paula Santander, en 1822. De manera que se encomienda a Horacio Rodríguez, reconocido arquitecto y pintor de la región, la creación del nuevo escudo.

El nuevo diseño conservó el ancla del diseño anterior y fueron agregados dos blandones y la palabra Medellín que parece sostenerlos. Según el manual de identidad de la Universidad de Antioquia, los blandones encendidos significan la luz de la ciencia (imagen 2), luz que se mantiene hasta nuestros días. Salvo por los ornamentos renacentistas que lo encierran desde finales del siglo XX, el escudo actual mantiene el ancla del XIX con la cuerda, pero también los blandones de la primera mitad del siglo XX. Dichos ornamentos emulan el frontispicio de la primera edición de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, realizado por Juan de la Cuesta, cuyas inscripciones Post Tenebras Lux, que significa “después de la oscuridad, luz”, simbología que se ha querido mantener desde el principio.

Un lugar seguro, como un ancla, que ilumine con el conocimiento las incertidumbres, pero sin perder de vista la cuerda -actualmente cadena- que expresa hermandad, lazos estrechos, misión social (imagen 6).
 
Imagen 1. Escudo de la segunda mitad del siglo XIX  
    
Imagen 2. Transparencia, arte final del diseño del Escudo 
Universitario, 11x15cm.  Colección de Historia. MUUA. 
 
Imagen 3.  Bordado original del diseño del 
Escudo del Liceo Antioqueño, 88 x 93.     
  
Imagen 4. Medalla Conmemorativa 200 Años UdeA. 
Colección de Historia. MUUA.                                                                      
  
Imagen 5. Obelisco, homenaje 100 años UdeA. 
Plazuela San Ignacio. (Detalle) 
  
Imagen 6. Medalla conmemorativa 200 Años UdeA. 
Colección de Historia MUUA.

Notas:

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