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Farmacovigilancia y efectos secundarios de medicamentos

10/07/2017
Por: Valentina Restrepo Tabares - Vicerrectoría de Investigación

Integrantes del semillero SESAME estudiaron 583 pacientes en un servicio de hospitalización de la ciudad y gracias a la farmacovigilancia activa pudieron identificar 74 casos de efectos adversos a medicamentos que, de no ser por la búsqueda activa, no se hubieran reportado ni buscado solución.

Fotografía tomada de morguefile.com.

Todos hemos escuchado hablar de los “efectos secundarios” que pueden causar algunos medicamentos o procedimientos médicos, lo que no sabemos todos es que la Organización Mundial de la Salud —OMS— ha definido una disciplina para detectar, valorar, comprender y prevenir estos efectos adversos que se le denomina farmacoviligancia. 

Esta disciplina parte del hecho de que una vez comercializado un medicamento debe hacérsele un seguimiento para reconocer los riesgos que puede tener en la salud; su evaluación, análisis y prevención de los efectos contraproducentes permitirán encontrar información sobre nuevas reacciones y prevenir los daños en los pacientes.

La farmacovigilancia activa se trata de una búsqueda sistemática y más profunda respecto a todos los problemas que pueda producir el uso de algunos medicamentos.

Con la intención de mejorar la identificación y caracterización de estas problemáticas, Andrea Herrera y Sara Lopera, estudiantes de Regencia de Farmacia de la Facultad de Ciencias Farmacéutica y Alimentarias, e integrantes del Semillero de Investigación en Salud Mental, SESAME, investigaron los procesos de farmacovigilancia activa en la sección de hospitalizaciones de uno de los centros médicos de la ciudad de Medellín; además realizaron un seguimiento a las reacciones alérgicas, los efectos tóxicos que puedan afectar las líneas celulares y el estado coagulante de la sangre.

La investigación prestó especial atención a los medicamentos con Vitamina K, ácido folínico y loratadina para identificar problemas de salud en los pacientes que tuvieran relación con dichos componentes. Las investigadoras analizaron las historias clínicas de 74 pacientes, sistematizando el grupo farmacológico y el laboratorio de los medicamentos, además de toda la información relacionada con los distintos problemas como las causas, la gravedad y los síntomas.

Partiendo de la práctica de la farmacovigilancia activa, esta investigación buscó encontrar la forma adecuada de evitar respuestas adversas a los componentes mencionados en los pacientes hospitalizados, además de dar soluciones a los problemas encontrados, diferenciándolos entre cada caso y las necesidades de cada paciente.

En una primera etapa las estudiantes observaron 583 pacientes y encontraron que el 10% presentó algún tipo de reacción adversa a ciertos medicamentos. Con esto, hicieron una selección: “con un total de 74 casos analizados que, de no ser por la búsqueda activa, no se hubieran reportado ni buscado solución”, indican las investigadoras.

Las estudiantes hallaron que 18% fueron incidentes en donde no se presentó daño en el paciente y 82 % fueron eventos adversos donde se evidenció un problema de salud. El 99% de los eventos adversos fueron reacción de tipo idiosincrásico, es decir, debido a condiciones genéticas determinadas o por mecanismos inmunológicos; y 1% incumplimiento del paciente.

El estudio arrojó que oncología fue la especialidad que mayor cantidad de Problemas Relacionados con Medicamentos (PRM) presentó, es decir, donde los componentes de los medicamentos producen más reacciones desfavorables en las personas que son tratadas con ellos.

También se encontró que en un tipo de sedante también se presentaban problemas o fallos terapéuticos. “Con este caso se realizó la intervención con la casa farmacéutica y se decidió el cambio de marca del medicamento en el Hospital”, afirman las estudiantes, quienes además aseguran que con esta acción se garantizó la efectividad y la seguridad para los pacientes que requieren este medicamento.

“Los resultados de la investigación reflejan lo importante que es la farmacovigilancia activa en el fortalecimiento de la salud pública en Colombia; se logró intervenir a tiempo problemas relacionados con medicamentos y se evitaron complicaciones en los pacientes”, concluye Andrea Herrera.

En Colombia es obligatorio realizar actividades de farmacovigilancia en las instituciones de salud, pues es la manera de encontrar problemas relacionados con medicamentos.

Desde el año 2012, la Secretaría de Salud y Protección Social de la Gobernación de Antioquia está fortaleciendo la implementación de un control de medicamentos en aproximadamente 390 IPS entre públicas y privadas. En este proceso se realiza un diagnóstico de distribución a profundidad para reportar y notificar los problemas relacionados con los medicamentos que se utilizan en los diferentes tratamientos a los pacientes, para de esta manera tomar precauciones con las drogas, una de ellas, posiblemente la medida más fuerte, puede ser la prohibición del uso del producto dentro del país por afectar sistemáticamente una amplia cantidad de pacientes tratados.

Pero, a pesar de las medidas implementadas, la investigación sugiere que se ha evidenciado un subregistro de reportes por parte del personal asistencial. La farmacovigilancia activa podría aumentar el reporte de casos e identificar los efectos indeseados no descritos o desconocidos, generar alertas y proponer medidas de intervención para reducir su incidencia. También recomiendan que se dé mayor importancia a la farmacovigilancia activa en la ciudad, puesto que el uso de algún componente puede convertirse en un problema masivo de salud pública.

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